La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte
y discapacidad en los pacientes con diabetes tipo 2 en los países
industrializados. Estos pacientes tienen un riesgo 2-4 veces mayor de padecer
enfermedad coronaria que las personas no diabéticas.
Los IECA son ampliamente aceptados como el “patrón oro” en
el tratamiento antihipertensivo en pacientes con diabetes y han demostrado
contribuir a prevenir y revertir la enfermedad renal. No obstante puede
necesitarse un bloqueo más completo del sistema renina-angiotensina para
cumplir los objetivos terapéuticos de control de la presión arterial.
Los IECA modulan el sistema renina-angiotensina a nivel de
la enzima convertidora de la angiotensina (incluido el efecto sobre la
bradiquinina) mientras que los ARA II ofrecen un bloqueo más selectivo a nivel
del receptor AT1 y también han demostrado potenciales propiedades
renoprotectoras.
Según el profesor Carl Eric Mogensen, de Dinamarca, “la
combinación de ambos tipo de fármacos (IECA’s y ARA II) proporciona beneficios
adicionales en la reducción de la presión arterial, clínicamente relevantes,
especialmente en este grupo de pacientes que son difíciles de tratar”.
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