sábado, 5 de septiembre de 2015

Recursos ¿humanos?

(Diario El Inefable) Hoy queremos compartir con nuestros lectores el artículo publicado en el blog "Descubriendo talento" por Isabel Iglesias, directora asociada de Talentia Human Resources:

SEÑORES DE RRHH: ¡NECESITAN UN DESPIDO EN SU CURRICULUM!


Hace 7 años me despidieron.
En algún post ya he comentado lo que supuso para mi aquél despido: una especie de mezcla entre miedo y liberación.
Liberación porque sentía que me estaba aferrando como una descosida a un puesto de trabajo que no me aportaba absolutamente nada, en una empresa tóxica, con una cultura organizacional basada en el miedo y con compañeros que estaban más preocupados en ponerse a salvo ellos que en girar la cabeza para ver qué te estaba pasando.
Curiosa la reacción del ser humano cuando sentimos peligrar algo que forma parte de una aparente “estabilidad“.
Preferimos seguir sufriendo y pasándolo mal pese a que sabemos de sobra que no es nuestra mejor opción y, lo que quizá es peor, no hacemos nada por cambiar esa situación sino que esperamos a que el tiempo termine por aclararnos el camino.
Y miedo por no saber cómo podía afectar a mi carrera profesional y cómo podría ser interpretado de cara a un nuevo proceso de selección.
En aquellos momentos me parecía que lo más difícil era tratar de explicarle a alguien que iba a estar al otro lado de la mesa, aquél que tantas veces yo había ocupado, por qué me habían despedido. O más bien que (no) había hecho para que se produjese.
Una de las cosas que descubrí a raíz de aquél despido es que pienso que TODOSnecesitamos pasar por ahí en algún momento de nuestra vida profesional.
Y lo necesitamos por varias razones:
- Por muy empáticos que queramos ser, que hay mucha gente que lo es, hasta que no se pasa por un despido que no nos esperábamos, difícilmente seremos capaces de entender qué significa.
Hasta que me despidieron me consideraba una persona empática con la gente a la que había tenido que despedir.
Era capaz de “casi” entender sus emociones, les apoyaba, animaba y les ayudaba en todo lo que estaba en mi mano para hacerles el trago menos amargo de lo que ya de por sí era.
No nos engañemos: no fui capaz de llegar a entender esa especie de sentimiento depérdida y desgarro interior que se siente cuando sabes que de la noche a la mañana ya no verás a tus compañeros, ni encenderás el ordenador, ni te tomarás ese café con tal compañer@, hasta que me vi en esa misma situación que tantas veces había vivido como espectadora.
- A raíz de aquél despido empecé a ver de una forma muy distinta a todas aquellas personas que entrevistaba y que habían pasado por esa misma situación.
Algo que nos suele ocurrir a los reclutadores es que cuando cae en nuestras manos un currículum de una persona que intuimos que ha sido despedida o nos lo menciona en una entrevista, solemos pensar que algo no funciona bien. Aunque muchos entrevistadores no lo reconozcan, suele ser habitual que en algún momento de la entrevista esa idea sobrevuele y que tratemos de averiguar si la persona que tenemos delante se ha “merecido o no ese despido“.
Sin embargo, esa sensación cambia cuando nosotros hemos pasado por ahí. Somos conscientes de que en muchas ocasiones las decisiones de las empresas de prescindir de alguien no se rigen precisamente por criterios objetivos.
- Me parece sumamente injusto que un hecho que puede ser debido a factores que, incluso se escapan a nuestro propio control, condicione nuestra carrera profesional.
Hace algún tiempo una empresa rechazó a un candidato que le había presentado y que reconoció que encajaba como un guante en el puesto de trabajo por un tropiezo que había tenido esa persona a nivel laboral hacía ¡10 años!. Y encima era un puesto de trabajo que no tenía nada que ver con el de la vacante para la que se había presentado.
¡10 años!
¿Cuántas cosas podemos aprender, mejorar y desarrollar en ese tiempo?
Y no estoy hablando de algo serio que hubiese podido llevar a la bancarrota a la empresa. Era un tropiezo a nivel laboral como el que podemos tener cualquiera de nosotros.

¿Crees que alguien que ha pasado por un despido no es un buen candidato?

Recuerdo uno de los despidos más amargos que he tenido que hacer en todos estos años: se trataba de una persona que yo había contratado unos años antes y tras una serie de cambios en un departamento, el director del mismo decidió que ya no la quería.
En realidad no había cambiado nada. Ella seguía siendo la misma persona de siempre y trabajaba de la misma manera. Lo triste del asunto era que la verdadera razón obedecía al puro capricho de este  directivo.
Como profesionales de Recursos Humanos suele ser frecuente que nos encontremos en la tesitura de tener que defender una decisión que no hemos tomado y que, incluso, ni siquiera compartimos. Y además ser capaces de transmitirlo con todo el cariño del mundo para no dañar más si cabe la autoestima de la persona a la que se lo estamos comunicando.
Aquél día no tenía ni motivos ni argumentos para decirle. No podía inventarme algo que no existía y además tenía que tratar de dejar “en buen lugar” a la empresa.
Tiempo después pensé qué habría dicho esa persona en la siguiente entrevista cuando le preguntasen por qué había dejado de trabajar en la empresa. Y no creo que pudiese decir mucho porque la realidad es que nunca hubo motivos.
Eso mismo nos puede suceder a cualquiera. Pese a que lo edulcoremos y disfracemos frente a un reclutador, la realidad es que hay despidos que se hacen a capricho y  que no hay mucho que se pueda decir.
Quiero acabar este post con una reflexión final en forma de pregunta:
¿Cuánto tiempo de nuestra vida necesitaremos para borrar de nuestro currículum un despido?
El próximo 8 de Septiembre estaré en la Unir impartiendo una OpenClass online sobre cómo reclutar en LinkedIn, Facebook y Twitter. La asistencia es gratuita.

Isabel Iglesias, directora asociada de Talentia Human Resources

No hay comentarios: