(AZprensa) Este
es un pequeño artículo para hacer sonreír, y quizás reflexionar también, a los
responsables de Comunicación cuando organizan ruedas de prensa o cualquier otro
tipo de evento con sus correspondientes invitaciones a los periodistas para que
cubran informativamente el acto.
En
cualquier cóctel que se precie no pueden faltar los canaperos (o más
comúnmente, canaperas), esas entrañables viejecitas elegantemente ataviadas que
se cuelan en las fiestas ajenas dispuestas a aligerar el peso que soportan los
camareros en sus bandejas y a ejercitar deportivamente sus mandíbulas
engullendo a dos carrillos todas las viandas que se pongan a su alcance. Los
organizadores suelen percatarse de estas intrusas, pero ¿quién se atreve a
echar a estas dulces viejecitas tan elegantes para la ocasión? Por no decir que
¿a ver quién es el guapo que se atreve a echarlas sin saber si son realmente la
acompañante de alguno de nuestros invitados? Así que, ante la consideración y
la duda correspondiente, se las deja cumplir con su noble cometido de
eliminación de residuos alimentarios; todo sea por la protección del medio
ambiente.
Lo
que no sabía es que también hay periodistas canaperos. Como muestra un ejemplo:
Un laboratorio ha organizado un encuentro con medios de comunicación en uno de
los más prestigiosos restaurantes de Madrid, y el atractivo de la convocatoria ha
desbordado la previsión de comensales asistentes. ¿Habrían tenido el mismo éxito
de público si sólo hubieran ofrecido un vino en un hotel de cuatro estrellas
como también se hace con frecuencia? Me temo que no. Y este tipo de
convocatorias y agasajos es algo que se hace constantemente y en ello caen casi
todas las empresas.
Pero
que no se enfaden mis periodistas canaperos, que no los critico (si yo hubiera
podido también habría ido), simplemente me hace gracia ver las estrategias a
las que hay que recurrir muchas veces para lograr el éxito de público que
siempre se anhela. Es igual que cuando se lleva a un famoso para apoyar una
rueda de prensa o se le contrata para una campaña publicitaria, con el efecto
habitual de que las noticias que se publican después dan el protagonismo al
famoso de turno y no al motivo que lo llevó allí.
Sólo
una última reflexión: ¿de qué se hablará después de un agasajo de estos, de lo
que se presentó allí o de lo que se comió allí?
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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