(AZprensa)
Me gustan las historias con final feliz y esta es una de ellas. Una historia
además que nunca pude imaginar cómo se desarrollaría ni –por supuesto- cómo
acabaría. Una historia que ha durado 230 años…
Todo
comenzó cuando murió mi tío Rafael y nadie mostró el más mínimo interés por
todos los libros que tenía… pero yo sí. La mayor parte de ellos los incorporé a
mi biblioteca personal (y eso que por aquél entonces yo sólo tenía unos 16 años
más o menos, pero ya era un lector empedernido). Pero, de entre todos ellos, me
llamó la atención uno de 64 páginas ¡escrito a mano! En la primera hoja se
podía leer la fecha, que venía escrita en números romanos: MDCCLXXXXIV. ¡Tenía
entre mis manos un auténtico manuscrito de 1794! Lo revisé muchas veces aunque
nunca llegué a leerlo del todo, sólo algunas hojas, porque aquello estaba
escrito en castellano antiguo y en verso.
Pasó
el tiempo, pasaron los años, y fui creciendo. Muchos de aquellos libros
heredados los fui vendiendo para comprar
otros nuevos, pero el manuscrito no, ese continuaba siempre a mi lado. Algo me
decía que no podía desprenderme de él, había algo así como una extraña conexión
entre nosotros.
Y
pasó más tiempo y un buen día me decidí, por fin, a leerlo completo. La
historia me entusiasmó. Nos trasladaba a la Grecia clásica de hace 2600 años y
nos contaba una historia de amor, amistad y honor… porque en aquellos años (no
como ahora) una palabra valía más que cualquier contrato.
Comprendí
que había sido un privilegiado al tener en mis manos aquél documento y que, en
cierto modo, tenía una deuda con su autor: Wenceslao de Argumosa. Pensé que una
forma de saldar esa deuda era hacer llegar esa historia al público y para ello,
sentí que debía trasladar esa historia al lenguaje de la narrativa actual, convertir
ese texto en una novela. Me documenté sobre la época y sus costumbres, a fin de
crear el ambiente necesario, y me puse a escribir la novela. La titulé como el
manuscrito original “La Olimpiada” y quedó disponible en ediciones digital e
impresa en Amazon: https://amzn.eu/d/0Pgy9Ts
Pero
yo seguía teniendo el manuscrito en mi poder y de alguna forma quería
compartirlo con los demás, así que decidí digitalizarlo y volcarlo en un blog
abierto a todo el público, de tal forma que cualquier persona que esté
interesada en el mismo, o que simplemente por curiosidad quiera hojearlo, puede
hacerlo a través del blog “Wenceslao de Argumosa” en este enlace: https://wenceslaodeargumosa.blogspot.com/
Ya
estaba todo hecho, ya tenía saldada mi deuda con Wenceslao de Argumosa, o al
menos eso creía… Sin embargo me di cuenta que yo ya era viejo, que posiblemente
tras mi muerte todos mis libros (incluido este manuscrito) fuesen a parar a la
basura o se malvendiesen a cualquier librero, así que decidí que lo mejor era
que ese manuscrito volviese a su casa, a Guadalajara, a su Museo Provincial. Y
así lo hice, el 15 de mayo de 2024 hice oficialmente la entrega de dicho
manuscrito a la ciudad de Guadalajara, tal como puede verse en estos dos
reportajes:
Noticia sobre la donación al Museo: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/wenceslao-de-argumosa-vuelve.html
Reportaje fotográfico: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/un-manuscrito-de-1794-para-el-museo-de.html
“La Olimpiada” (Vicente Fisac. Amazon):
Noticia sobre la donación al Museo: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/wenceslao-de-argumosa-vuelve.html
Reportaje fotográfico: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/un-manuscrito-de-1794-para-el-museo-de.html
“La Olimpiada” (Vicente Fisac. Amazon):
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