jueves, 3 de noviembre de 2016

Cada persona expresa diferente el trastorno de falta de atención e hiperactividad

(AZprensa) El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) afecta al tres  o cuatro por ciento de los adultos y en torno al cinco a siete por ciento de los niños, unas cifras y consecuencias sobre las que se ha referido la Dra. Raquel Almendral Doncel, especialista en Neuropediatría del Hospital General de Tomelloso, quien ha colaborado con el Colegio de Médicos de Ciudad Real para divulgar este problema médico y social.

Según explica “no es un trastorno generalizado; es un trastorno personal, porque cada persona tiene su forma de expresarlo. Tratamos personas, por tanto, y por eso es importante ver qué es el trastorno, cuáles son sus características principales y cómo va evolucionando dependiendo de las circunstancias de cada persona”.

Sobre los síntomas que pueden sospechar que un adulto sufre este trastorno la Dra. Almendral comenta que son los mismos que en los niños si no ha estado tratado. “Se trata de un adulto impulsivo, hiperactivo, con déficit de atención que se va imponiendo a lo largo del tiempo, con baja tolerancia a la frustración, que se enfada fácilmente. Incluso puede tener trastorno de personalidad, ser antisocial, por ejemplo”. Sin embargo, muchos de estos síntomas forman parte de la normalidad, de hecho, “para considerarlo trastorno tiene que producir un problema real en al menos dos ámbitos de la vida de la persona, por ejemplo, en el del trabajo y en el social”.

En cuanto al diagnóstico, puede ser más complicado en el adulto. Por una parte, porque muchas veces los síntomas son asumidos como parte de su personalidad, y por otro, porque hay que buscar comorbilidades que en el niño no existen”. En conclusión, un adulto y un niño con TDAH se diferencian poco en cuanto a síntomas, pero en el caso del niño, “su cerebro se está preparando para un futuro, y si se es adulto hay dos posibilidades: si está bien tratado, es posible que tenga una vida normal, y si no, que tenga comorbilidades, es decir, más riesgo de tener depresión, ansiedad, consumo de drogas, etc.”.

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