jueves, 11 de septiembre de 2025

El Muro de Bimini: Una carretera hacia lo desconocido

(AZprensa) En las cristalinas aguas del Caribe, frente a la isla de Bimini Norte, en las Bahamas, se encuentra una enigmática formación rocosa que ha desconcertado a científicos, arqueólogos y exploradores desde su descubrimiento en 1968. Conocida como el "Muro de Bimini" o "Carretera de Bimini", esta estructura submarina, situada a unos 5,5 metros de profundidad y extendida por 800 metros en una alineación noreste-suroeste, ha alimentado teorías que van desde una construcción de una civilización perdida hasta una formación geológica natural.
 
Entre las hipótesis más audaces está la que sugiere que esta "carretera" fue construida hace unos 15.000 años, en una época en la que, según el conocimiento arqueológico convencional, no existían civilizaciones capaces de realizar tal hazaña. ¿Qué es realmente el Muro de Bimini? ¿Una obra de antiguos navegantes chinos o simplemente una broma de la naturaleza? Exploremos este fascinante enigma…
 
El 2 de septiembre de 1968, los buceadores Joseph Manson Valentine, Jacques Mayol y Robert Angove exploraban las aguas frente a la costa noroeste de Bimini Norte cuando se toparon con una formación inusual. Lo que encontraron parecía un pavimento de bloques de piedra caliza, de forma rectangular y poligonal, dispuestos en una línea recta con una precisión que desafiaba las expectativas. La estructura, de aproximadamente 800 metros de longitud y con bloques que varían entre 1 y 4 metros de ancho, parecía artificial a primera vista. Algunos bloques mostraban bordes complementarios, como si hubieran sido tallados para encajar, y la disposición general evocaba una carretera o un muelle. El hallazgo fue bautizado como la "Carretera de Bimini" y rápidamente captó la atención mundial, alimentando especulaciones sobre su origen.
 
Valentine, un zoólogo con interés en la arqueología submarina, quedó fascinado. Junto al oceanógrafo Dimitri Rebikoff, fundó la Sociedad de Investigación de Arqueología Marina (MARS) para estudiar la estructura. Sus observaciones iniciales sugirieron que podía tratarse de una construcción protohistórica, posiblemente vinculada a la legendaria Atlántida, una idea que resonaba con la predicción del psíquico Edgar Cayce, quien en 1940 afirmó que restos de la Atlántida serían hallados cerca de Bimini en la década de 1960. Esta conexión mística añadió un aura de misterio que aún perdura.
 
La hipótesis de una civilización desconocida
 
Una de las teorías más intrigantes sobre el Muro de Bimini es que fue construido hace unos 15.000 años, durante el final de la última glaciación, cuando el nivel del mar era entre 95 y 100 metros más bajo que en la actualidad. En ese período, la zona de Bimini habría estado por encima del agua, lo que plantea la posibilidad de que una civilización desconocida, con capacidades tecnológicas avanzadas, erigiera esta estructura. Autores como Charles Berlitz, en su libro El Triángulo de las Bermudas, propusieron que el muro era una barrera o muelle construido por humanos para proteger barcos de los arrecifes. Otros, como el arqueólogo submarino Robert Marx, han especulado que podría ser parte de un complejo ceremonial o incluso un puerto, comparándolo con estructuras portuarias del Mediterráneo.
 
La hipótesis de una construcción humana se apoya en varias observaciones. Los bloques de piedra caliza, algunos de hasta 25 toneladas, parecen estar cuidadosamente alineados, con formas que sugieren un diseño intencionado. En 1977, una expedición italiana liderada por el submarinista Enzo Maiorca y el geofísico Edmondo Carabelli informó que el muro presentaba irregularidades magnéticas, lo que lo diferenciaba de su entorno natural. Maiorca describió la estructura como una "obra colosal construida por hombres inteligentes y muy hábiles", aunque no pudo precisar su antigüedad. Además, la presencia de dos formaciones lineales más pequeñas, paralelas al muro principal, refuerza la idea de un diseño deliberado.
 
Otra teoría audaz, propuesta por Gavin Menzies en su libro 1421: El año en que China descubrió el mundo, sugiere que los bloques fueron colocados por exploradores chinos del imperio de Zhu Di, 60 años antes de la llegada de Cristóbal Colón. Según Menzies, estos navegantes usaban juncos cargados con piedras de lastre, algunas provenientes de canteras del río Yangtsé, que podrían haber sido descargadas para formar la carretera como un medio para varar barcos dañados por los arrecifes. Sin embargo, esta hipótesis carece de pruebas arqueológicas sólidas y ha sido cuestionada por su falta de rigor histórico.
 
La conexión con la Atlántida, aunque romántica, es quizás la más especulativa. Algunos investigadores, como el doctor David Zink, han sugerido que el muro formaba parte de un templo o complejo construido por los atlantes, posiblemente con asistencia extraterrestre, alrededor del 28.000 a.C. Sin embargo, esta idea se basa más en la imaginación que en evidencias concretas, y la datación propuesta contradice los datos geológicos disponibles.
 
La explicación geológica: ¿Una formación natural?
 
A pesar de las teorías que apuntan a una construcción humana, la mayoría de los geólogos y arqueólogos sostienen que el Muro de Bimini es una formación natural conocida como beachrock (roca de playa). Estas rocas se forman cuando sedimentos de conchas y arena se cementan bajo el agua debido a cambios en las condiciones químicas del entorno marino. Estudios realizados por la Universidad de Miami en 1978, utilizando datación por radiocarbono, determinaron que el cemento que une los bloques tiene unos 2.800 años, mientras que los sedimentos subyacentes se acumularon hace unos 4.100 años. Esto indica que la formación es mucho más reciente de lo que sugieren las teorías de una antigüedad de 15.000 años.
 
Un intento de datación por uranio-torio, realizado por Gifford y Ball en 1978, arrojó una edad de 14.992 ± 258 años antes del presente. Sin embargo, los expertos han descartado esta fecha como inválida debido a la recristalización parcial de la muestra, que altera los resultados. Además, durante el período propuesto (15.000 años atrás), el nivel del mar era demasiado bajo para que los sedimentos marinos que forman el beachrock se acumularan en la ubicación actual del muro, que estaría a unos 90-95 metros sobre el nivel del mar de entonces. Los geólogos concluyen que los bloques, con sus formas rectangulares y poligonales, son el resultado de fracturas naturales en la roca de playa, un fenómeno común en la región.
 
Investigaciones más recientes, como las de Davaud y Strasser, refuerzan esta postura, afirmando que el Muro de Bimini se formó bajo la superficie de la isla y fue expuesto por la erosión costera hace unos 1.900-2.000 años. Las formas regulares de los bloques, aunque impresionantes, no son inusuales en formaciones de beachrock, que tienden a fracturarse en patrones rectangulares debido a procesos tectónicos y erosivos.
 
Un enigma sin resolver
 
A pesar de los argumentos científicos, el Muro de Bimini sigue siendo un imán para los defensores de teorías alternativas. La idea de que una civilización desconocida, capaz de construir una estructura tan sofisticada hace 15.000 años, desafía el conocimiento arqueológico actual, que sitúa las primeras civilizaciones complejas (como la sumeria o la egipcia) hace unos 5.000-6.000 años. La falta de herramientas, cerámicas u otros artefactos asociados al sitio complica la hipótesis de una construcción humana. Además, extraer bloques del fondo marino para un análisis más detallado requeriría maquinaria pesada, algo que las autoridades de las Bahamas no han autorizado hasta ahora.
 
Por otro lado, la conexión con la Atlántida sigue siendo un atractivo para los románticos y los buscadores de misterios. La descripción de Platón sobre una civilización avanzada destruida por un cataclismo hace milenios resuena con el imaginario colectivo, y el Muro de Bimini, con su aparente diseño intencionado, parece encajar en esa narrativa. Sin embargo, la comunidad científica exige pruebas más sólidas que las especulaciones basadas en la apariencia de las rocas.
 
Un legado de misterio y maravilla
 
El Muro de Bimini, ya sea una formación natural o un vestigio de una civilización perdida, sigue siendo uno de los grandes enigmas del Caribe. Su descubrimiento ha inspirado expediciones, documentales y debates que trascienden las fronteras de la ciencia y se adentran en el terreno de la imaginación. Para los buceadores que visitan la zona entre diciembre y abril, cuando la visibilidad submarina es óptima, el muro ofrece una experiencia única, un recordatorio de cuán poco conocemos sobre nuestro pasado y los secretos que el océano aún guarda.
 
Mientras los geólogos insisten en su origen natural y los soñadores buscan rastros de la Atlántida, el Muro de Bimini permanece como un símbolo de los límites de nuestro conocimiento. Tal vez, como dijo el geofísico italiano Edmondo Carabelli, "si es natural, es una broma de la naturaleza; y si no, estamos ante un inmenso enigma arqueológico". Hasta que nuevas tecnologías o excavaciones revelen más pistas, el Muro de Bimini seguirá siendo una carretera hacia lo desconocido, invitándonos a cuestionar lo que creemos posible.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
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