viernes, 11 de abril de 2014

Usar mal los antibióticos perjudica... a todos

La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) durante su Congreso anual, celebrado entre los días 9 y 11 de abril en el Palacio de Congresos de Valencia, ha advertido del aumento en España de las infecciones por bacterias resistentes a casi todos los antibióticos disponibles, debido a su uso incontrolado e indiscriminado. Según la Red Europea de Vigilancia de las Resistencias a Antibióticos EARS-net y la Red de Vigilancia del Consumo de Antibióticos ESAC, España se encuentra entre los países de Europa con mayores tasas de consumo y resistencia a antibióticos en general.
  
El vicepresidente de la SEIMC, el doctor Rafael Cantón, ha destacado que "el uso prudente de los antibióticos, es decir tomar los antibióticos sólo cuando sean necesarios, en su correcta dosis y duración, puede contribuir a detener el desarrollo de bacterias resistentes y ayudar a que los antibióticos sigan siendo eficaces en el futuro".

Según los expertos, uno de los "peligros" del consumo inadecuado de los antibióticos es que "compromete la eficacia del tratamiento de las infecciones y favorece el aumento de las bacterias resistentes. Incluso, éstas pueden diseminarse y causar infecciones a otras personas que no hayan tomado ningún antibiótico". Las bacterias resistentes podrían llegar a ser inmunes frente a cualquier antibiótico conocido, lo que "compromete enormemente la curación del paciente".
  
Los dos "grandes pilares" del control de las resistencias se basan en el uso "prudente" de los antibióticos, sólo cuando se necesitan no en infecciones virales como resfriados, catarros y gripes, y en las medidas de control de la infección como el lavado de manos.

La SEIMC ha destacado cómo el aumento del uso de los antibióticos "incrementa los costes sanitarios y puede favorecer su toxicidad, sobre todo en pacientes con más factores de morbilidad y mortalidad" e igualmente ha destacado que “una vez que las bacterias son resistentes, el tratamiento de las infecciones causadas por éstas plantea un gran reto: los antibióticos que se utilizan habitualmente ya no son eficaces y los médicos tienen que elegir otros distintos, menos eficaces y con mayor toxicidad”.

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