(AZprensa)
En este poema, su autor nos incita a creer en la fuerza de nuestros
pensamientos, en la capacidad de nuestra mente para materializar deseos. Todo
aquello que deseemos con fuerza lo podemos conseguir, aunque –claro está- la fe
sin actos no vale para nada; es preciso, pues, desear y luchar para poder
conseguir cuanto anhelamos.
Mira
tus ojos y dime qué ves,
si
es dura la vida que llevas
y
negro el destino que arrastran tus pies.
Mira
tus ojos y dime si hoy
brillaba
una luz con la imagen
de
esa persona que se hace querer.
Mira
tus ojos y abre la mente,
todo
aquello que quieras
lo
puedes tener;
todo
aquello que sueñes
es
tuyo si así lo deseas, mujer.
(Del
libro “Soñé que estaba en tu sueño”, Vicente Fisac).
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