(AZprensa)
El otro día escuché al Dr. Sans Segarra que comentaba los resultados de un
estudio que debería hacernos reflexionar profundamente. Se contó el número de
veces que los niños reían al día y la cifra media resultante era de 300 veces.
Se hizo lo mismo con los adultos y la cifra resultante fue de 14 veces.
¿Qué
nos pasa a los adultos que no somos capaces de reír como cuando éramos niños?
Cierto que la risa es un reflejo de la felicidad, pero también es cierto que la
risa por sí misma es capaz de proporcionarnos felicidad. ¿No sería lo ideal permanecer
eternamente en esa espiral infinita de “felicidad que produce risa - risa que
produce felicidad”?
Conforme
vamos creciendo nos vamos haciendo más egoístas, nos hacemos consientes de
nuestro propio ego y a él rendimos tributo y sometemos todo nuestro
comportamiento. El ansia de poder y de dominio se apodera de nosotros, así como
un constante ambiciñon y eterna insatisfacción.
En
cambio los niños viven el presente sin más pretensión que aprender, pasarlo
bien y compartir su felicidad con los demás.
Pero
es que esto ya lo dijo Jesús: “…si no os volvéis y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos”.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“Memorias de un Dircom”: https://www.amazon.es/dp/B092XFBPKY
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