(AZprensa)
La prevención y el diagnóstico precoz son las mejores herramientas para luchar
contra el cáncer de mama, una enfermedad que padecerá a lo largo de su vida una
de cada ocho mujeres. Por ello el proyecto MCC-Spain, impulsado por el Centro
de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP)
aporta nueva información sobre factores de riesgo y posibles estrategias de
prevención. Ya se conoce que el riesgo de sufrir este tipo de cáncer se puede
reducir realizando ejercicio físico de forma regular, prescindiendo de las
bebidas alcohólicas y evitando el sobrepeso y la obesidad tras la menopausia.
Sin embargo, y hasta el momento, el papel que juega la dieta no está claramente
determinado, de ahí la importancia del presente estudio y las perspectivas que
ofrece.
Los
resultados de este estudio confirman la necesidad de transmitir a la población
que se debe reducir el consumo de carne, en concreto de la roja y la procesada
y curada. El riesgo de cáncer de mama aumenta para aquellas mujeres
postmenopáusicas que consumen más cantidad de cualquier tipo de carne (a partir
de 51 g de carne por 1000 kcal y día), de carne roja (a partir de 25 g por 1000
kcal y día) y de carne procesada o curada (a partir de 14 g por 1000 kcal y
día). La relación es particularmente importante en el caso de los tumores
triple negativos y la carne procesada o curada, donde el riesgo es de más del
doble de desarrollar este tipo de cáncer.
La cantidad de carne blanca o el punto de su cocción no se ha
relacionado con este tumor. En cambio,
la carne roja debería consumirse poco hecha, dado que un mayor cocinado
incrementa el riesgo de cáncer de mama. Finalmente, en relación con los métodos
de cocinado, el análisis detectó un mayor riesgo por el consumo de carne roja
guisada, sobre todo para los tumores hormonales.
(En
la imagen, las investigadoras Elena Boldo y Marina Pollán).
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