(AZprensa) El
28 de abril de 2025, a las 12:33 horas, la Península Ibérica se sumió en la
oscuridad debido a un apagón eléctrico sin precedentes que afectó a España y
Portugal, con breves incidencias en el sur de Francia y Andorra. Este colapso,
que paralizó transportes, comunicaciones y actividades económicas, dejó a
millones de personas sin suministro eléctrico durante horas. A pesar de los
esfuerzos de las autoridades y operadores eléctricos, las causas exactas del
incidente siguen siendo objeto de investigación. A continuación, analizamos las
posibles razones detrás de este "cero energético" histórico,
basándonos en la información disponible y un razonamiento crítico.
Contexto
del incidente
Según
Red Eléctrica de España (REE), el apagón se desencadenó por la desaparición
súbita de 15 gigavatios (GW) de la red eléctrica, equivalente al 60% de la
demanda en ese momento. Este colapso se originó tras una "fuerte
oscilación del flujo de potencia" que provocó la desconexión automática de
la red ibérica del sistema eléctrico europeo. La recuperación comenzó de forma
progresiva horas después, alcanzando el 99,95% de la demanda eléctrica
peninsular para las 7:00 del 29 de abril. Sin embargo, la incertidumbre sobre
el origen del fallo persiste, con hipótesis que van desde fallos técnicos hasta
especulaciones sobre ciberataques.
Posibles
causas del apagón
Oscilaciones
en la red eléctrica: un problema técnico en el control del sistema
La
hipótesis más respaldada por REE y expertos apunta a un problema técnico
relacionado con una oscilación anómala en las líneas de alta tensión (400 kV).
Estas oscilaciones, definidas como variaciones significativas en la frecuencia,
flujos de potencia o tensiones de la red, desestabilizaron el sistema ibérico,
llevándolo a un colapso. Eduardo Prieto, director de Servicios a la Operación
de REE, señaló que esta oscilación provocó la desconexión automática de la red
ibérica de la europea, dejando a España y Portugal como una "isla
eléctrica" incapaz de equilibrar sus cargas.
Una
teoría inicial, propuesta por el operador portugués Redes Energéticas Nacionais
(REN), sugirió que estas oscilaciones podrían estar relacionadas con un
fenómeno conocido como "vibración atmosférica inducida", atribuido a
cambios bruscos de temperatura. Sin embargo, esta hipótesis fue desmentida por
el operador eléctrico portugués y la Agencia Estatal de Meteorología, que
confirmó la ausencia de fenómenos atmosféricos inusuales el 28 de abril. Esto
sugiere que la oscilación probablemente tuvo un origen técnico, como un fallo
en el control del sistema eléctrico o una descoordinación en la gestión de la
red.
Desde
un punto de vista técnico, la red eléctrica ibérica opera como un sistema
interconectado que depende de un equilibrio constante entre oferta y demanda.
Cualquier perturbación significativa, como la pérdida repentina de una línea de
transmisión o un grupo de generación, puede generar una reacción en cadena. La
probabilidad de un fallo en el software de control o en los sistemas de
protección de la red, que no logró compensar la oscilación, parece alta, aunque
aún no se han identificado los desencadenantes específicos.
Ciberataque:
una hipótesis bajo investigación
En
un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, la posibilidad de un
ciberataque ha ganado tracción, especialmente tras las declaraciones de Juanma
Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, quien mencionó esta hipótesis
basándose en información del Centro Criptológico de Andalucía. El Centro
Criptológico Nacional (CCN), dependiente del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI), está investigando si el apagón podría ser el resultado de una acción
maliciosa. España, debido a su posición en conflictos como los de Ucrania y
Gaza, ha sido blanco de ciberataques en los últimos meses, lo que añade
plausibilidad a esta teoría.
Un
ciberataque podría haber comprometido los sistemas de control de la red
eléctrica, manipulando los flujos de potencia o desactivando mecanismos de
protección. Sin embargo, tanto REE como la vicepresidenta de la Comisión
Europea, Teresa Ribera, han enfatizado que no hay indicios claros de un
sabotaje. El ministro francés de Industria, Marc Ferracci, también descartó el
ciberataque como la hipótesis principal. Aunque no se puede descartar por
completo, la ausencia de evidencia concreta sugiere que esta posibilidad es
menos probable que un fallo técnico, al menos hasta que las investigaciones
avancen.
Fallo
en infraestructuras críticas
Otra
hipótesis considera un fallo físico en infraestructuras críticas, como el corte
de un cable de transmisión o una avería en una subestación clave. Algunos
informes especularon sobre un posible corte de un cable marino, alimentados por
avistamientos de barcos rusos en aguas internacionales cercanas a la Península
Ibérica. Sin embargo, los expertos han descartado esta teoría, ya que un fallo
en una subestación o línea de transmisión suele compensarse aislando el nudo
afectado, evitando un colapso total.
Asimismo,
se ha desmentido la idea de un incendio en la red, como afirmó el gestor
francés RTE en respuesta a rumores sobre un supuesto fuego entre Perpiñán y
Narbona. La robustez de la red ibérica, diseñada para manejar averías
localizadas, hace improbable que un fallo físico aislado haya causado un apagón
de esta magnitud sin un factor agravante, como un error en los sistemas de
control o una reacción en cadena.
Exceso
de demanda o insuficiencia de generación: una posibilidad descartada
Algunos
expertos han considerado si un pico de demanda o una insuficiencia en la
generación pudo haber desbordado el sistema. Sin embargo, esta hipótesis ha
sido descartada por REE y analistas, ya que la demanda prevista para el 28 de
abril (26.837 MW) estaba cubierta por la capacidad de generación disponible (26.144
MW gestionados por el Operador del Mercado Ibérico de Energía). España cuenta
con una capacidad de generación sobrante y mecanismos como la
interrumpibilidad, que desconecta a grandes consumidores industriales en
momentos de estrés, para evitar colapsos. La ausencia de un desequilibrio
significativo entre oferta y demanda refuerza la idea de que el problema radica
en la gestión de la red, no en la disponibilidad de energía.
Factores
contextuales y vulnerabilidades del sistema
El
apagón ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la red eléctrica ibérica,
que opera como una "isla eléctrica" con una interconexión limitada
con el resto de Europa, principalmente a través de los Pirineos. Esta
dependencia de una conexión débil con Francia pudo haber amplificado las
consecuencias de la oscilación inicial, ya que la red ibérica no pudo
estabilizarse tras desconectarse del sistema europeo. Además, la creciente
integración de fuentes renovables intermitentes, como la solar y la eólica,
plantea desafíos para la estabilidad de la red, aunque no hay evidencia de que
estas hayan sido la causa directa del incidente.
Por
otro lado, la magnitud del apagón, que afectó simultáneamente a España y
Portugal, sugiere un fallo en un punto crítico de la red de alta tensión,
posiblemente en una infraestructura compartida o en los sistemas de
coordinación entre ambos países. La rápida recuperación de Francia, que repuso
su sistema en minutos, contrasta con la prolongada interrupción ibérica, lo que
apunta a una debilidad estructural en la resiliencia de la red peninsular.
Conclusión:
un fallo técnico como hipótesis principal
Aunque
las investigaciones siguen en curso, la información disponible señala un fallo
técnico en el control del sistema eléctrico como la causa más probable del
apagón. La oscilación anómala en las líneas de alta tensión, que provocó la
desconexión de la red ibérica del sistema europeo, parece ser el desencadenante
principal, posiblemente exacerbada por un error en los sistemas de protección o
una descoordinación operativa. Las hipótesis de un ciberataque o un fallo
físico en infraestructuras, aunque no descartadas, carecen de evidencia sólida
hasta el momento.
Este
incidente, descrito por REE como "absolutamente excepcional", subraya
la necesidad de reforzar la resiliencia de la red eléctrica ibérica, mejorar
las interconexiones con Europa y modernizar los sistemas de control para
prevenir futuros colapsos. Mientras las autoridades y operadores continúan
analizando los datos, la ciudadanía espera respuestas claras sobre un evento
que, en cuestión de segundos, expuso la fragilidad de un sistema esencial para
la vida moderna.
Nota
final: Dado que las investigaciones están en curso, este análisis se basa en
los datos disponibles hasta el 29 de abril de 2025. Nuevas evidencias podrían
modificar las conclusiones aquí presentadas.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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