(AZprensa) Los medicamentos de uso humano, tales como
comprimidos, jarabes, aerosoles hormonales, pomadas a base de cortisol o
analgésicos, pueden tener importantes repercusiones en la salud de los animales
de compañía.
Es importante resaltar que el metabolismo de las mascotas
es diferente, lo que hace que los tiempos de tolerancia o eliminación de los
medicamentos sea muy distinto, por lo que la “automedicación” es un riesgo de
consecuencias potencialmente letales.
Una de las causas principales de ingreso de las mascotas
es a consecuencia del uso de antiinflamatorios no adecuados para las mascotas,
bien por toxicidad directa, bien por sobredosis, generando importantes
lesiones, digestivas, renales, hepáticas y/o sanguíneas, en ocasiones
irreversibles.
En el Hospital Veterinario AniCura Vetsia, nos dan varios
ejemplos que ilustran perfectamente este problema:
“Una hembra castrada de dos años que ingirió 21
comprimidos de ibuprofeno pediátrico de 100 mg. Aunque no presentaba signos
clínicos y la exploración física fue sin alteraciones, se le debió inducir el
vómito con apomorfina y debió permanecer ingresada un día”.
“A un Teckel de 6 años, tras la ingestión de un
comprimido de un gramo de Paracetamol de uso humano, hubo que inducirle el
vómito y estuvo hospitalizado 24 horas”.
Pero ¡ojo! que no sólo la ingestión de medicamentos
supone un riesgo. El contacto prolongado con determinados medicamentos puede
derivar en problemas de salud en nuestras mascotas.
“Un ejemplo de ello es el caso de una pomada a base de
cortisol, que se administraba una cuidadora en la piel, y que ha sido
identificada como causa de síndrome de Cushing en un perro, al que le ha
provocado alopecia, sed, necesidad de orinar, hambre y abdomen hinchado”.
“Si la dueña de una mascota utiliza, por ejemplo, un
fármaco a base de estrógenos, en aerosol, utilizado a menudo para tratar los
síntomas de la menopausia, la exposición prolongada a esta sustancia puede
producir hiperestrogenismo, lo que llega a derivar en algunas mascotas en
anemia y el posterior fallecimiento del animal”.
En definitiva, no hay que dar medicamentos de uso humano
a las mascotas, ni tampoco exponerlos a los medicamentos (cremas, aerosoles,
etc., que tomemos y que de forma secundaria, por la proximidad y/o el contacto,
puedan afectar también a nuestras mascotas.
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