domingo, 9 de marzo de 2025

Hoy hablamos de “Tierras raras”

(AZprensa) Las tierras raras, conocidas también como elementos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés: Rare Earth Elements), son un grupo de 17 elementos químicos de la tabla periódica que incluyen los 15 lantánidos (desde el lantano hasta el lutecio), más el escandio y el itrio. A pesar de su nombre, no son particularmente raras en la corteza terrestre; lo que las hace "raras" es su dispersión y la dificultad para encontrarlas en concentraciones económicamente explotables. Estos elementos poseen propiedades únicas, como alta conductividad eléctrica, magnetismo y resistencia al calor, que los convierten en componentes esenciales de la tecnología moderna.
 
¿Por qué son tan importantes?
 
Las tierras raras son fundamentales en la fabricación de productos tecnológicos avanzados y en la transición hacia una economía más sostenible. Sus principales usos abarcan los campos de la:
 
Electrónica: Teléfonos móviles, pantallas LED, discos duros y baterías dependen de elementos como el neodimio, el disprosio y el cerio.
 
Energía renovable: Los imanes permanentes de las turbinas eólicas y los motores de los vehículos eléctricos requieren neodimio y praseodimio para su alta eficiencia.
 
Defensa: Sistemas de guía de misiles, radares y tecnologías láser emplean tierras raras por sus propiedades ópticas y magnéticas.
 
Industria médica: Equipos de resonancia magnética y otros dispositivos de diagnóstico usan gadolinio.
En un mundo cada vez más dependiente de la digitalización y las energías limpias, la demanda de tierras raras ha crecido exponencialmente, lo que las convierte en un recurso estratégico y objeto de tensiones geopolíticas. Sin embargo el principal reto que nos ofrecen es la dificultad de su extracción.
 
Aunque las tierras raras no son escasas en términos geológicos, su extracción y procesamiento presentan desafíos significativos:
 
Baja concentración: Estos elementos rara vez se encuentran en depósitos puros o concentrados. Suelen estar mezclados con otros minerales, lo que requiere procesos complejos de separación.
 
Procesos intensivos: La extracción implica minería a cielo abierto o subterránea, seguida de técnicas químicas como la lixiviación con ácidos fuertes. Esto genera grandes cantidades de residuos tóxicos, incluyendo metales pesados y materiales radiactivos como el torio y el uranio, que a menudo se encuentran asociados a los yacimientos.
 
Impacto ambiental: La contaminación del suelo, el agua y el aire es un problema recurrente. Por ejemplo, en China, el mayor productor mundial, se han documentado casos de ríos y tierras agrícolas afectadas por desechos mineros.
 
Costo económico: La infraestructura necesaria, los métodos de refinación y las regulaciones ambientales (en países donde se aplican) elevan los costos, haciendo que la producción sea poco rentable sin subsidios o economías de escala.
Debido a estas dificultades, muchos países prefieren importar tierras raras procesadas en lugar de desarrollar sus propias industrias extractivas.
 
Principales yacimientos
 
Aunque las tierras raras están presentes en todo el mundo, los yacimientos más grandes y económicamente viables se concentran en pocos países:
 
China: Es el líder indiscutible, con más del 60% de la producción mundial y aproximadamente el 37% de las reservas conocidas (unas 44 millones de toneladas). La mina de Bayan Obo, en Mongolia Interior, es la más grande del planeta. China no solo domina la extracción, sino también el procesamiento, controlando cerca del 90% del suministro global refinado.
 
Australia: Con reservas estimadas en 4.1 millones de toneladas, Australia es un productor creciente. La mina de Mount Weld, operada por Lynas Corporation, es una de las más importantes fuera de China.
 
Estados Unidos: Posee reservas de aproximadamente 1.8 millones de toneladas, con la mina Mountain Pass en California como su principal activo. Sin embargo, gran parte de su producción se envía a China para su refinación.
 
Rusia: Con unas 12 millones de toneladas en reservas, Rusia tiene un potencial significativo, aunque su producción actual es limitada.
 
Otros países: Brasil (22 millones de toneladas en reservas), India, Vietnam y Groenlandia también tienen depósitos importantes, pero su explotación está menos desarrollada.
Las tierras raras son un pilar de la tecnología moderna y la lucha contra el cambio climático, pero su extracción plantea dilemas ambientales y económicos. La concentración de su producción en China ha generado preocupaciones sobre la dependencia global y la seguridad de suministro, lo que ha llevado a países como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea a buscar alternativas, ya sea mediante el reciclaje, el desarrollo de nuevos yacimientos o la investigación de sustitutos. En un mundo interconectado y tecnológicamente avanzado, las tierras raras seguirán siendo un recurso crítico y un punto de inflexión geopolítico en las próximas décadas.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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