(AZprensa) Tras el diagnóstico de cáncer, generalmente se produce una reacción de aflicción, pero esta actitud se puede cambiar a pesar de la gravedad: mejorando la confianza, adaptándose a la realidad, superando el miedo a la enfermedad, el aislamiento y la depresión psíquica; en definitiva, se debe evitar el bloqueo psicológico del paciente.
La terapéutica del cáncer debe consistir, junto al tratamiento médico, en una estimulación positiva de la persona enferma y de su entorno familiar y social. Se trata, en definitiva, de desterrar el temor a la enfermedad y a instaurar confianza en sí mismo de cada persona afectada por el cáncer.
“Hay estudios que demuestran que pacientes oncológicos que actúan con una actitud de espíritu de lucha tienen estadísticamente más probabilidades de sobrevivir que los que aceptan el diagnóstico con actitud fatalista, porque esa resistencia a la enfermedad potencia el sistema inmune”, según el profesor José Antonio Flórez Lozano, para quien “muchas veces, el paciente vive pendiente del más allá, desaprovechando las posibilidades de cada día, que constituyen la felicidad, energía psíquica que es necesaria para superar la enfermedad”.
Por su parte, para el Dr. Ángel Jiménez Lacave, “cada enfermo tiene una manera de ser, de concebir la realidad, una actitud diferente ante la vida y debe ser tratado de acuerdo con su personalidad; y aunque no hay fórmulas magistrales para recomendar una actitud, debemos esforzarnos para intentar conocer cuál sería la información adecuada para cada caso”.
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