(AZprensa) En el presente artículo ofrecemos un detallado análisis
del libro “Por tierras de Portugal y de España”, de Miguel de Unamuno (Bilbao,
1861-1936). En el mismo va detallando sus impresiones al recorrer cada uno de
los pueblos y ciudades que va visitando y nos hace reflexionar sobre el ser
humano. Al repasar ahora sus palabras vemos cómo la visión que nos ofrece no ha
perdido actualidad a pesar de los años transcurridos.
Introducción.- El libro “Por tierras de Portugal y de España”
de Miguel de Unamuno (1.864 – 1.935), es un recorrido por los lugares más
significativos de las dos patrias hermanas. En este viaje nos quiere dar a
conocer que para amar una patria hay que conocerla, y no guiarse por lo que
digan los periódicos. Nos enseña también a observar la belleza de todos los
paisajes de los que dice que son alegres o tristes, pero nunca feos. Fomenta,
pues, este amor a la naturaleza y a la patria; ese amor que se despierta
siempre en nosotros al conocerla mejor.
Unamuno no quiere dejar en este libro, la literatura en
un rincón. Así, pues, nos hace un comentario de las obras más importantes que
reflejan el carácter de la región que visita; todo ello tratado y compaginado a
la perfección.
Por tierras de Portugal.- Comienza el viaje
en Portugal. Ya para empezar, nos da esta maravillosa imagen de Portugal, en la
que dice: “Represéntaseme Portugal como una dulce y hermosa muchacha campesina
que, de espaldas a Europa, sentada a orillas del mar, con los descalzos pies en
el borde mismo donde la espuma de las gemebundas olas se los baña, los codos
hincados en las rodillas y la cara entre las manos, mira cómo el sol se pone en
las aguas infinitas. Porque para Portugal el sol no nace nunca: muere siempre
en el mar que fue teatro de sus hazañas y cuna y sepulcro de sus glorias”.
Prosigue después con un lamento de ¿por qué esa falta de
comprensión entre España y Portugal siendo hermanas? Es este en realidad un
gran problema; que dos naciones geográficamente unidas estén tan dispares en
sus ideales. Unamuno parece entonces defender a Portugal, y nos habla de los
aspectos en que Portugal es superior a nuestra España. Destaca entre ellos la
originalidad de la literatura portuguesa. Comienza por Eugenio de castro, y
acaba con Teixeira de Pascoaes. El pueblo portugués, para él, tiene un doble
aspecto: “Portugal campesino, resignado y sencillo. Portugal heroico y noble”.
A Unamuno le gusta mucho hablar con los amigos. Se
encuentra entonces con Teixeira de Pascoaes, del que dice: “Encerrado en su
torre de bruma y de silencio, es un corazón sonámbulo”. Hace con él algunas
escapadas por los alrededores, y Teixeira le enseña a saber contemplar la
belleza de todos los paisajes. Lee entonces Unamuno su libro “Las sombras”, y
nos hace un completo estudio de dicha obra, destacando sobre todo que la
exaltación del idealismo lleva a la naturaleza.
Después de esto, Unamuno quiere darnos a conocer algunos
aspectos del estado político de Portugal. Acontece por esas fechas el asesinato
del rey Don Carlos, al que se le achacaba la falta de amor a su pueblo. En el
comentario sobre el suceso, quiere destacar Unamuno de una manera especial, la
bravía de los mansos, como llama a los portugueses.
Comenzó Unamuno a decir todos los aspectos positivos de
Portugal; no quiere sin embargo que se ignoren los negativos. No obstante,
trata de dar una explicación lógica a estos aspectos negativos cuando alega
que: “Esta enorme tristeza, este arraigado pesimismo, arranca de la falta de un
elevado ideal colectivo”.
Pasa después al aspecto religioso de Portugal, y dice que
“Las Luisiadas” de Camoens, apenas si son un vago reflejo de la vida religiosa
y campesina portuguesa.
Miguel de Unamuno prosigue su viaje por tierras
portuguesas, y se dirige a la bella ciudad de Espinho, a la que se está
tragando el mar. Destaca la gran belleza de sus paisajes, cuando dice: “El
campo y el mar verdes, como se abrazan y mezclan bajo el cielo azul,
ofreciéndonos la más fiel imagen de este Portugal campesino y marinero que con
los leños de sus bosques aró los más remotos océanos”; y nos cuenta la vida
campesina y marinera de esta ciudad.
Se dirige después a Braga, y hace un recorrido por la
ciudad, visitando los monumentos más bellos. Entre estos destaca “El Buen Jesús
del Monte”, principal atracción turística de esta ciudad. Nos describe el
misterioso encanto de sus paisajes diciendo: “Allí sus cascadas, su gruta con
estalactitas y estalagmitas artísticamente colocadas como los cabellos de una
doncella”.
Como dije al principio, para Unamuno ningún paisaje es
feo; podrá parecérnoslo, pero al conocerlo mejor siempre acabará gustándonos.
Esto le pasa al visitar el pueblo de Guarda: “Aquella ciudad que allá en lo
alto, sobre la montaña, levanta sus torres contra el cielo”. Decide, pues, tan
sólo por curiosidad, dirigirse allí y nos la describe por dentro diciendo:
“Fría, ventosa, húmeda, fea, denegrida y fuerte, que vigila a España”. Pero
hace trato con sus habitantes, y logra por fin, sacarle sus encantos.
Su última visita es para la capital y el monasterio de
Alcobaça. En Lisboa visita el monumento a Eça Queiroz, y critica su fatídica
doctrina en la que dice que “la felicidad está en un egoísmo inteligente”; y
dice también para despedirse, unas palabras tristes y desconsoladoras, pero
crudamente reales; estas palabras son: “Pese a lo que pueda parecer, Portugal
es un pueblo triste, y lo es hasta cuando sonríe”.
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Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles
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