(AZprensa) Desde que se descubre una nueva molécula hasta que esta alcanza finalmente el mercado, suelen pasar unos diez años, necesitándose además una inversión de unos 500 a 600 millones de pesetas.
Según el que fue máximo dirigente de la multinacional farmacéutica AstraZéneca, Tom McKillop, “es una enorme inversión con una probabilidad entre diez de que el productos sea finalmente un éxito”. Por ello explicó que “el sistema de patentes se introdujo para incentivar la investigación, ofreciendo a cambio 20 años de protección. En el caso de los productos farmacéuticos, debido a que lleva tanto tiempo el desarrollo, sólo se dispone de la mitad de ese tiempo para recuperar lo invertido”. En efecto, una vez que se cumple ese periodo, la competencia puede comenzar a comercializar ese mismo producto a un precio menor al no tener que recuperar el dinero invertido en su investigación y desarrollo.
De lo que no hay duda es de que sin el trabajo de las compañías que vuelcan su esfuerzo en la investigación, no sería posible el progreso de la medicina. De hecho, nos encontraríamos practicando en el siglo XXI una medicina del siglo pasado.
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