A todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo y nuestro
esfuerzo a favor de la empresa y por ello siempre se agradecen los
reconocimientos –públicos o en privado- de ese esfuerzo, por parte de los
superiores jerárquicos.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de la que ha sido
considerada como la “fusión modelo” entre compañías, la que dio lugar al
nacimiento de la farmacéutica AstraZéneca. En un tiempo record se agilizó todo
el proceso, de tal forma que apenas 80 días hábiles después del anuncio de
fusión, la nueva compañía estaba lista para operar comercialmente con nueva
estructura.
Para dar el pistoletazo de salida –la fecha fue el 1 de
junio de 1999- cada organización (bien se tratase de centros de investigación,
fábricas u oficinas comerciales) se dio cita en una reunión multitudinaria en
cada país, estando todas ellas interconectadas vía satélite. De forma
simultánea, el director ejecutivo del nuevo grupo, Tom McKillop, agradeció la
colaboración prestada por todos los empleados y de manera especial el esfuerzo realizado
por aquellos que se integraron en unos grupos de trabajo especiales. En estos
grupos se juntaron empleados tanto de Astra como de Zéneca en representación de
cada uno de los departamentos para compartir información y unificar la misma.
Pero McKillop quiso también hacer extensivo ese agradecimiento “a las familias”
de todos esos empleados que debieron padecer también esa sobrecarga de trabajo.
Tras su alocución intervino después el presidente de cada
país que, en el caso de España era Carlos Trias (en la imagen). En su mensaje
destacó la profesionalidad y entusiasmo de todos los empleados, diciendo que
para él lo más importante “es lo que hay detrás de la fusión: un gran equipo
humano”.
Pues bien, todo ello fue un claro ejemplo del reconocimiento
de los empleados como “personas” y no como simples “operarios”. Y hubiera
estado todo bien con este detalle, pero –como ya dijimos- esta fue una fusión
modelo y por eso fue más allá también en el reconocimiento: todos aquellos
empleados que formaron parte de los grupos especiales de trabajo no recibieron
tan solo unas palabras de agradecimiento público sino también... una
compensación económica equivalente a una mensualidad extra por aquél esfuerzo
adicional.
¿Cuántas veces se ha visto esto? Me parece que pocas, por no
decir ninguna. Tanto que se habla y se llenan la boca los directivos de la
importancia de los “recursos humanos” y luego a la hora de la verdad los tratan
como simples números. En cambio, AstraZéneca dio ejemplo a todos de la
importancia de tratar a los empelados como personas y pasar de las palabras
(agradecimientos públicos) a los hechos (gratificación monetaria adicional).
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