domingo, 31 de marzo de 2024
Ahora no hablan del nivel de los pantanos
sábado, 30 de marzo de 2024
Los tres instintos básicos de los seres vivos
(AZprensa) El
ser humano es un ente biológico que se mueve por tres instintos básicos, los
cuales rigen todo su comportamiento. Esos tres instintos son (1) el instinto de
supervivencia; (2) el instinto de reproducción; y (3) el instinto de
transmisión de conocimientos. Todo ello está encaminado, como puede suponerse,
a la perpetuación de la especie. Estos tres instintos –que analizaremos con más
detalle a continuación- están presentes en todos los seres vivos, desde los
organismos unicelulares hasta los mamíferos, entre los cuales se encuentra el
ser humano. Lo queramos o no, los seres humanos estamos “atados” a estos tres
instintos, gracias a los cuales seguimos vivos y damos lugar a una generación
tras otra. Pero no vayas a creer que nosotros somos algo muy distinto a los
demás seres vivos; estos tres instintos básicos están igualmente presentes en
el reino vegetal y, en definitiva, en todos los seres vivos e incluso en los
virus (que forman un grupo aparte, diferenciado de animales y plantas, pero que
igualmente se ven supeditados a estos tres instintos).
El ser humano no se diferencia, pues, ni de los animales, ni de las plantas, ni de los virus… al igual que todos ellos es esclavo de estos tres instintos básicos ya que de ellos depende su supervivencia. Pero analicemos con un poco más de calma cada uno de ellos.
1.- Instinto de supervivencia.- Este es uno de los más sencillos y evidentes. Todos los seres vivos reaccionan defensivamente, y de manera innata, frente a cualquier peligro. Cuando nos asomamos a una barandilla sobre un precipicio, instintivamente nos agarramos con fuerza a la misma para no caer; cuando tocamos algo muy caliente retiramos inmediatamente la mano, antes incluso de que el razonamiento nos lleve a considerar que eso ponía en peligro nuestra integridad física; cuando se produce un fuerte ruido nos encogemos como buscando refugio; si estamos en peligro de ahogarnos, movemos manos y piernas y gritamos pidiendo ayuda… Los seres vivos están dotados de terminaciones nerviosas que mediante el signo del dolor, el vértigo y las emociones innatas como el miedo, nos advierten de esos peligros y no hace falta que nos paremos a pensar si hay motivos fundados o no para evitar ese peligro, nuestro cuerpo, de forma autónoma reacciona ante esos estímulos para evitar el daño e incluso la muerte.
Como puedes ver no somos dueños de nuestros actos, es la propia naturaleza la que se encarga –sin consultarnos- de procurar que sigamos vivos e íntegros, porque la Naturaleza nos quiere así: vivos e íntegros.
Y sin embargo muchas veces el ser humano, en un ejemplo de aberración, trata de anular ese instinto de supervivencia. A la insensatez se la bautiza como “valentía” o “intrepidez”. Se juega estúpidamente a poner la vida en peligro sin que ello reporte más beneficio que el reconocimiento social. La gente sigue haciéndose “selfies” al borde de precipicios y cayendo al vacío en ciertas ocasiones; sigue organizando apuestas temerarias bien sean de conducción, de comida o de borrachera; sigue consumiendo venenos “legales” tales como la comida basura, el alcohol y el tabaco; persiguen “acabar” con el tráfico de drogas convirtiendo a estas en productos legales, tal como está sucediendo en muchos países con la marihuana (cannabis); e incluso se promociona y financia desde los gobiernos la muerte de niños (aborto) y la muerte de adultos (eutanasia), en el primer caso porque sale más barato matar a un feto que mantener y criar a un niño, y en el segundo caso porque resulta más barata la eutanasia que aplicar cuidados paliativos para lograr una muerte digna.
El cuerpo humano es nuestro recipiente, nuestro envase, y la obligación que tenemos todos es la de cuidarlo para que funcione con salud el mayor tiempo posible. Por eso, no sólo el suicidio sería “pecado” contra este instinto básico; también lo serían una mala alimentación, unos hábitos de vida que pongan en peligro la misma; y todo aquello que dañe –en definitiva- nuestro cuerpo, incluyendo aquí también la mortificación corporal que se infringen algunos religiosos y que lejos de ser una práctica santa son un pecado al dañar el cuerpo que Dios (o la Naturaleza, si eres ateo) nos ha dado.
2.- Instinto de reproducción.- Todos los seres vivos estamos programados para la reproducción. “Creced y multiplicaos” se dice en la Biblia. Y ese instinto de reproducción está igualmente presente en todos los seres vivos. Las plantas germinan y producen frutos y semillas para perpetuar la especie; los virus –que son una cosa aparte- se replican, es decir, se “fotocopian” en cuanto encuentran un ambiente óptimo para hacerlo; los animales tienen fijados unos ciclos de apareamiento precisamente en aquellos entornos y épocas del año más propicias para que la prole salga adelante; y los primates y los seres humanos… estos son un caso aparte.
Mientras en todos los demás animales la sexualidad está dirigida exclusivamente a la reproducción y esta se hace siempre en los momentos más adecuados para ello, en los primates y en los seres humanos, la sexualidad dura los 365 días al año. ¿Qué significa esto? Simplemente que por las capacidades de estos seres, la época del año no influye en la gestación y crianza de nuevos individuos, pero nada más. La sexualidad es un instinto exactamente igual que el que se observa en otros animales con la única diferencia de que en este caso se puede hacer también por placer y no sólo como un mecanismo frío de reproducción.
Cuando
hombres y mujeres se arreglan y perfuman para atraer al sexo contrario (para
“ligar” se llama), no se dan cuenta que no son ellos los que controlan ese
cortejo amoroso, sino que es el instinto natural de reproducción el que les
incita a acicalarse para atraer a su pareja y reproducirse aunque después se
utilicen métodos anticonceptivos o no se llegue a consumar la relación sexual.
El hombre o mujer que se arregla y perfuma para atraer a su posible pareja está
haciendo exactamente lo mismo que los urogallos cuando extienden sus plumas y
realizan cantos y bailes para atraer a su pareja; y están siguiendo unos rituales
para llamar la atención y atraer, al igual que cualquier mamífero, ave, reptil
o insecto.
Pero en el ser humano, también la aberración está presente. Desde los gobiernos se fomenta y promociona la utilización de la sexualidad sólo como instrumento de disfrute, no de reproducción (la razón es muy sencilla: “que disfruten follando –que eso no nos perjudica- mientras nosotros nos enriquecemos”, piensan aquellos que dirigen el mundo). Y aún hay más. Se utiliza el aborto como si fuese un “método anticonceptivo” simplemente porque ese embarazo iba a impedir unas vacaciones o comprarse un coche nuevo. Se intenta convencer a la población de que la homosexualidad es algo normal (cuando la homosexualidad claramente es contraria al instinto natural de reproducción).
Los seres vivos tienden a reproducirse y todo lo que vaya en contra de la reproducción de la especie va en contra de la Naturaleza. Otra cosa es –como ya hemos comentado- que primates y humanos pueden utilizar la sexualidad para disfrute, pero no sólo para eso, sino también para crear una familia y un proyecto de vida. Y los dos extremos son malos: Lo mismo que la homosexualidad va en contra de este instinto básico, también va en su contra el celibato.
El ser humano, para estar en armonía con este instinto básico común en todas las especies, debe reproducirse en la medida de sus posibilidades, ya que una reproducción incontrolada, que dañe el cuerpo de la madre y/o impida dar a los hijos una vida digna, es tan aberrante como utilizar siempre el sexo únicamente por placer o no utilizarlo nunca.
3.- Instinto de transmisión de conocimientos.- Podría pensarse que esto no es muy importante, pero –querámoslo o no- está arraigado en todas las especies. En el reino animal, los padres enseñan a sus hijos aquello que han aprendido, qué es lo que se debe comer, cómo protegerse del frío o el calor, cómo valerse por sí mismo. En el reino vegetal, las especies van aprendiendo de sus padecimientos para transformarse en variedades más resistentes. En el reino microbiano, ahí están las llamadas “resistencias” que generan dichos seres aprendiendo a defenderse de todo lo que las ataque. E igualmente en los virus, que no están ni vivos ni muertos, pero sí se reproducen auto replicándose, también ellos “aprenden” y constantemente dan lugar a nuevas mutaciones más resistentes.
Los seres más evolucionados, como nosotros, tenemos eso que se llama “curiosidad” y gracias a ella vamos explorando el mundo que nos rodea y gracias a ello vamos aprendiendo. Pero ese aprendizaje no se queda sólo en nosotros sino que lo vamos transmitiendo a nuestros congéneres y a nuestra descendencia.
De
forma innata tenemos el instinto de contar a los demás lo que vamos
descubriendo y aprendiendo, de preguntar aquello que no sabemos y de compartir
con los demás nuestros conocimientos y experiencias. Y todo esto lo hacemos
porque estamos programados para ello, porque el conocimiento del entorno y la adaptación
a los continuaos cambios del mundo en que vivimos son igualmente imprescindibles
para la supervivencia. No somos nosotros, pues, los que “decidimos” aprender y
transmitir conocimientos, es nuestro instinto básico el que nos mueve a ello,
al igual que lo hacen –en la medida de su capacidad- los animales y demás seres
vivos.
En conclusión, los seres
humanos no somos muy distintos de bacterias, virus, plantas o animales: Todos
estamos programados para tratar de conservar nuestra salud y nuestra vida, para
reproducirnos y para aprender y transmitir nuestros conocimientos a nuestros
congéneres. Gracias a estos tres instintos básicos se perpetúan las especies;
sin ellos, estarían abocadas irremediablemente a la extinción. Otra cosa es que
el ser humano se empeñe una y otra vez en ir “contra la naturaleza”, contra su
propia naturaleza.
Para finalizar, me viene a la memoria eso que se dice siempre como objetivo de una vida plena: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. (Plantar un árbol es un claro símbolo de apuesta por la vida; tener un hijo es cumplir ese propósito de perpetuar la especie; y escribir un libro, es un claro ejemplo de transmisión de conocimientos. Tres pilares básicos que están insertos en nuestra propia naturaleza para que la vida se siga abriendo camino).
Vicente Fisac
(Madrid, 1949) es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en
Amazon.
El ser humano no se diferencia, pues, ni de los animales, ni de las plantas, ni de los virus… al igual que todos ellos es esclavo de estos tres instintos básicos ya que de ellos depende su supervivencia. Pero analicemos con un poco más de calma cada uno de ellos.
1.- Instinto de supervivencia.- Este es uno de los más sencillos y evidentes. Todos los seres vivos reaccionan defensivamente, y de manera innata, frente a cualquier peligro. Cuando nos asomamos a una barandilla sobre un precipicio, instintivamente nos agarramos con fuerza a la misma para no caer; cuando tocamos algo muy caliente retiramos inmediatamente la mano, antes incluso de que el razonamiento nos lleve a considerar que eso ponía en peligro nuestra integridad física; cuando se produce un fuerte ruido nos encogemos como buscando refugio; si estamos en peligro de ahogarnos, movemos manos y piernas y gritamos pidiendo ayuda… Los seres vivos están dotados de terminaciones nerviosas que mediante el signo del dolor, el vértigo y las emociones innatas como el miedo, nos advierten de esos peligros y no hace falta que nos paremos a pensar si hay motivos fundados o no para evitar ese peligro, nuestro cuerpo, de forma autónoma reacciona ante esos estímulos para evitar el daño e incluso la muerte.
Como puedes ver no somos dueños de nuestros actos, es la propia naturaleza la que se encarga –sin consultarnos- de procurar que sigamos vivos e íntegros, porque la Naturaleza nos quiere así: vivos e íntegros.
Y sin embargo muchas veces el ser humano, en un ejemplo de aberración, trata de anular ese instinto de supervivencia. A la insensatez se la bautiza como “valentía” o “intrepidez”. Se juega estúpidamente a poner la vida en peligro sin que ello reporte más beneficio que el reconocimiento social. La gente sigue haciéndose “selfies” al borde de precipicios y cayendo al vacío en ciertas ocasiones; sigue organizando apuestas temerarias bien sean de conducción, de comida o de borrachera; sigue consumiendo venenos “legales” tales como la comida basura, el alcohol y el tabaco; persiguen “acabar” con el tráfico de drogas convirtiendo a estas en productos legales, tal como está sucediendo en muchos países con la marihuana (cannabis); e incluso se promociona y financia desde los gobiernos la muerte de niños (aborto) y la muerte de adultos (eutanasia), en el primer caso porque sale más barato matar a un feto que mantener y criar a un niño, y en el segundo caso porque resulta más barata la eutanasia que aplicar cuidados paliativos para lograr una muerte digna.
El cuerpo humano es nuestro recipiente, nuestro envase, y la obligación que tenemos todos es la de cuidarlo para que funcione con salud el mayor tiempo posible. Por eso, no sólo el suicidio sería “pecado” contra este instinto básico; también lo serían una mala alimentación, unos hábitos de vida que pongan en peligro la misma; y todo aquello que dañe –en definitiva- nuestro cuerpo, incluyendo aquí también la mortificación corporal que se infringen algunos religiosos y que lejos de ser una práctica santa son un pecado al dañar el cuerpo que Dios (o la Naturaleza, si eres ateo) nos ha dado.
2.- Instinto de reproducción.- Todos los seres vivos estamos programados para la reproducción. “Creced y multiplicaos” se dice en la Biblia. Y ese instinto de reproducción está igualmente presente en todos los seres vivos. Las plantas germinan y producen frutos y semillas para perpetuar la especie; los virus –que son una cosa aparte- se replican, es decir, se “fotocopian” en cuanto encuentran un ambiente óptimo para hacerlo; los animales tienen fijados unos ciclos de apareamiento precisamente en aquellos entornos y épocas del año más propicias para que la prole salga adelante; y los primates y los seres humanos… estos son un caso aparte.
Mientras en todos los demás animales la sexualidad está dirigida exclusivamente a la reproducción y esta se hace siempre en los momentos más adecuados para ello, en los primates y en los seres humanos, la sexualidad dura los 365 días al año. ¿Qué significa esto? Simplemente que por las capacidades de estos seres, la época del año no influye en la gestación y crianza de nuevos individuos, pero nada más. La sexualidad es un instinto exactamente igual que el que se observa en otros animales con la única diferencia de que en este caso se puede hacer también por placer y no sólo como un mecanismo frío de reproducción.
Pero en el ser humano, también la aberración está presente. Desde los gobiernos se fomenta y promociona la utilización de la sexualidad sólo como instrumento de disfrute, no de reproducción (la razón es muy sencilla: “que disfruten follando –que eso no nos perjudica- mientras nosotros nos enriquecemos”, piensan aquellos que dirigen el mundo). Y aún hay más. Se utiliza el aborto como si fuese un “método anticonceptivo” simplemente porque ese embarazo iba a impedir unas vacaciones o comprarse un coche nuevo. Se intenta convencer a la población de que la homosexualidad es algo normal (cuando la homosexualidad claramente es contraria al instinto natural de reproducción).
Los seres vivos tienden a reproducirse y todo lo que vaya en contra de la reproducción de la especie va en contra de la Naturaleza. Otra cosa es –como ya hemos comentado- que primates y humanos pueden utilizar la sexualidad para disfrute, pero no sólo para eso, sino también para crear una familia y un proyecto de vida. Y los dos extremos son malos: Lo mismo que la homosexualidad va en contra de este instinto básico, también va en su contra el celibato.
El ser humano, para estar en armonía con este instinto básico común en todas las especies, debe reproducirse en la medida de sus posibilidades, ya que una reproducción incontrolada, que dañe el cuerpo de la madre y/o impida dar a los hijos una vida digna, es tan aberrante como utilizar siempre el sexo únicamente por placer o no utilizarlo nunca.
3.- Instinto de transmisión de conocimientos.- Podría pensarse que esto no es muy importante, pero –querámoslo o no- está arraigado en todas las especies. En el reino animal, los padres enseñan a sus hijos aquello que han aprendido, qué es lo que se debe comer, cómo protegerse del frío o el calor, cómo valerse por sí mismo. En el reino vegetal, las especies van aprendiendo de sus padecimientos para transformarse en variedades más resistentes. En el reino microbiano, ahí están las llamadas “resistencias” que generan dichos seres aprendiendo a defenderse de todo lo que las ataque. E igualmente en los virus, que no están ni vivos ni muertos, pero sí se reproducen auto replicándose, también ellos “aprenden” y constantemente dan lugar a nuevas mutaciones más resistentes.
Los seres más evolucionados, como nosotros, tenemos eso que se llama “curiosidad” y gracias a ella vamos explorando el mundo que nos rodea y gracias a ello vamos aprendiendo. Pero ese aprendizaje no se queda sólo en nosotros sino que lo vamos transmitiendo a nuestros congéneres y a nuestra descendencia.
Para finalizar, me viene a la memoria eso que se dice siempre como objetivo de una vida plena: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. (Plantar un árbol es un claro símbolo de apuesta por la vida; tener un hijo es cumplir ese propósito de perpetuar la especie; y escribir un libro, es un claro ejemplo de transmisión de conocimientos. Tres pilares básicos que están insertos en nuestra propia naturaleza para que la vida se siga abriendo camino).
Si te deja tirado tu coche eléctrico… espera sentado a la grúa
(AZprensa) Si tu coche eléctrico te deja tirado en mitad
de la carretera, bien sea por un pinchazo, una avería o por un accidente,
puedes esperar sentado a que llegue la grúa… Este es otro de los grandes inconvenientes
que tienen los coches eléctricos y de esto no te habla nadie. Y el caso es que
no hay que echarle la culpa a las grúas. Te lo explicamos…
Los coches eléctricos pesan bastante más que los coches
convencionales de gasolina o diésel y resulta que no todas las grúas son
capaces de remolcar ese peso. Veamos:
Las grúas más frecuentes y que suelen estar disponibles
en casi todos los pueblos son las llamadas de “percha” o de
“tenedor-horquilla”, las cuales pueden remolcar un máximo de 1.800 kg con lo
cual quedarían fuera de sus posibilidades casi todos los modelos de coches eléctricos.
Fíjate que incluso el modelo más vendido, que es el Tesla Model 3 pesa 1.800
kg, con lo que nos quedaría la incertidumbre de si esa grúa sería capaz de remolcarlo
o no ya que estaría en el límite.
Claro que también están las grúas llamadas de “plataforma”,
las cuales pueden remolcar hasta 2.500 kg, con lo cual sí que podrían remolcar ese
modelo de Tesla y algún otro modelo pequeño, pero no todos porque –por ejemplo-
el Audi e-Tron pesa 2.800 kg, el Mercedes EQC pesa 2.620 kg… es decir, ni
siquiera estas grúas pueden remolcar cualquier coche eléctrico, por lo que
habría que localizar una grúa de vehículos industriales y eso no siempre
resulta fácil ni cercano al punto en que nos hayamos quedado tirados con el
coche.
Total, que si tienes que recurrir a la grúa del pueblo
más cercano, es posible que no sea capaz de remolcarlo y entonces tendrás que armarte
de paciencia hasta que se pueda localizar una grúa capaz de remolcar ese peso.
Puedes leer "Once desventajas de los coches eléctricos" en este enlace:
https://azpressnews.blogspot.com/2024/04/once-desventajas-de-los-coches.html
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
viernes, 29 de marzo de 2024
Varicela y viruela en la España rural de hace más de un siglo
(AZprensa)
El año 1918 fue uno de los peores en cuanto a sanidad en Daimiel se refiere, ya
que hubo tres epidemias: gripe, varicela y viruela. La primera de ellas fue la
de la varicela y se diagnosticaron dos casos, decretándose como consecuencia de
ello la vacunación obligatoria para todos los niños hasta los tres años de
edad, así como la atención y seguimiento de los afectados.
La
última de este año fue la de la viruela, por lo que se solicitó en la Junta
Local de Sanidad que se decretase la epidemia, sin embargo, tal y como estaban
desbordados al tener declaradas ya dos epidemias, los votos a favor fueron
insuficientes puesto que algunos miembros de la Junta consideraban exagerado
declarar una tercera epidemia. Unos días después, no obstante, ante el avance
de los acontecimientos, volvieron a reunirse y, en esta ocasión, sí que
aprobaron la declaración de epidemia.
Las
medidas adoptadas ante esta tercera epidemia fueron el aislamiento de todos los
enfermos diagnosticados y de sus familiares, así como cerrar las escuelas e
intentar evitar las aglomeraciones en la medida de lo posible. Pero como quiera
que al cabo de un mes se habían producido varias defunciones y continuaba
aumentando el número de afectados, se tomó la decisión final de recurrir a la
vacunación general de la población y a tal fin se instalaron en la localidad
dos centros de vacunación.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
jueves, 28 de marzo de 2024
Grandes inventos de la Medicina: El pulvi-inhalador Fisac
(AZprensa)
Ya hemos visto en el apartado anterior cómo su descubrimiento de que la
inhalación de sales cálcicas podía curar la tuberculosis abrió una nueva vía en
el tratamiento de esta enfermedad, pero aquello era una teoría que había que
llevar a la práctica y esto es lo que hizo su primo, el farmacéutico Joaquín
Fisac, inventando el “Pulvi-inhalador Fisac”. Si bien diversas revistas
científicas atribuyeron este invento a Gaspar Fisac (“El Siglo Médico”,
“Revista de Ciencias Médicas de Barcelona”, “España Médica”, etc.) la realidad
es que la idea de llevar ese ambiente cargado de sales cálcicas a los enfermos
de tuberculosis mediante un aparato de inhalación fue idea de Joaquín Fisac,
quien lo desarrolló y patentó, si bien contando siempre con la ayuda de Gaspar.
Así
explicaba Joaquín el razonamiento científico que dio lugar al mismo:
“Ved
la explicación que nos dábamos el Dr. Gaspar Fisac y yo, respecto a esta magna
cuestión médica:
Las sales de cal tienen la propiedad de combinarse con el ácido carbónico para transformarse en bicarbonato cálcico soluble, el cual, por el calor y las diferencias de presión, deja desprender el anhídrido carbónico, y se precipita, por hacerse o convertirse en sal insoluble, carbonato cálcico.
Ahora bien, ¿Ocurre esto en la hematosis pulmonar de yeseros y caleros, donde la gran potencia química del ácido carbónico naciente que se exhala, acelera la trasformación de las partículas de cal que se inhalan, en bicarbonato cálcico soluble. Tal estado no produce la irritación o flogosis que llevan consigo otros polvos, por acumulación de materias sólidas; sino que aprovechando esta circunstancia de solubilidad, formaría, al ir poco a poco abandonando, por diferencias de presión, el anhídrido carbónico, la sal más estable, el carbonato cálcico, también conocido como creta; ya que constituye en parte el tubérculo cretáceo, impidiendo de esa o de otra suerte análoga, la pululación del bacilo de Koch. Esto en cuanto a la cal, que por lo que respecta a sus sales, como también es deglutido el polvo, va sujeto a otras trasformaciones químicas que lo hacen soluble”.
Para
mayor seguridad consultaron con el catedrático de Química Biológica de la Universidad central de Madrid, el Dr. José
Rodríguez Carracido, el cual no sólo avaló sus hipótesis sino que les dio un
valor añadido. Tal como explicó, el sulfato cálcico que dispensaba el
inhalador, al entrar en contacto con los fluidos del organismo, formaba sales
cálcicas por un proceso de doble descomposición. Por reacción ácido-base
neutralizaban la acidez del bacilo, haciéndola mucho más vulnerable, pero
además, y como estas sales cálcicas acababan precipitando, al depositarse
arrastraban las cimasas que segregaba el bacilo de Koch, dando como resultado
la paralización de la acción tóxica de dicho bacilo. En opinión, pues, del Dr.
Carracido, el Pulvi-inhalador era una terapia doblemente eficaz.
Tan
importante era, en este caso, el principio activo como el dispositivo para su
administración. Pasemos, pues, a analizar primero dicho principio activo.
Gaspar
Fisac había demostrado que los hidratos, ortofosfatos y sulfatos cálcicos
simulaban perfectamente el ambiente que respiraban los yeseros y caleros y que
dichas sales no irritaban la mucosa respiratoria. Si además se le añadía una
sustancia balsámica como el eucaliptol y ácido benzoico, se conseguía un aroma
mucho más agradable de respirar. Esta era, pues, la composición final:
-
Hidrato cálcico: treinta y dos gramos, por cada cien gramos totales de
preparado final.
- Ortofosfato cálcico: treinta y dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Sulfato cálcico: treinta y tres gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Ácido benzoico: un gramo, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Eucaliptol: dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
Pero
una cosa son los ingredientes y otra muy distinta y más complicada la forma de
prepararlos. Esta tarea correspondió a Joaquín Fisac quien disponía en el
laboratorio de su farmacia de cedazos y tamices con más de 4.000 orificios por
centímetro cuadrado, lo que daba lugar a un polvo finísimo que podía ser inhalado
perfectamente, llevando en las proporciones deseadas la mezcla de sus
principios activos. Sin embargo, una vez conseguidos estos polvos, había que
purificarlos para que no contuviesen ningún germen patógeno para, finalmente,
envasarlos en frascos de cristal parafinados. Dichos envases tenían la cantidad
necesaria para poder realizar inhalaciones diarias durante tres o cuatro meses,
manteniendo en todo momento la estabilidad y propiedades de dicho polvo.
Para
la administración de estos polvos era preciso disponer de un dispositivo que
permitiese inspirarlo tanto por la boca como por la nariz, tal como explicaba
Joaquín Fisac:
“El
objetivo del aparato reside en la respiración y deglución de sales cálcicas,
pues por ambos caminos se llega a la mucosa pulmonar, que es donde debe ejercer
su efecto. La porción del polvo que pasa al organismo por la boca; se mezcla, y
traga o deglute con la saliva, constituyendo así un tratamiento que, no es
nuevo en absoluto, pues la naturaleza lo emplea hace muchos años, pero que no
ha sido instituido hasta ahora como tal tratamiento. El Pulvi-inhalador Fisac,
viene, pues, a llenar este vacío sentido hace mucho tiempo y puesto de
manifiesto con todo rigor y constancia por los médicos españoles en la
colaboración que tuvo la honra de recopilar el Dr. Gaspar Fisac en el año
1907”.
El
aparato constaba de un recipiente de vidrio, de fondo redondeado, en donde se
encontraban los principios activos; una pera de goma para propulsar la salida
de estos polvos al exterior; y una boquilla que canalizaba la salida de esta
pulverización en dirección al paciente.
El
manejo de este inhalador era muy sencillo, según lo explicaba el propio
inventor: “El manejo es sencillo, debe el propio enfermo u otra persona a su
lado y enfrente a él, comprimir con suavidad la pera de goma, despacio y
acompasadamente, a distancia de medio metro, poco más o menos de la boca del
paciente, que la tendrá ligeramente entreabierta, y si la tos molestase alguna
vez, debe inclinarse la cabeza un poco hacia un lado, pues de ese modo no se
sustrae a la difusa y sutil inhalación que rodea a las personas”. Además
aclaraba que: “Como el objeto fundamental es difundir el polvo calcáreo
formando una atmósfera que envuelva al paciente, no es necesario que la
inhalación se verifique directamente sobre al boca, aunque cabe realizarse a
corta distancia de la misma. Puede llevarse a cabo con la cabeza ligeramente
desviada del aparato”.
Esta
sencillez de manejo la explicaba perfectamente Elena García Vela en su tesis
doctoral “La farmacia en el entorno de La Mancha” (2015):
La primera premisa, era que el aparato debía estar sujeto entre ambas manos por el propio paciente o un cuidador de éste, o en su caso, bien apoyado sobre una superficie lisa, como por ejemplo una mesa.
La segunda de estas cuestiones hacía referencia a la distancia que debía existir entre el aparato y el enfermo; debiendo ser ésta de aproximadamente medio metro.
En cuanto al paciente; éste debía posicionarse a la citada distancia y siempre mantener la boca entreabierta, para que el polvo pudiese penetrar por ella y por las fosas nasales a una misma vez, para ejercer así su efecto por ambas vías de entrada, tal y como se ha tratado ya en puntos anteriores.
Para que el polvo alcanzase las vías del paciente; éste o su cuidador, debían comprimir con acompasado movimiento manual la bola o pera de goma incluida en el dispositivo.
Al momento de la inhalación, si esta había sido realizada dentro de una habitación cerrada, era frecuente notar en el ambiente el polvo en suspensión flotando. Mientras no se produjese tos por parte del paciente, no era necesario ni ventilar ni renovar el aire.
Con
todo, y según expone Elena García Vela, se recomendaban una serie de consejos
adicionales para el buen uso del citado invento:
En cuanto al uso del aparato, era necesario agitarlo muy bien antes de usarlo. El objeto de dicha acción era evitar así la acumulación del polvo que tenía una inevitable tendencia a depositarse en el fondo.
Sobre el momento del día en el cual era mejor realizar las inhalaciones, se consideraba conveniente que éstas, sin excepción alguna, se practicasen antes o entre las comidas. Este hecho se fundamentaba, en dos pilares bien definidos;
- El primero; que muchos pacientes, en su afán por una pronta curación, bien prolongaban demasiado tiempo las inhalaciones, bien acercaban demasiado el aparato a la boca. Ambas acciones podían tener como resultado común la inevitable producción de vómitos.
- El segundo; dado que parte del polvo resultaba deglutido, la mucosa del tubo digestivo se ponía en íntimo contacto con el mismo. Esto ocurría así especialmente cuando el estómago estaba vacío.
Y, finalmente, en cuanto al modo de conservar el Pulvi-inhalador, se aconsejaba conservarlo en un lugar fresco y seco, y tapado con una bola de algodón hidrófilo ya que, dada la naturaleza higroscópica de las sales que lo componían, si estas se desnaturalizaban y sufrían un proceso de hidratación, se convertirían en un compuesto pesado y grumoso por lo que había que desecharlas y abrir y limpiar bien todas las piezas internas del Pulvi-inhalador.
En
cuanto a la posología, se recomendaba hacer las inhalaciones tres veces al día,
aunque podían aumentarse o disminuirse en función de la gravedad y evolución de
la enfermedad. Cada una de estas aplicaciones debía tener una duración de unos
10 minutos, aunque podían llegar a los 15 ó 20 en algunos casos. En cuanto al
tiempo que debía mantenerse dicho tratamiento, se recomendaba un periodo
aproximado de unos dos meses, aunque en casos graves podía prolongarse algo
más. Concretamente se decía que “debe prolongarse varios meses, dos o tres como
mínimo, dejando algún reposo de varios días al final de cada mes, y practicando
las inhalaciones, durante diez o quince minutos, dos o tres veces al día, siendo
lo ideal en los intermedios de las comidas”.
La
indicación para la cual se desarrolló este medicamento fue la tuberculosis,
pero también podía emplearse en otras indicaciones tales como: Hemoptisis,
pulmonías, pleuresías, bronquitis, estados gripales y cualquier patología que
comprometiera al sistema respiratorio, anemia y, de manera más general, en
todos aquellos casos en los que fuese necesaria la tonificación del organismo.
El
paso siguiente era patentar dicho invento y a este fin se presentó el 25 de
abril de 1910 al Registro de la Dirección General de Agricultura, Industria y
Comercio, del ministerio de Fomento, concediéndosele la patente nº 47.881 al
día siguiente, aunque no fue hasta el 16 de junio de 1910 cuando apareció
publicado en el Boletín de la Propiedad Industrial.
Ya
con la patente conseguida, el “Pulvi-inhalador Fisac” comenzó a comercializarse
en España. Por supuesto que Joaquín Fisac lo vendía en su farmacia pero también
podía encontrarse en otras muchas farmacias de toda España: Madrid, Barcelona,
Valencia, Bilbao, Valladolid, Pontevedra, Cádiz, Sevilla, etc.
Para
conseguir la mayor difusión posible, Joaquín editó en 1911 un folleto
científico explicativo titulado “Pulvi-inhalador Fisac. Recalcificación de
inhalaciones purulentas” y se hicieron eco de él diversas publicaciones, tanto
de carácter científico (“El Siglo Médico”, “La Farmacia Española”, etc.) como
generales (“Adelante”, “El Eco de Daimiel”, etc.).
Con
el “Pulvi-inhalador” ya en el mercado, Gaspar Fisac publicó en 1911 una nueva
obra, “Tratamientos de la tuberculosis e inmunidad de los yeseros y caleros”
que suponía una ampliación de sus anteriores estudios, contando para ello con
la colaboración de otros doctores, entre ellos el Dr. Hipólito Rodríguez
Pinilla, catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca.
Así
hablaban de él, por ejemplo, en el “Boletín del Colegio de Médicos de
Tarragona” de octubre de 1911:
“...La miseria y los vicios efectivamente, son como afirman los autores, las causas del aumento de la enfermedad (la tuberculosis) y de su desarrollo en los individuos.
El tratamiento como la etiología, está expuesto con claridad suma dentro de los reducidos límites de la obra, y el capítulo sobre tuberculinas pone de manifiesto la diversidad de criterios que han precedido a su preparación, y respecto determinación del índice opsónico resulta no ser clínico el procedimiento como no lo es tampoco el de la tuberculinoterapia.
La quinta parte de la obra está destinada al estudio de las inmunidades profesionales, en especial de los yeseros y caleros, con las diversas comunicaciones presentadas a diversos Congresos por el Dr. Fisac, seguidos de la parte estadística, que es importantísima, viéndose en ella los resultados del tratamiento por las inhalaciones calcáreas y técnica del tratamiento con el ‘Pulvi-inhalador’ del farmacéutico J. Fisac”.
Unos
años más tarde, con la aparición del “Reglamento para la Elaboración y Venta de
Especialidades Farmacéuticas”, de seis de marzo de 1919, Joaquín Fisac decidió
hacer los trámites administrativos necesarios para registrarlo como
especialidad farmacéutica.
Se
entendía por “especialidad farmacéutica” todo medicamento de composición
conocida e identificada claramente, que se dispensase en farmacias –previa
prescripción del médico- en un envase uniforme y precintado. Para ello debían
estar registradas previamente y contener una sustancia “muy activa” (lo que hoy
se conoce por “principio activo”), es decir, aquella cuya dosis máxima de
administración inicial fuera de fracción de miligramo a cinco centigramos como
máximo. En este caso concreto, los cinco compuestos utilizados, cumplían esta
premisa.
Como
no estaba permitido que un farmacéutico vendiese especialidades farmacéuticas
que llevasen su propio nombre, Joaquín Fisac le cambió el nombre por
“Pulvi-inhalador de sales calcáreas”
registrándolo así en la Dirección General de Sanidad en 1922 con el nº 2216. De
esta forma podemos conocer que esta especialidad farmacéutica fue la primera de
su clase que se registró en España, puesto que –hasta entonces- tan solo era
posible acceder a preparados con esta vía de administración, procedentes de
otros países, ninguno de los cuales tampoco llevaba en su composición, estas u
otro tipo de sales calcáreas. En realidad, los dos competidores con que tuvo
que enfrentarse eran “Arsicalcina” y “Neobios”, el primero en forma de
comprimidos y el segundo en ampollas para su administración hipodérmica.
Precisamente
para su registro como especialidad farmacéutica se indicaba en la documentación
presentada que “no el interés industrial, sino el de prestar facilidades
técnicas instrumentales al estudio y práctica del Dr. D. Gaspar Fisac,
demostrando con sus investigaciones y estudios; avalados todos ellos por la
opinión de millares de médicos españoles, en su obra ‘La inmunidad de yeseros y
caleros para la tuberculosis’, fue el móvil de mi preparado ‘sales calcáreas’,
y el de idear un aparato para posibilitar su aplicación, el ‘Pulvi-inhalador
Fisac’. Demostrando de este modo, en la práctica, sus efectos curativos en los
procesos tuberculosos de forma tórpida”.
Tanto
Gaspar Fisac como Hipólito Rodríguez Pinilla y otros doctores de la época
corroboraron los beneficios que reportaba esta especialidad farmacéutica,
mejorando el estado pulmonar hasta la curación; e incluso hablaban de
propiedades tales como las de antipirético, regulador del apetito y
anticongestivo. Esos efectos beneficiosos se sustentaban, en su opinión, en
cuatro factores fundamentales:
- El hecho de que las autopsias demostrasen tubérculos calcificados en sujetos que no habían muerto de tuberculosis.
- La demostración llevada a cabo por el Dr. Fisac, probando que tanto caleros como yeseros no padecían la tuberculosis.
- Lo inocuo del tratamiento, con la ausencia casi total de efectos adversos derivados de su uso, siendo además fácilmente aceptado por los enfermos, y compatible con otras medicaciones.
- Y finalmente, la superioridad del beneficio ejercido por las inhalaciones frente a la ingesta por vía oral de preparados a base de calcio.
Finalmente
en 1940, Joaquín Fisac –con motivo de su jubilación- dejó de fabricar esta
especialidad farmacéutica pionera y por ello realizó los trámites
administrativos necesarios para darla de baja. Como prueba fehaciente de la
lentitud de la burocracia, se tardaron seis años hasta que la Jefatura
Provincial de Sanidad de Ciudad Real anulase el registro que, sin embargo,
siguió en el Archivo General de la Administración hasta abril de 1958, esto es,
no se cerró definitivamente el proceso de baja de esta especialidad ¡hasta 12
años después de haberlo solicitado!
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
Las sales de cal tienen la propiedad de combinarse con el ácido carbónico para transformarse en bicarbonato cálcico soluble, el cual, por el calor y las diferencias de presión, deja desprender el anhídrido carbónico, y se precipita, por hacerse o convertirse en sal insoluble, carbonato cálcico.
Ahora bien, ¿Ocurre esto en la hematosis pulmonar de yeseros y caleros, donde la gran potencia química del ácido carbónico naciente que se exhala, acelera la trasformación de las partículas de cal que se inhalan, en bicarbonato cálcico soluble. Tal estado no produce la irritación o flogosis que llevan consigo otros polvos, por acumulación de materias sólidas; sino que aprovechando esta circunstancia de solubilidad, formaría, al ir poco a poco abandonando, por diferencias de presión, el anhídrido carbónico, la sal más estable, el carbonato cálcico, también conocido como creta; ya que constituye en parte el tubérculo cretáceo, impidiendo de esa o de otra suerte análoga, la pululación del bacilo de Koch. Esto en cuanto a la cal, que por lo que respecta a sus sales, como también es deglutido el polvo, va sujeto a otras trasformaciones químicas que lo hacen soluble”.
- Ortofosfato cálcico: treinta y dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Sulfato cálcico: treinta y tres gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Ácido benzoico: un gramo, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Eucaliptol: dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
La primera premisa, era que el aparato debía estar sujeto entre ambas manos por el propio paciente o un cuidador de éste, o en su caso, bien apoyado sobre una superficie lisa, como por ejemplo una mesa.
La segunda de estas cuestiones hacía referencia a la distancia que debía existir entre el aparato y el enfermo; debiendo ser ésta de aproximadamente medio metro.
En cuanto al paciente; éste debía posicionarse a la citada distancia y siempre mantener la boca entreabierta, para que el polvo pudiese penetrar por ella y por las fosas nasales a una misma vez, para ejercer así su efecto por ambas vías de entrada, tal y como se ha tratado ya en puntos anteriores.
Para que el polvo alcanzase las vías del paciente; éste o su cuidador, debían comprimir con acompasado movimiento manual la bola o pera de goma incluida en el dispositivo.
Al momento de la inhalación, si esta había sido realizada dentro de una habitación cerrada, era frecuente notar en el ambiente el polvo en suspensión flotando. Mientras no se produjese tos por parte del paciente, no era necesario ni ventilar ni renovar el aire.
En cuanto al uso del aparato, era necesario agitarlo muy bien antes de usarlo. El objeto de dicha acción era evitar así la acumulación del polvo que tenía una inevitable tendencia a depositarse en el fondo.
Sobre el momento del día en el cual era mejor realizar las inhalaciones, se consideraba conveniente que éstas, sin excepción alguna, se practicasen antes o entre las comidas. Este hecho se fundamentaba, en dos pilares bien definidos;
- El primero; que muchos pacientes, en su afán por una pronta curación, bien prolongaban demasiado tiempo las inhalaciones, bien acercaban demasiado el aparato a la boca. Ambas acciones podían tener como resultado común la inevitable producción de vómitos.
- El segundo; dado que parte del polvo resultaba deglutido, la mucosa del tubo digestivo se ponía en íntimo contacto con el mismo. Esto ocurría así especialmente cuando el estómago estaba vacío.
Y, finalmente, en cuanto al modo de conservar el Pulvi-inhalador, se aconsejaba conservarlo en un lugar fresco y seco, y tapado con una bola de algodón hidrófilo ya que, dada la naturaleza higroscópica de las sales que lo componían, si estas se desnaturalizaban y sufrían un proceso de hidratación, se convertirían en un compuesto pesado y grumoso por lo que había que desecharlas y abrir y limpiar bien todas las piezas internas del Pulvi-inhalador.
“...La miseria y los vicios efectivamente, son como afirman los autores, las causas del aumento de la enfermedad (la tuberculosis) y de su desarrollo en los individuos.
El tratamiento como la etiología, está expuesto con claridad suma dentro de los reducidos límites de la obra, y el capítulo sobre tuberculinas pone de manifiesto la diversidad de criterios que han precedido a su preparación, y respecto determinación del índice opsónico resulta no ser clínico el procedimiento como no lo es tampoco el de la tuberculinoterapia.
La quinta parte de la obra está destinada al estudio de las inmunidades profesionales, en especial de los yeseros y caleros, con las diversas comunicaciones presentadas a diversos Congresos por el Dr. Fisac, seguidos de la parte estadística, que es importantísima, viéndose en ella los resultados del tratamiento por las inhalaciones calcáreas y técnica del tratamiento con el ‘Pulvi-inhalador’ del farmacéutico J. Fisac”.
- El hecho de que las autopsias demostrasen tubérculos calcificados en sujetos que no habían muerto de tuberculosis.
- La demostración llevada a cabo por el Dr. Fisac, probando que tanto caleros como yeseros no padecían la tuberculosis.
- Lo inocuo del tratamiento, con la ausencia casi total de efectos adversos derivados de su uso, siendo además fácilmente aceptado por los enfermos, y compatible con otras medicaciones.
- Y finalmente, la superioridad del beneficio ejercido por las inhalaciones frente a la ingesta por vía oral de preparados a base de calcio.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
miércoles, 27 de marzo de 2024
La Tierra viva
(AZprensa) Esta imagen corresponde a la erupción
volcánica de Grindavik en Islandia y nos muestra la majestuosidad de las
fuerzas de la Naturaleza: La lava incandescente que brota a lo largo de una
grieta de varios kilómetros y la belleza de la aurora boreal en el cielo.
Belleza y destrucción se unen en un espectáculo que borra
del mapa la huella humana para esculpir un nuevo paisaje y un nuevo renacer de
la vida tras la catástrofe.
Los islandeses ya están acostumbrados a las erupciones volcánicas,
aun cuando la lava devore sus casas y sus negocios. Pero Islandia es una nación
fuerte y solidaria y sabe convivir con esta Tierra que palpita bajo sus pies y
atender a los ciudadanos afectados con prontitud.
No sabemos cuánto durará esta erupción ni qué
consecuencias finales tendrá, pero mientras tanto nos recuerda que somos unos
simples insectos que vivimos en su superficie, que en cualquier momento desapareceremos
para siempre, y que la Tierra seguirá viviendo muchos millones de años más.
Una Biblioteca diferente:
Una Biblioteca diferente:
Cómo aprender inglés
(AZprensa) La enseñanza del idioma inglés es un auténtico
martirio para los españoles, sobre todo porque los profesores se empeñan en que
aprendamos la gramática y no paran de poner ejercicios de sintaxis, de repaso
de verbos, etc. con el fin de que lo memoricemos todo, y ese no es el camino.
Los niños británicos no saben hablar inglés cuando nacen y ¿cómo lo aprenden?
Desde luego que no les enseñan gramática en la guardería, ni repasan los
tiempos de los verbos con ellos. El idioma (ese y cualquier otro) no se aprende
“de memoria” sino “aprendiendo a pensar en ese idioma”. Esa es la clave, unir
imágenes y palabras, ideas y palabras, escenas y expresiones… y poco a poco,
sin que se escuche ni una sola palabra en otro idioma, irse acostumbrando a
pensar en ese idioma. Esta es la historia de cómo aprendí inglés y cuáles
fueron sus consecuencias…
Durante los años de bachiller las clases eran como ya he
explicado: gramática y memoria. El profesor y todos nosotros pasábamos más
tiempo hablando en español explicando la gramática que hablando en inglés.
Total, que acabé el bachiller y sabía algo de gramática y verbos pero era
incapaz de hablar inglés más allá de los consabidos “good morning” y “my tailor
is rich”.
Empecé la carrera de Publicidad y una de las asignaturas
era el inglés, pero ¡oh sorpresa! se empezaba desde nivel cero. Otra vez las
mismas lecciones que había estudiado durante el bachillerato. Total, que acabé
la carrera sin saber hablar inglés.
Empecé a trabajar y no era necesario el inglés, así que olvidé
lo poco que había aprendido. Doce años después me cambié a un grupo
multinacional y conseguí el puesto a pesar de no saber inglés, así que debieron
pesar mucho más mis cualidades personales y profesionales que mis rudimentarios
conocimientos de gramática inglesa. No obstante, como el inglés era necesario,
nos pusieron un profesor de inglés en horario laboral, tres días a la semana.
¿Y cómo eran esas clases? ¡Iguales! Repetir y repetir hasta memorizar todo. Un
auténtico suplicio. Pero yo era consciente de la necesidad de aprender inglés
para progresar, así que me tomé la justicia por mi mano. Dije que renunciaba a
esas clases y que me pagaba de mi bolsillo un curso de unas semana de inmersión
en inglés (300.000 pesetas, que sería como ahora 2.000 euros), aunque por lo
menos la empresa consideró como laborables esos días que iba a pasar fuera
estudiando.
Ese curso consistía en un encierro en una casa de campo,
en un pequeño pueblo de Segovia. Un profesor y dos alumnos por cada clase. Ocho
horas diarias de clase en donde te enseñaban a pensar en inglés y no se
pronunciaba una sola palabra en español. En las horas de descanso, durante las
comidas con otros alumnos o por las noches cuando jugábamos al billar,
tomábamos una cerveza o dábamos un paseo, seguía estando prohibido pronunciar
una sola palabra en español. Todos debíamos pensar en inglés y expresarnos en
ese idioma y tanto era así, que por las noches ¡soñaba en inglés! Pero lo mejor
de todo es que funcionó. Cuando volví a la oficina ya era capaz de expresarme
en inglés, un inglés bastante rudimentario, pero es que el objetivo de ese
curso no había sido enseñarnos gramática sino enseñarnos a comunicarnos en
inglés con otras personas. Tanto fue así, que poco después viajé a Manchester
para exponer en inglés los planes que teníamos en mi empresa… ¡Y me
entendieron! (Cierto es que con algo de ayuda en el coloquio posterior, pero
conseguí salir airoso de la situación).
Vistos los buenos resultados, unos meses después, el
presidente de la compañía nos mandó a otro compañero y a mí a hacer un nuevo
curso en ese mismo lugar, esta vez, pagado por la empresa. Este segundo curso
me ayudó a coger más soltura y, como agradecimiento a mi esfuerzo y por
haberles recomendado y conseguirles más alumnos, me ofrecieron hacer un tercer
curso completamente gratis.
Conclusión: Ya estaba en condiciones de comunicarme en
inglés con otras personas y así se lo hice saber al presidente del grupo en
España, el cual había manifestado apenas un año antes “¡qué pena que no sepa hablar
inglés!” ya que ese desconocimiento me cerraba las puertas a cualquier progreso
dentro de la multinacional. Ahora ya estaba en condiciones de comunicarme en
inglés y eso me llevó a dar un salto cualitativo y cuantitativo (money) dentro
del grupo pasando a otra de sus divisiones, dejando atrás la Publicidad y
centrándome a partir de ese momento en la Comunicación periodística. En mi
nuevo puesto como Country Communication Manager o Dircom, empecé a viajar por
toda Europa, a participar en reuniones internacionales, formar equipo con mis
colegas de otros países, etc.
Pero a pesar de eso, el inglés hay que mantenerlo vivo, y
la empresa me puso una profesora particular para perfeccionar mi nivel de
conversación. Tres días a la semana, venía a mi despacho y hablábamos de
cualquier cosa, y esa era la mejor manera de adquirir una mayor soltura en el
inglés. Pero, para hacer más divertidas las clases, se me ocurrió una idea
insólita: trasladar al inglés algunas de mis poesías.
Traducir un texto puede tener mayor o menor dificultad,
pero traducir una poesía tiene una dificultad extrema, porque no basta con
expresar lo mismo en otro idioma, sino que hay que trasladar también el ritmo,
la emoción y sentimiento del poema, la musicalidad… Era un reto que la profesora
aceptó encantada y de esta forma, al fin, conseguí lo que tanto había deseado:
¡Que las clases de inglés fuesen divertidas!
Como muestra, este
pequeño fragmento de uno de mis poemas.
“The rain wets your hair
when you came
in the middle of the storm
-lots of things to do-
an uncertain day
when you didn’t know
what you’d find
came back home”.
Resumiendo: Si quieres aprender inglés, olvídate de la
gramática y piensa en inglés, siempre hay mil y un caminos diferentes para
expresar las ideas; no recurras a pasarte al español para tratar de entender
algo, utiliza sinónimos o descripciones para a aquello cuya palabra no conoces,
practica mucha conversación sobre temas que te interesen, ponte películas en
inglés con subtítulos en inglés, y escribe mucho, todo lo que puedas, en
inglés.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás echar un vistazo a todos los libros de este autor.
when you came
in the middle of the storm
-lots of things to do-
an uncertain day
when you didn’t know
what you’d find
came back home”.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás echar un vistazo a todos los libros de este autor.
martes, 26 de marzo de 2024
¿A qué se dedica la Policía?
(AZprensa) Viendo la fotografía adjunta uno se pregunta
que para qué está la Policía, sobre todo cuando las páginas de informativos
están llenas de todo tipo de delitos. Siendo así ¿merece la pena que la Policía
dedique un solo minuto de su tiempo y un solo céntimo de sus presupuestos en
editar y colocar estos carteles?
Por otra parte, leyendo el mismo uno echa en falta un “género”,
concretamente el de “heterosexual”, porque yo creía que este era el más común,
pero ni siquiera aparece en el cartel, lo cual debe significar que los “heterosexuales”
somos una especie en extinción ya que ni siquiera nos citan en tan amplia
lista.
Esta es la deriva a la que nos conduce el actual gobierno
de Pedro Sánchez, sus aliados (ultraizquierda e independentistas), y sus cómplices
(los medios de comunicación).
Una Biblioteca que no sigue los dictados del poder: https://amzn.to/3sOO1Yq
Una Biblioteca que no sigue los dictados del poder: https://amzn.to/3sOO1Yq
La tuberculosis en la España rural de hace más de un siglo
(AZprensa)
La tuberculosis llegó a ser la enfermedad infecciosa más prevalente del mundo.
Está causada por diversas especies del genero Mycobacterium tuberculosis y no
fue hasta 1882 cuando Koch descubrió el bacilo causante de la misma. Se transmite
por vía respiratoria y digestiva. La prevención y el tratamiento consistían en
buena alimentación, habitaciones limpias, trabajo moderado, y medidas de
higiene y salubridad en las poblaciones. Los remedios farmacológicos eran de lo
más diverso... y de lo más ineficaz: arsénico, tanino, yodo, alcohol,
inhalaciones de alquitrán, etc.
La
comunidad científica debatía en aquellos años respecto a dos elementos como los
desencadenantes de la enfermedad. Por una parte estaban los llamados
“gerministas” que achacaban la enfermedad al bacilo; por otra parte, estaban
los “higienistas” que señalaban existía una predisposición a padecer dicha
enfermedad cuando las condiciones higiénicas eran poco favorables. Sin embargo,
la gran mayoría de los médicos reconocían que ambos factores jugaban un papel
igualmente importante, aunque unos se inclinasen más por medidas encaminadas a
combatir el germen causante y otros por medidas higiénicas adecuadas para
prevenir la enfermedad.
Tan
atemorizada estaba la población ante esta enfermedad que la gente tendía a
ocultarla y no fue, hasta mediados de este siglo, que comenzaron a realizarse
estudios epidemiológicos. Gaspar Fisac fue uno de los pioneros en este sentido.
Desde
que en 1905 escribiera “Topografía médica de Daimiel y su partido” en donde
dedicaba un amplio espacio a la tuberculosis, fue esta enfermedad la que más
centró su interés como investigador. Dada la minuciosidad con que hacía todos
sus trabajos de investigación, pronto se dio cuenta de un hecho curioso: revisando
la profesión de quienes padecían tuberculosis se daba la circunstancia de que
esta enfermedad no la padecían los yeseros y caleros, por lo que supuso que
respirar ese aire cargado de polvos
calcáreos les inmunizaba de alguna forma.
Su
descubrimiento se presentó en el Congreso Internacional sobre tuberculosis que
se celebró en París en 1905, despertando el interés de toda la comunidad
científica. Aunque, lógicamente, contó con algunos detractores, sus estudios
posteriores basados en la ciencia, la experiencia y las estadísticas acabaron
por darle la razón.
En
el XIV Congreso Internacional de Medicina, celebrado en 1906 en Lisboa,
presentó dos comunicaciones en este sentido, enviándolas posteriormente a la
revista “La Farmacia Española” en donde fueron publicadas. Su objetivo
siguiente era demostrar esta hipótesis y a ello encaminó su trabajo “Inmunidad
de los yeseros y caleros contra la tuberculosis pulmonar” realizado en 1907.
Reunió en él estadísticas más numerosas, procedentes de las 49 provincias que
entonces formaban España y señalaba que sólo había encontrado cuatro
defunciones en este grupo profesional. Este trabajo fue presentado en el
Congreso Internacional de Tuberculosis celebrado aquél mismo año en París y
obtuvo una gran aceptación a nivel internacional.
El
razonamiento científico era el siguiente: el polvo de cal y yeso que flotaba en
el ambiente, al ser inhalado y mezclarse con el ácido carbónico, se
transformaba en bicarbonato cálcico soluble, el cual, debido al calor y a la
diferencia de presión, desprendía anhídrido carbónico que precipitaba y se
transformaba en carbonato cálcico insoluble. Este último, debido a su gran
estabilidad, pasaba a formar parte del tubérculo cretáceo, impidiendo el avance
del bacilo de Koch.
Como
quiera que contase también con detractores de sus ideas, desde el momento en
que las expuso por primera vez, Gaspar profundizó más aún en sus estudios y
explicó que cuando una persona con tuberculosis respiraba esos polvos, estos
pasaban al aparato digestivo y después, por vía linfática, llegaban al pulmón.
Reafirmaba, pues, la teoría según la cual el bacilo Koch entraba en el
organismo por vía digestiva para acabar alojándose a nivel pulmonar. Pero
además, demostraba que los carbonatos, sulfatos y fosfatos de cal eran una
excepción dentro de las sales y no producían irritación de la mucosa.
Este
nuevo enfoque de la enfermedad avalaba la importancia de la dieta, que debía
ser rica en sales de cal, pero aun así era un medida válida solamente en
individuos sanos, no en los que ya hubieran enfermado. Para estos últimos, la
solución era la infiltración fibro-calcárea del tubérculo y esto sólo se podía
conseguir respirando una atmósfera cargada con este tipo de sales.
En
1908, con motivo de su participación en el Congreso antituberculoso de
Zaragoza, se publicaron en los medios de comunicación, los últimos avances en
el tratamiento de la tuberculosis, llevados a cabo y expuestos en estas
reuniones científicas por Gaspar Fisac. Como ejemplo, reproducimos un recorte
del periódico de Ciudad Real “El Labriego” del 10 de octubre de 1908 que, bajo
el titular “El Doctor Fisac” decía lo siguiente:
“No
hemos tenido ocasión de ver la comunicación ‘Nuevos datos sobre la inmunidad de
los yeseros y caleros para la tuberculosis pulmonar’, del médico de Daimiel,
pero sí el siguiente telegrama:
Daimiel-Zaragoza-19,45-Doctor Fisac-Grandes aplausos Victoria sus trabajos, votando sección homenaje. Alentados escribiré Valencia-Abrazos-Chavás”.
El doctor Chavás, que leyó aquella comunicación en Zaragoza, es uno de los jóvenes especialistas en tisioterapia más estimados en España y dirige en Valencia la única ‘Revista de tuberculosis’ que se publica en nuestra patria, ha presentado él otras interesantes comunicaciones suyas y ha dado una conferencia muy notable mereciendo notables felicitaciones y aplausos.
Así como en París el doctor Verdes Montenegro dio lectura a la primera comunicación del médico titular manchego...(ilegible)...de grandes talentos y acreditada reputación, lee la cuarta comunicación sobre el mismo asunto del propio médico rural.
Nosotros decíamos, a propósito de este, en 1907 a raíz del Congreso de Lisboa, su afición al estudio le lleva constantemente a la observación y de aquí sus grandes triunfos en todos los Certámenes y Congresos los cuales ha concurrido.
‘Felicitamos muy sinceramente al Sr. Fisac y bien le deseamos ocupe puestos en los que recoja el fruto de sus desvelos y pueda dedicarse de lleno a trabajos que llevan por objeto el bienestar de la humanidad’ (J. Selgas, El Labriego, 16 de julio 1907).
Nosotros hemos visto que la prensa diaria sólo se ha ocupado de unas cuantas comunicaciones, cuando han sido más de sesenta las presentadas y precisamente sobre el tema de inmunidad de los yeseros y caleros también había otro tema que decía: ‘Apuntes para una historia clínica, tuberculosis pulmonar. ¿Curación? Doctor Pedro Arilla’.
Se hace simpática esta causa en la que como ven nuestros lectores, el médico al proponer inhalaciones de polvo de yeso de cal, ningún específico ni ningún medicamento caro, propone si no que llamando la atención con sus estadísticas para que se imite a la naturaleza, lleva ya cuatro años en constante comunicación con el mundo médico, proponiendo se amplíen experimentalmente estos estudios que nada cuestan.
Sabemos que la Diputación de Ciudad Real ayuda con la impresión gratuita de sus trabajos al Dr. Fisac a quien ha nombrado su Delegado en el Congreso de Zaragoza.
Pero se nos ocurre por ahora preguntar ¿no podría ayudarse a su autor a la ampliación de estos estudios?
Entre las conclusiones votadas en Zaragoza el día seis, precisamente en el que se recibió el telegrama que encabeza estas líneas, hay una que dice: ‘Proponer al Gobierno que facilite la realización de ensayos de inmunización en los animales’.
Para que la Diputación de Ciudad Real comprenda que nuestra pregunta está justificada, con nuestro cariño a los médicos manchegos que procuran no desmayar en la lucha, repetimos la primera frase del dicho telegrama: ‘Grandes aplausos historia sus trabajos, votando sección homenaje’.
Y la repetimos porque creemos que ese voto de gran significación...” (resto de texto ilegible)
En
el año 1912 intervino en el I Congreso Español Internacional de Tuberculosis,
celebrado en Barcelona, en donde presentó “Profesiones en relación con la
tuberculosis” (en donde, además de toda la experiencia de sus estudios previos
a nivel nacional incorporaba datos al respecto de otros países) y “Tratamientos
de la tuberculosis e inmunidad de los yeseros y caleros”, siendo premiado por
sus aportaciones a la Medicina.
Estos
estudios fueron la base para la invención del “Pulvi-inhalador Fisac” del que
hablaremos con mayor detenimiento en el último apartado de este capítulo. Por
lo que se refiere a sus estudios, publicaciones y comunicaciones sobre la
tuberculosis, unos años después presentó en el II Congreso Español
Internacional de Tuberculosis, celebrado en San Sebastián en 1913, su trabajo
“Recalcificación y tuberculosis" que resultó premiado en dicho congreso y
en el que demostraba los beneficios del tratamiento con el citado
“Pulvi-inhalador”, pasando así de la teoría a la práctica.
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.
Daimiel-Zaragoza-19,45-Doctor Fisac-Grandes aplausos Victoria sus trabajos, votando sección homenaje. Alentados escribiré Valencia-Abrazos-Chavás”.
El doctor Chavás, que leyó aquella comunicación en Zaragoza, es uno de los jóvenes especialistas en tisioterapia más estimados en España y dirige en Valencia la única ‘Revista de tuberculosis’ que se publica en nuestra patria, ha presentado él otras interesantes comunicaciones suyas y ha dado una conferencia muy notable mereciendo notables felicitaciones y aplausos.
Así como en París el doctor Verdes Montenegro dio lectura a la primera comunicación del médico titular manchego...(ilegible)...de grandes talentos y acreditada reputación, lee la cuarta comunicación sobre el mismo asunto del propio médico rural.
Nosotros decíamos, a propósito de este, en 1907 a raíz del Congreso de Lisboa, su afición al estudio le lleva constantemente a la observación y de aquí sus grandes triunfos en todos los Certámenes y Congresos los cuales ha concurrido.
‘Felicitamos muy sinceramente al Sr. Fisac y bien le deseamos ocupe puestos en los que recoja el fruto de sus desvelos y pueda dedicarse de lleno a trabajos que llevan por objeto el bienestar de la humanidad’ (J. Selgas, El Labriego, 16 de julio 1907).
Nosotros hemos visto que la prensa diaria sólo se ha ocupado de unas cuantas comunicaciones, cuando han sido más de sesenta las presentadas y precisamente sobre el tema de inmunidad de los yeseros y caleros también había otro tema que decía: ‘Apuntes para una historia clínica, tuberculosis pulmonar. ¿Curación? Doctor Pedro Arilla’.
Se hace simpática esta causa en la que como ven nuestros lectores, el médico al proponer inhalaciones de polvo de yeso de cal, ningún específico ni ningún medicamento caro, propone si no que llamando la atención con sus estadísticas para que se imite a la naturaleza, lleva ya cuatro años en constante comunicación con el mundo médico, proponiendo se amplíen experimentalmente estos estudios que nada cuestan.
Sabemos que la Diputación de Ciudad Real ayuda con la impresión gratuita de sus trabajos al Dr. Fisac a quien ha nombrado su Delegado en el Congreso de Zaragoza.
Pero se nos ocurre por ahora preguntar ¿no podría ayudarse a su autor a la ampliación de estos estudios?
Entre las conclusiones votadas en Zaragoza el día seis, precisamente en el que se recibió el telegrama que encabeza estas líneas, hay una que dice: ‘Proponer al Gobierno que facilite la realización de ensayos de inmunización en los animales’.
Para que la Diputación de Ciudad Real comprenda que nuestra pregunta está justificada, con nuestro cariño a los médicos manchegos que procuran no desmayar en la lucha, repetimos la primera frase del dicho telegrama: ‘Grandes aplausos historia sus trabajos, votando sección homenaje’.
Y la repetimos porque creemos que ese voto de gran significación...” (resto de texto ilegible)
Si escribes “Vicente Fisac” en Amazon, podrás ver todos los libros de este autor.