(AZprensa) Los mensajes que recibimos continuamente
sobre el alcohol son muy confusos: que es bueno para el corazón, que hasta una
copa aumenta el riesgo de cáncer, que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares...
En lo único que los expertos y los estudios científicos están de acuerdo es en
que el exceso en el consumo de alcohol es invariablemente malo.
¿Pero cuánto alcohol podemos incluir en nuestra dieta
sin poner en riesgo nuestra salud? ¿Y cuáles realmente son los beneficios y los
riesgos comprobados del alcohol?
Daños internos
El encargado de descomponer y eliminar el alcohol en
nuestro organismo es el hígado.
Este órgano tarda una hora aproximadamente en procesar
12 gramos de alcohol (1 vaso de vino o 1 cerveza).
Por eso, el alcohol en exceso no sólo nos deja con una
resaca al día siguiente, sino que a largo plazo causa daños irreparables en el
hígado y otros órganos.
"Los efectos acumulativos del consumo excesivo de
alcohol, especialmente cuando están asociados a una dieta poco sana, afectan
cada parte del organismo, pero principalmente se perjudican dos regiones: el
hígado y el sistema nervioso", Dra. Trisha Macnair (Asociación Médica
Británica).
El alcohol lesiona progresivamente el hígado causando
cirrosis, insuficiencia hepática, cáncer del hígado y muerte. Y el sistema
nervioso puede dañarse en muchos niveles. Por ejemplo, en el cerebro las
lesiones del alcohol pueden causar discapacidades intelectuales y aumentar el
riesgo de ansiedad, depresión, confusión y demencia. También se sabe que el
alcohol puede provocar inflamación del páncreas, sangrado y úlceras
estomacales, hipertensión y derrame cerebral.
Beneficios
Algunos estudios, sin embargo, afirman que el alcohol
consumido con moderación puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
Todavía no se ha logrado entender cuáles son los
mecanismos que causan esta protección, pero se cree que el alcohol ayuda a
aumentar el nivel del llamado colesterol bueno (o lipoproteínas de alta
densidad), que ayuda a evitar la acumulación de partículas de grasa en las
arterias, lo cual reduce el riesgo de coágulos.
Algunos estudios han mostrado que el vino tinto, en
particular, contiene flavonoides, unos compuestos que actúan como antioxidantes
y contribuyen a reducir el riesgo de aterosclerosis (estrechamiento de las
arterias) y a mantener la flexibilidad de los vasos sanguíneos.
Pero la clave para obtener esa protección es la
moderación y conocer cuánto alcohol podemos beber sin dañar nuestra salud.
Más calorías
La creencia de que ciertas bebidas alcohólicas
"no engordan" está equivocada.
El alcohol es una fuente de calorías vacías, las
cuales proveen energía pero no tienen ningún valor nutricional.
Cada gramo de alcohol contiene siete calorías.
El alcohol, además, podría debilitar su fuerza de
voluntad tentándolo a comer más de lo que tiene planeado.
Tal como lo explica Heather Caswell, de la Fundación
Británica de Nutrición, "la mayoría de nosotros evitaríamos consumir un
vaso lleno de crema, pero muchos no dudaríamos en beber un par de botellas de
cerveza. El contenido similar de estos dos productos es parecido y a largo
plazo el exceso en el consumo de alcohol llevará a un aumento de peso".
Una botella de 280 mililitros de cerveza clara
contiene unas 110 calorías (las mismas que una rosquilla), un vaso regular de
vino blanco seco o vino tinto tiene 115 calorías (el equivalente a una rebanada
de pastel de chocolate) y un vaso de vino blanco dulce contiene 165 calorías.
Como dice la Fundación de Investigaciones Sociales AC
(FISAC), “exceder los límites recomendados no sólo tendrá un efecto perjudicial
en su salud sino también aumentará la circunferencia de su cintura”.
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