(AZprensa) Es obvio que el mejor fármaco es ineficaz si no se toma, y que si el paciente no cumple de forma correcta con el tratamiento, no se van a conseguir los objetivos previstos e, incluso pueden aparecer efectos indeseables.
El incumplimiento de las terapias trae consigo una pérdida de la eficacia y la efectividad de las medidas prescritas, además de una reducción importante de la eficacia sanitaria. Por ello resulta fundamental conocer y valorar la importancia y magnitud del incumplimiento y desarrollar una estrategia para modificar el comportamiento de los pacientes incumplidores.
Ante cualquier paciente en el que no se consiga la mejoría esperada, lo primero que se debe hacer es averiguar si el paciente ha seguido correctamente el tratamiento, antes de instaurar cualquier otra medida. Precisamente en enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, dislipemias, etc., muy frecuentes en Atención Primaria y que cuentan con tratamientos eficaces, muchas veces no se alcanza un buen control de la enfermedad.
Según algunos estudios, más del 50 por ciento de los pacientes hipertensos diagnosticados, abandonan el tratamiento en el primer año. De los que continúan, sólo el 66 por ciento cumplen con la medicación prescrita, tal como se les indicó.
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