(Diario El
Inefable) El presidente de la mutua Previsión Sanitaria Nacional (PSN), Miguel
Carrero, ha dedicado el editorial del último número de la revista de su
institución a reflexionar sobre la tan debatida necesidad o no de recolegiación
o recertificación del médico.
Por su interés, compartimos dicho texto con los lectores del "Diario El Inefable":
Por su interés, compartimos dicho texto con los lectores del "Diario El Inefable":
LA RECOLEGIACIÓN DEL MÉDICO
"Últimamente ha tomado cuerpo una iniciativa
que lleva años rondando por los colegios profesionales de Médicos: la
recertificación, hoy recolegiación. Este proceso, que se ha dado en denominar
validación periódica de la colegiación, tendrá carácter universal y
obligatorio. La medida entrará en vigor en 2016 y, según informan sus
impulsores, pretende adelantarse a la directiva de la Unión Europea de
Cualificaciones Profesionales que establece la recertificación obligatoria de
los profesionales de la salud para 2017.
La obligación de que los profesionales de la
Medicina pasen un filtro periódico que “garantice” su idoneidad o no para
desempeñar su trabajo nace con un importante problema. La profesión médica es,
como ocurre con la mayoría de las universitarias, vocacional, con todo lo que
ello implica.
La autorresponsabilidad para con su labor
está en el ADN de los médicos que son un colectivo especialmente proclive a la
formación y actualización de sus conocimientos como una necesidad inherente a
su trabajo y en consonancia con su responsabilidad. Por tanto, obligar a estos
profesionales a evaluarse periódicamente supone dar por hecho que debe
fiscalizarse al médico por si no cumple con su obligación. Pero puede irse más
allá, y es que demostrar su formación médica continuada y su desarrollo
profesional se recoge en la normativa propuesta con carácter voluntario. No son
voluntarios –aunque su incumplimiento no será punible– otros apartados de la
validación periódica de la colegiación como acreditar una aptitud psicofísica
idónea, certificar la vida laboral en la empresa en la que trabaja y dar fe de
su buena praxis, labor, por otro lado, ya intrínseca a los colegios
profesionales.
Hay un elemento fundamental a tener en cuenta
sin el que es imposible entender esta crítica. El ejercicio de la Medicina se
sustenta sobre un pilar fundamental: la libertad. Los médicos pueden y deben
ejercer en libertad y ello choca frontalmente con una medida que parece estar
llamada a estandarizar el acto médico. Si en algo es diferencial el ejercicio
de una profesión como la Medicina es que el trato al paciente o la forma en la que
aborda determinada dolencia debiera de depender exclusivamente del juicio
clínico. Esta autonomía está íntimamente ligada a la responsabilidad del
colectivo porque libertad y responsabilidad son dos conceptos que deben ir de
la mano.
El pensamiento único o, en este caso, la
formación única es más propia de mentalidades estrechas que en nada ayudan al
sano desarrollo de esta noble profesión. De otro lado, podríamos cuestionar
quién es el encargado de esta recertificación. Y, ¿quién recertifica al que recertifica?
¿Qué garantías tenemos de que quien ejerce la labor auditora está preparado
para hacerlo? Las competencias son adquiridas por los facultativos durante su
formación. Independientemente de dónde y cómo se hayan formado y capacitado
(universidades, centros asistenciales, hospitales públicos y privados…), el
esfuerzo individual del médico por mantenerse competente a lo largo de su vida
profesional debe ser inherente al ejercicio libre y responsable. Además, hay
que añadir que en distintas experiencias internacionales encontramos propuestas
muy diferentes de la que se plantea en España. En algunos casos, hablamos de
constatar determinados méritos para acceder a puestos concretos y quien lo hace
es la institución que ofrece el cargo. Todo este debate debe ponerse en un
contexto de progresivo declive laboral de las nuevas generaciones de médicos, a
los que el sistema parece estar transformando de profesionales libres y
responsables y con un alto grado de autoexigencia en meros técnicos
asalariados, encasillados y dirigidos, y frente a esta realidad es sobre la que
deben centrarse los esfuerzos".
Miguel Carrero, presidente de Previsión
Sanitaria Nacional
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