(El Inefable) Como la venta de
medicamentos cada vez deja menos dinero a las farmacias (por ejemplo, un
producto para tratar la hipertensión cuesta
menos que un paquete de chicle), estas deben encontrar nuevas vías que les
permitan aumentar su facturación. En este sentido, el Colegio de Farmacéuticos
de Madrid ha iniciado una campaña
informativa destinada a fomentar el conocimiento y la utilización
de las plantas medicinales, pero aclarando que han de utilizarse bajo formas
farmacéuticas adecuadas y contar con el consejo farmacéutico.
Según han hecho público, “las plantas medicinales tienen buena
aceptación porque son más seguras, presentan menos efectos secundarios y además
ofrecen una gran variedad”, aunque no añaden que también son más caras que
cualquier medicamento tradicional destinado a tratar una enfermedad
equivalente.
Tradicionalmente, las plantas medicinales han sido el recurso
más utilizado por el hombre para tratar las enfermedades, pero quedaron
relegadas a un segundo plano con la aparición de los medicamentos de síntesis.
Tras este periodo, se ha vuelto a experimentar un incremento de la demanda de
estos productos (a los que apodan “naturales” pero que son naturalmente más caros) y actualmente más de la mitad de los españoles suele recurrir a ellos para aliviar o tratar sus problemas de salud.
Para poner en valor el papel del farmacéutico, el Colegio de
Farmacéuticos de Madrid destaca que “se hace necesario el consejo y seguimiento
de un profesional como el farmacéutico que asesore adecuadamente a los
consumidores sobre cuál es la planta más adecuada para su caso teniendo en
cuenta su situación personal y si toma o no otros medicamentos”. El farmacéutico
está capacitado para “prescribir” (término que tanto irrita a los médicos que
lo creen de su exclusiva competencia) plantas medicinales y, desde luego,
dedicará al paciente más tiempo y atención que en cualquier consulta médica,
pero eso sí, la diferencia a la hora de pagar saltará a la vista.
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