jueves, 18 de julio de 2013

Cuando ser ineficaz es una gran ventaja

Hay ocasiones en que la ineficacia de un fármaco en muchas indicaciones (en donde se supone debería actuar) es una gran ventaja. Esta paradoja se daba en Colpotrofín (promestrieno), cuyo interés terapéutico y originalidad reside en que, a diferencia de todos los estrógenos mayores o menores, ejerce su excelente acción trófica sin ningún efecto estrogénico sistémico indeseable: ni de tipo propiamente hormonal (ya que no es captado por los receptores periféricos) ni de tipo farmacodinámico (no produce fijación hidrosódica, ni actúa sobre el sistema neurovegetativo). Una acción trófica local exclusivamente sobre las mucosas vaginal, vulvar y cervical, sin influir sobre otros receptores específicos.

Por eso se destacaba en sus folletos de visita médica, y como prueba concluyente de que carece por completo de efecto sistémico, su completa ineficacia en sofocos y otras manifestaciones neurovegetativas de la menopausia y en la esterilidad por defectos cuantitativos o cualitativos del moco cervical.

En este folleto se destacaba de forma bien clara cómo este preparado carece de efecto estrogénico a nivel sistémico y tiene únicamente efecto trófico a nivel local...

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