lunes, 7 de julio de 2014

Principios de práctica clínica en esquizofrenia

Cada año se diagnostican en Europa unos 170.000 nuevos casos de esquizofrenia, una enfermedad que se caracteriza tanto por sus llamados síntomas positivos (alucinaciones, delirios, etc.), como negativos (apatía emocional). Los antipsicóticos denominados “atípicos” ofrecen una buena alternativa de tratamiento y, en general, evitan los efectos secundarios de los antipsicóticos tradicionales o “típicos”, entre los que destaca el de la producción de movimientos extrapiramidales (movimientos involuntarios).  Los jóvenes que padecen por primera vez un episodio agudo de esquizofrenia son particularmente sensibles a los movimientos extrapiramidales así como a la disfunción sexual  inducida por muchos antipsicóticos. Esta puede ser una de las causas para el incumplimiento del tratamiento y la consiguiente aparición de nuevos episodios esquizofrénicos, por eso es tan importante contar con un fármaco que desde el principio sea eficaz y seguro para los pacientes que lo toman.

Hace años, un panel de expertos, presidido por el profesor Carlo Altamura, de la Universidad de Milán (Italia) estableció en Montreux (Suiza) unos principios de práctica clínica que abarcaban las siguientes áreas:
-         Los retos en el diagnóstico y evaluación.
-         Los problemas producidos por la selección del tratamiento a corto y largo plazo.
-         Las dificultades inherentes a la construcción de una buena relación con el paciente.
-         El reto de identificar el tratamiento aceptable para el paciente.

Como señaló Altamura, “estamos en una época de grandes oportunidades gracias a la nueva generación de fármacos y las interveciones psicosoiales de que disponemos, cuyo potencial para mejorar la práctica clínica actual ofrece un futuro más esperanzador a nuestros pacientes”.

En la imagen (de izqda. a dcha) los doctores Rajiv Tandon, Carlo Altamura, Martín Brecher, Ihor W Rak y David Healy, en la reunión de Montreaux.

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