(AZprensa) La constatación de que el sueño es un elemento básico para
la recuperación y mejora de la calidad de vida de los pacientes ha propiciado
un proyecto de investigación y una campaña de sensibilización entre
profesionales sanitarios y pacientes.
Y es que según se ha destacado, los pacientes hospitalizados que
duermen por la noche menos de 300 minutos (5 horas) tienen asociado un
incremento de mortalidad cuatro veces mayor en comparación con los que duermen
más de estas 5h.
Las causas más habituales de interrupción nocturna manifestadas por los
pacientes son la luz excesiva, curas, rutinas y cuidados de enfermería (al
propio paciente o al compañero de habitación), ruido en la unidad de
hospitalización, problemas orgánicos del paciente (dolor y fatiga), miedo y
preocupación, cama incómoda, temperatura de la habitación, etc. Entre las
consecuencias más inmediatas de la falta de descanso están: la somnolencia
diurna excesiva, el rendimiento cognitivo reducido, disminución de la función
inmune, la cicatrización de heridas alterada y el delirio, entre otras.
Y en el caso de las Unidades de Cuidados Intensivos la situación es
peor. En un estudio donde se evaluaba la calidad del sueño en UCI, ésta fue
calificada como mala / muy mala en un 59% de los pacientes ingresados en
comparación con el 24% que calificaba su sueño como malo / muy malo
cuando estaba en casa; las 5 razones más frecuentemente citadas fueron el
ruido, el dolor, la luz, hablar en voz alta, y los catéteres intravenosos.
Por todo ello la Unidad de Investigación en Cuidados de Salud del
Instituto de Salud Carlos III promueve estrategias para promover el sueño de
los pacientes, destacando la importancia de planificar las interrupciones
nocturnas por parte de los profesionales de la salud, disminuir los factores y
las causas más habituales de interrupción del sueño. Sin olvidar la necesidad
de incorporar evaluaciones de la calidad del sueño de los pacientes de forma
habitual, así como, formar a los profesionales en la importancia de respetar el
sueño y la repercusión que esta falta de descanso provoca en la salud de los
pacientes.
De igual forma, aportaciones recientes ahondan en las medidas para
incluir sistemáticamente en los protocolos de cuidados de enfermería el control
de los ciclos luz/oscuridad, ruido, temperatura ambiental, horario de
medicación e higiene del sueño. Por otra parte, si se tienen en cuenta las
sugerencias de los pacientes en algunos estudios y las realizados a los
profesionales que les cuidan, estos destacan la necesidad de: puertas y
persianas cerradas, sin interrupciones innecesarias, la disminución del ruido y
el uso de una luz tenue.
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