martes, 17 de junio de 2025

El humedal que muere de sed

(AZprensa) El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, ubicado en la provincia de Ciudad Real, Castilla-La Mancha, es uno de los humedales más emblemáticos de España y el último representante de los ecosistemas de tablas fluviales en Europa. Declarado Parque Nacional en 1973, este espacio protegido de 3.030 hectáreas, formado por la confluencia de los ríos Guadiana y Gigüela, ha sido históricamente un refugio vital para una rica biodiversidad, especialmente para aves acuáticas migratorias. Sin embargo, a junio de 2025, su situación sigue siendo crítica debido a una combinación de factores naturales y humanos que amenazan su supervivencia.
 
Contexto hidrológico y desafíos actuales
 
El humedal depende de las crecidas naturales de los ríos y del aporte de aguas subterráneas del acuífero 23, pero ambos recursos han disminuido drásticamente en las últimas décadas. La sobreexplotación del acuífero para la agricultura intensiva, especialmente el regadío de cultivos como viñedos y cereales, ha provocado un déficit hídrico significativo, estimado en más de 1.000 hectómetros cúbicos desde 1980. Además, los prolongados periodos de sequía han reducido las aportaciones del río Gigüela, que históricamente ha sido clave para mantener las inundaciones estacionales.
 
En los últimos años, se han observado mejoras temporales. En abril de 2025, por segundo año consecutivo, el río Gigüela ha aportado agua al parque tras más de una década seco, lo que llevó a la Comisión Mixta del Parque a suspender los bombeos de emergencia desde pozos subterráneos. Esta recuperación parcial ha permitido que algunas zonas del humedal se inunden nuevamente, beneficiando a especies como el tarro blanco, cuyos pollos han sido avistados en primavera. Sin embargo, estos avances son frágiles y dependen de lluvias abundantes, que en el otoño de 2024 fueron un 27% inferiores a lo habitual, afectando cuencas como la del Guadiana.
 
Impacto ecológico y esfuerzos de conservación
 
La falta de agua ha transformado el ecosistema de las Tablas de Daimiel. Áreas antes inundadas han quedado secas, y especies vegetales como el carrizo han invadido hábitats de plantas acuáticas más vulnerables, como la masiega. La fauna, incluyendo aves como el somormujo lavanco y el pato cuchara, ha visto reducida su presencia, aunque sigue siendo un punto de paso migratorio importante. Organizaciones como WWF España han trabajado en la restauración de bosques autóctonos en 210 hectáreas y en la promoción del ahorro de agua, mientras que el Plan Especial del Alto Guadiana, iniciado en 2008 con una inversión de 5 millones de euros, busca equilibrar los usos hídricos hasta 2027.
 
A pesar de estos esfuerzos, la comunidad científica y ecologistas han alzado la voz. En 2025, el comité científico del parque, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, advirtió que el ecosistema está al borde de la "práctica desaparición" debido a la presión agrícola. Un manifiesto firmado por 500 investigadores ha urgido al gobierno a priorizar la restauración del humedal, mientras que propuestas de SEO/BirdLife abogan por frenar la degradación y mejorar la gestión del agua.
 
Perspectivas y controversias
 
La situación de las Tablas de Daimiel refleja un conflicto entre la conservación ambiental y las necesidades económicas de la región. La agricultura intensiva, apoyada por políticas regionales, sigue siendo un motor económico, pero a costa de un recurso finito. Las restricciones hídricas en la cuenca del Guadiana, junto con la falta de fondos suficientes para proyectos de restauración debido a prioridades agrícolas en la Unión Europea, complican el panorama. Algunos sectores critican la gestión del agua como un ejemplo de "capitalismo hídrico-ecológico" insuficiente, mientras que otros ven en las lluvias recientes una oportunidad para un cambio sostenible.
 
De momento, a junio de 2025, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel vive un impass de esperanza relativa gracias a las aportaciones del Gigüela, pero su futuro sigue incierto. La recuperación del humedal requiere no solo lluvias abundantes, sino también una gestión integrada que limite la sobreexplotación del acuífero y fomente prácticas agrícolas sostenibles. La colaboración entre gobiernos, científicos y sociedad civil será clave para asegurar su supervivencia a largo plazo.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
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