(AZprensa)
Una de las técnicas que utilizaba para que la audiencia estuviese atenta a mi
presentación, era anunciarles que daría un premio a quien acertase (o por
sorteo entre quienes acertasen) una pregunta sobre lo que iba a exponerles a
continuación. Claro que a veces, el resultado podía ser de lo más inesperado…
En
una ocasión les anuncié que al final de la presentación les pediría que me
dijeran qué mensaje de dicha presentación les había parecido más interesante
(algo así como un tipo de encuesta “in situ” para conocer qué les había
impactado más de mi presentación y así aprender para el futuro) y que entre
todas las respuestas sortearíamos un regalo que, en aquella ocasión en
concreto, era un robot de cocina que haría las delicias de sus mujeres... y es
que en aquella ocasión el auditorio estaba compuesto por un centenar de
hombres... y una sola mujer, Mercedes Gutiérrez, la responsable de
Investigación de Mercados.
Cuando
se hubieron recogido todas las papeletas con sus respuestas llegó el momento de
elegir al azar el ganador y, puesto que sólo había una mujer en la sala, le
pedí a Mercedes Gutiérrez que fuese su mano inocente la que extrajese la
papeleta y determinar así el ganador. Con cierta timidez se levantó y subió al
escenario, metió la mano en la urna en donde estaban todas las papeletas, sacó
una, la miró... y se quedó muda. “Bueno ¿quién es el ganador?”, le pregunté. Y
ella, con voz trémula, casi inaudible, me dijo: “Soy yo, es mi papeleta”.
Cuando repetí aquello en voz alta para que todos lo oyeran, sonaron risas y
gritos de tongo, pero el sorteo había sido limpio y todos reconocieron que así
de caprichosa es la diosa fortuna, por lo que Mercedes regresó cabizbaja y
avergonzada hasta su sitio, con el preciado trofeo, mientras la sala se llenaba
de una enorme salva de aplausos, porque al fin y al cabo ella era querida por
todos y bien que se lo merecía.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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(AZprensa)
Parece extraño este titular. ¿Cómo va a ser un problema hablar bien en público?
¡Todo lo contrario, el problema sería hablar mal en público! Pero no, no me he
equivocado, porque cuando yo comencé a hablar en público y era capaz de
mantener a mi auditorio atento, siguiendo mi presentación… se percataron de
ello mis jefes y lo compararon con los discursos que daban otros mandos de la
compañía en los que su audiencia se aburría soberanamente e incluso más de uno echaba una cabezada.
Hay
que tener en cuenta, además, que en las convenciones los asistentes se acuestan
muy tarde porque quieren aprovechar al máximo el tiempo libre disponible y la
oportunidad que ese viaje les brinda de estrechar lazos con otros compañeros.
Total, que tras una noche en la que sólo han dormido tres o cuatro horas,
llegar a un auditorio con todas las luces apagadas, salvo las del escenario;
sentados en una cómoda butaca, y escuchando un discurso monótono de cifras de ventas,
resultados, presupuestos, etc., lo más normal es que el peso de los párpados se
venza por la inercia.
El
caso es que, ante esa situación, me pidieron que en lo sucesivo yo hiciese mi
presentación a primera hora de la tarde, justo después de comer… que es el
momento ideal para echarse una siesta… y yo era el único que podía impedir que
se durmiesen!
Y
en general, esta fue la norma a lo largo de toda mi carrera profesional y para
ello utilicé todo tipo de trucos para que mis presentaciones les resultasen
atractivas y ejerciesen sobre ellos un efecto más eficaz que el de cualquier
café bien cargado. En fin, ya os iré contando…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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(AZprensa)
Decimos que lo sentimos y también muchas veces decimos que hablamos de amor,
pero ¿lo hacemos? Porque las palabras son limitadas cuando se trata de expresar
algo intangible, algo que pertenece al mundo de los sentimientos, no de lo
material.
Ya
está aquí un nuevo domingo y abrimos esta ventana a una pequeña reflexión
poética, sobre algo tan bonito e intangible como es el amor…
UN
AMOR QUE SE HIZO ETERNO
Quisiera
hablar de amor,
del
amor como otras veces
y
no sentir que aquí estoy
al
final de este camino
sin
saber por qué el destino
me
eligió para escribir
palabras,
versos, sandeces;
sólo
escribiendo pasé
toda
mi vida, y escuece
saber
que estuve tan solo
como
el viento que nos mece;
solo
estuve en mi destino,
y
me bastó conocerte
para
saber que mi vida
sería
siempre la tuya,
que
nada más hallaría;
ni
un recuerdo, ni un resquicio,
ni
una brizna hay en mi ser
que
no sea por siempre tuya,
porque
tú has sido mi vida
y
no he podido expresar
la
dimensión de este amor
tan
grande, tierno, inmortal,
que
seguirá perviviendo
más
allá de los recuerdos,
más
allá de mi final
en
este mundo pequeño,
y
cuando esté al otro lado
y
nos veamos de nuevo,
será
por fin ese abrazo
de
este amor que se hizo eterno.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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(AZprensa)
Desde que comencé a hablar en público comprendí que lo más importante era
captar y mantener la atención del público, porque ¿de qué te vale contar cosas
muy interesantes si todo tu auditorio está bostezando, durmiendo o pensando en
otras cosas? ¿De qué sirve un discurso si nadie presta atención? Por eso, no
basta con estructurar muy bien tu discurso y contar cosas interesantes en un
lenguaje claro, sencillo y directo; es necesario que los espectadores se
sientan interesados por lo que les dices y por consiguiente les llegue tu
mensaje.
Y
así lo hice desde mi primera intervención en público, ante un auditorio con más
de 100 personas con motivo de una Convención Nacional. Acababa de terminar mis
estudios de Publicidad y bien sabía lo importante que es captar la atención,
así que –en esa primera ocasión- les propuse un juego al comienzo de mi
intervención. Como mi charla iría acompañada de imágenes que se irían
proyectando sobre la pantalla, les pedí que estuviesen atentos a todas ellas,
ya que al final les preguntaría por algún detalle de las mismas y el acertante
(si era uno solo) o por sorteo entre los que acertasen, se concedería un
regalo.
Al
final de la presentación les pedí que escribieran en una papeleta que les
habíamos entregado al principio, un detalle de una de las imágenes, en aquél
caso concreto de una en la que hablaba de la importancia de la “memoria
fotográfica”. Hubo muchos acertantes y, por sorteo, uno de ellos se llevó el
premio que –no podía ser de otra forma, dada la pregunta que les formulé- que
una cámara fotográfica.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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(AZprensa)
El cine forma parte de nuestras vidas aun cuando la televisión haya sustituido
ya (o casi) a nuestra asistencia a salas de cine). De hecho, cada vez son más
grandes los televisores, con mejor imagen y sonido, y cada vez son más los
canales de televisión y mayor el número de películas que ponen a nuestra
disposición.
El
libro “El cine y el misterio” nos hace plantearnos y posicionarnos en varios
aspectos tales como:
Pasión
por el cine
¿Cine
en color o cine en blanco y negro?
¿Cine
de autor o cine comercial?
Mayores
con reparos
Las
descargas ilegales no quitan negocio
Fantasía
y ciencia ficción en la Universidad
Un
médico que receta “cine”
Cine,
Medicina y Deontología Médica
Las
películas más absurdas de la historia del cine
Siete
errores clásicos de las películas de ciencia ficción
“El
cine y el misterio” Vicente Fisac
Disponible
en ediciones digital e impresa, en Amazon: https://www.amazon.es/dp/B0DJF3M3ZW