viernes, 7 de junio de 2013

Material didáctico para médico y visitador

La misión de cualquier folleto destinado a la visita médica es la de facilitar al visitador médico el desarrollo de su argumentación para convencer al médico de que recete ese producto. Aunque ahora la mayor parte de los visitadores médicos tienen una formación superior (medicina, farmacia, biológicas, etc.) y los médicos también están mejor formados, hace unas décadas no era así. Los visitadores médicos se elegían entre aquellos aspirantes más dotados para las relaciones publicas, con más don de gentes y facilidad de palabra y de convencimiento, aunque no tuviesen ni idea de medicina. Por otra parte, la formación de los médicos generales no les daba para conocer en profundidad muchos aspectos reservados a las especialidades y era necesario explicarles bien –en ciertos casos- cómo actuaba un producto en ciertas indicaciones más propias de un especialista aun cuando ellos tuviesen también que tratarlas, algo frecuente sobre todo en el ámbito rural.

Así las cosas, muchos de estos folletos eran un ejemplo claro de material didáctico que permitía explicar de forma clara y sencilla qué era lo que se pretendía transmitir para convencer al médico de que recetase tal producto. En la imagen que acompaña este post podemos ver la portada de uno de aquellos folletos. En la misma aparecen tres frases que conducen a lo que se quiere presentar. La primera dice “Los síntomas angustian al paciente” y, precisamente por ello, el paciente acude a la consulta del médico, ya está captada la atención. La segunda decía “Vd. diagnostica un reumatismo”, con lo cual ya centramos al médico en el tema del cual queremos hablarle. Y la tercera decía “Y sospecha un cierto grado de osteoporosis”, de tal forma que el médico tiene claro que van a presentarle un medicamento para tratar el reumatismo y prevenir la osteoporosis.

El interior se asemeja a los libros de texto, con esquemas gráficos e ilustraciones que apoyan los puntos promocionales del producto que, en este caso, era Dinatrofón:
Mejora la movilidad y el dolor al favorecer el aporte proteico y mineral y la regeneración del cartílago.
Frena la osteoporosis al positivizar el balance cálcico y estimular la osteogéneisis, favoreciendo además la neo-vascularización del hueso.
Aumenta la capacidad y el rendimiento muscular al actuar de forma especialmente intensa sobre los músculos (miotropismo) mejorando su función.


Y, por supuesto, no podía faltar una referencia su tolerabilidad, pero argumentada, al indicar que “por su cadena esterificante de 11 átomos de carbono y su triple molécula, potencia su eficacia y carece, a dosis terapéuticas, de efectos indeseables”...

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