(AZprensa) En los años 90, un estudio clínico, el Framingham, desarrollado con un método estadístico, demostró de forma contundente que la hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo para la aparición de enfermedades cardiovasculares. Gracias a aquellas conclusiones se impulsó la adopción de medidas preventivas.
La Bioestadística permite, mediante una metodología matemática aplicada, comparar una serie de casos clínicos, mostrar las características demográficas y clínicas relevantes de un colectivo y, de esta forma, ayudar a identificar síndromes, caracterizar patologías, establecer una base diagnóstica y, en definitiva, favorecer el progreso de la medicina.
Tanto las agencias de investigación como el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS), dependiente del ministerio de Sanidad, exigen rigor científico a los proyectos que se presentan, y esto sólo se puede garantizar mediante la utilización de un método estadístico.
Además de los ensayos clínicos, la estadística está presente en muchas de as acciones que cada día realizan los médicos, como la elección del tratamiento en función de su eficacia, la probabilidad de éxito ante una intervención quirúrgica o el diagnóstico de una enfermedad a partir de unos signos clínicos.
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