viernes, 31 de julio de 2015

¿Y quién recertifica al médico?

(Diario El Inefable) El presidente de la mutua Previsión Sanitaria Nacional (PSN), Miguel Carrero, ha dedicado el editorial del último número de la revista de su institución a reflexionar sobre la tan debatida necesidad o no de recolegiación o recertificación del médico.
Por su interés, compartimos dicho texto con los lectores del "Diario El Inefable":

LA RECOLEGIACIÓN DEL MÉDICO
"Últimamente ha tomado cuerpo una iniciativa que lleva años rondando por los colegios profesionales de Médicos: la recertificación, hoy recolegiación. Este proceso, que se ha dado en denominar validación periódica de la colegiación, tendrá carácter universal y obligatorio. La medida entrará en vigor en 2016 y, según informan sus impulsores, pretende adelantarse a la directiva de la Unión Europea de Cualificaciones Profesionales que establece la recertificación obligatoria de los profesionales de la salud para 2017.

La obligación de que los profesionales de la Medicina pasen un filtro periódico que “garantice” su idoneidad o no para desempeñar su trabajo nace con un importante problema. La profesión médica es, como ocurre con la mayoría de las universitarias, vocacional, con todo lo que ello implica.

La autorresponsabilidad para con su labor está en el ADN de los médicos que son un colectivo especialmente proclive a la formación y actualización de sus conocimientos como una necesidad inherente a su trabajo y en consonancia con su responsabilidad. Por tanto, obligar a estos profesionales a evaluarse periódicamente supone dar por hecho que debe fiscalizarse al médico por si no cumple con su obligación. Pero puede irse más allá, y es que demostrar su formación médica continuada y su desarrollo profesional se recoge en la normativa propuesta con carácter voluntario. No son voluntarios –aunque su incumplimiento no será punible– otros apartados de la validación periódica de la colegiación como acreditar una aptitud psicofísica idónea, certificar la vida laboral en la empresa en la que trabaja y dar fe de su buena praxis, labor, por otro lado, ya intrínseca a los colegios profesionales.

Hay un elemento fundamental a tener en cuenta sin el que es imposible entender esta crítica. El ejercicio de la Medicina se sustenta sobre un pilar fundamental: la libertad. Los médicos pueden y deben ejercer en libertad y ello choca frontalmente con una medida que parece estar llamada a estandarizar el acto médico. Si en algo es diferencial el ejercicio de una profesión como la Medicina es que el trato al paciente o la forma en la que aborda determinada dolencia debiera de depender exclusivamente del juicio clínico. Esta autonomía está íntimamente ligada a la responsabilidad del colectivo porque libertad y responsabilidad son dos conceptos que deben ir de la mano.

El pensamiento único o, en este caso, la formación única es más propia de mentalidades estrechas que en nada ayudan al sano desarrollo de esta noble profesión. De otro lado, podríamos cuestionar quién es el encargado de esta recertificación. Y, ¿quién recertifica al que recertifica? ¿Qué garantías tenemos de que quien ejerce la labor auditora está preparado para hacerlo? Las competencias son adquiridas por los facultativos durante su formación. Independientemente de dónde y cómo se hayan formado y capacitado (universidades, centros asistenciales, hospitales públicos y privados…), el esfuerzo individual del médico por mantenerse competente a lo largo de su vida profesional debe ser inherente al ejercicio libre y responsable. Además, hay que añadir que en distintas experiencias internacionales encontramos propuestas muy diferentes de la que se plantea en España. En algunos casos, hablamos de constatar determinados méritos para acceder a puestos concretos y quien lo hace es la institución que ofrece el cargo. Todo este debate debe ponerse en un contexto de progresivo declive laboral de las nuevas generaciones de médicos, a los que el sistema parece estar transformando de profesionales libres y responsables y con un alto grado de autoexigencia en meros técnicos asalariados, encasillados y dirigidos, y frente a esta realidad es sobre la que deben centrarse los esfuerzos".
Miguel Carrero, presidente de Previsión Sanitaria Nacional

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