(AZprensa) En
esta ocasión más que relatar una anécdota voy a dar una clase de cómo hacer
inolvidable una cena. Cuando una empresa invita a sus clientes, sobre todo a
los más importantes, tiene como principal objetivo lograr la inquebrantable
adhesión de esos clientes potenciales a su empresa y sus productos; para ello
no hay que escatimar en atenciones, desde las meramente culinarias hasta
cualquier otro detalle que haga caer rendidos de admiración y agradecimiento a
los clientes, aunque sin caer en la exageración que será entendida como un
soborno y por lo tanto producirá el efecto contrario. Cuando estuve en AstraZéneca
pude asistir como “corresponsal periodístico” a muchas de esas cenas que se
ofrecían a los médicos, que yo también ofrecía los periodistas (que eran mis
clientes) y que la central ofreció a sus Country Communication Manager de todos
los países. Esta es una breve semblanza de algunas de aquellas cenas…
Todos los médicos, periodistas y responsables de
Comunicación estamos acostumbrados a asistir a buenas cenas, por eso los platos
que se nos ofrezcan no deparan ninguna sorpresa y pasado algún tiempo nos
olvidamos de aquella cena, de quién la ofreció e incluso de cuál era su empresa
o sus productos. Para hacer que una cena sea inolvidable hay que dotarla de
algo más… un marco. Justo, el marco en que se ofrezca esa cena, es lo que puede
hacerla inolvidable tanto para quien asiste invitado a la misma como para
aquellas otras personas a las que se lo irá contando: “Yo estuve cenando en…”.
Y eso es lo que os voy a contar.
Por ejemplo, estos son algunos de los marcos en donde he
estado cenando con mis compañeros de profesión (responsables de Comunicación de
nuestra compañía en distintos países) y periodistas a quienes invitábamos:
1.- Apsley House. Conocido también como Museo Wellington
o “La casa nº 1 de Londres”. Se trata de una residencia edificada entre 1771 y
1778 que fue residencia de los Duques de Wellington. Hoy día es un museo en
donde se encuentran cientos de cuadros de los mejores pintores del mundo. En
muy pocas ocasiones permitió que alguna empresa ofreciese una cena en sus
instalaciones. Mi empresa fue no sólo una privilegiada al poder ofrecer allí
una cena sino que además la cena que ofreció fue la última: desde entonces no
se ha vuelto a celebrar allí ninguna otra cena y sólo funciona como museo. Pues
bien, en la sala principal rodeado de cuadros de Velázquez (“El aguador”,
retrato del Papa “Inocencio X”, etc.), Goya (retrato del “Duque de Wellington”,
etc.), Brueghel, Tiziano, Ribera, Rubens, Rafael, van Dyck, etc., disfrutamos
de una inolvidable cena.
2.- Puente de Londres. Sí, has leído bien, el famoso
puente de Londres sobre el Támesis. En su pasarela central se instalaron las
mesas para ofrecernos una cena a los periodistas que habíamos acudido allí
desde todas partes del mundo para cubrir la información de sus resultados
anuales.
3.- Spencer House. Esta mansión edificada en 1756 fue
residencia de los padres de Diana de Gales (Lady Di) y allí nos ofrecieron una
cena, no sin antes haber recorrido en visita guiada todas sus dependencias. Y
no, esta residencia no es ningún museo y pocas veces puede tener alguien el
privilegio de hacerle una visita y mucho menos cenar allí.
4.- Torre de Londres. Se construyó a partir del año 1.066
en varios edificios para ser utilizados como palacio, fortaleza y prisión. Allí
se guardan, entre otros tesoros, las joyas de la corona británica. Para verlas
hay una pasarela mecánica sobre la que te subes y ella te lleva, para que así
nadie se pare y no se formen aglomeraciones. En nuestro caso, sin embargo, como
únicos y privilegiados visitantes, la pasarela no se puso en marcha para que
pudiésemos detenernos todo el tiempo que quisiésemos a contemplar las joyas de
la corona. Y después, el aperitivo y la cena en tan singular enclave.
5.- Universidad de Cambridge. En esta Universidad sólo
pueden comer y cenar sus alumnos, nadie más puede entrar; sin embargo mi
empresa fue la única que consiguió acceder a sus instalaciones en numerosas
ocasiones para celebrar un encuentro científico con médicos, que después se
amenizaba con un concierto exclusivo en su capilla y una cena donde corría a
raudales la cerveza Guinness mientras un grupo musical amenizaba la velada.
Como colofón, otro privilegio que nadie más ha tenido: dormir en las
habitaciones que utilizan los estudiantes. Este acuerdo tan especial entre la
Universidad y mi empresa se concretó para aquellas fechas en que los
estudiantes tenían vacaciones y la Universidad quedaba para nuestro entero
disfrute, incluidos los paseos en barca por el río que la atraviesa.
6.- Castillo y prisión de Malmoe (Suecia). Esta
fortaleza, que también se utilizó como prisión, fue edificada en la década de
1530. En los sótanos de la fortaleza, bajo unas impresionantes bóvedas por
donde antaño penaran los prisioneros, nos ofrecieron una cena aunque esta vez
sin cadenas y con la fortuna de poder volver después a nuestro lujoso hotel
para dormir.
7.- Palacio Visconti (Milán). Este palacio del siglo XVII
fue centro de la vida cultural de Milán y actualmente algunas privilegiadas
empresas pueden alquilarlo para celebrar allí sus reuniones e incluso cenas
como fue en nuestro caso. Etc. etc.
Y así es como nos trataban a los Comunicadores y a
nuestros invitados los periodistas cada vez que salíamos al extranjero para
cubrir alguna información relativa a ese grupo multinacional. Otras empresas
optaban por dar grandes comilonas e incluso carísimas mariscadas, hacerles
regalos que rayaban en el soborno, elogiarlos sin medida, etc. En nuestro caso
lo primero era el material informativo de calidad que se les ofrecía, la
disponibilidad de los altos directivos no solo para ser entrevistados sino
también para compartir con ellos charlas informales, algún obsequio de poco
valor pero que demostraba el trato exquisito que se les daba a los invitados, y
una cena sin excesos pero en un marco privilegiado que haría de aquella cena
algo inolvidable.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles
en Amazon.
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