(AZprensa)
Decía –y ponía en práctica- el que fuera director ejecutivo de AstraZéneca, Tom
McKillop, que los empleados tenían que asumir riesgos y equivocarse, porque esa
era la única forma de aprender y la mejor manera de encontrar soluciones
innovadoras. En mis tiempos en la industria farmacéutica, en el que era en
aquellos momentos el tercer laboratorio farmacéutico más importante del mundo y
el más “transparente”, a nadie se sancionó por cometer errores y se nos enseñó
que es mejor arriesgarse en un proyecto aunque luego este falle antes que “no
hacer nada” y seguir “con lo de siempre”. En un mundo competitivo y en una
industria tan competitiva como la farmacéutica, la innovación en todos los
campos es imprescindible para la supervivencia aunque no todos los laboratorios
lo hayan entendido así.
En
esta línea de pensamiento, cabría añadir también que lo único que cuenta es nuestra
pasión, nuestro convencimiento en lo que hacemos.
Parece
una frase sencilla pero encierra una gran verdad: sólo cuando uno está
convencido de lo que hace y pone toda su pasión y su empeño en ello, puede
llegar a conseguir el éxito. Claro está que el éxito no siempre se consigue,
pero cuando uno “lo ha dado todo” el fracaso no se convierte en ninguna losa
sino en un escalón más de nuestro aprendizaje y superación.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon.
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