(AZprensa) El Instituto Nacional de
Estadística (INE) publica el número de muertes que cada año se producen como
consecuencia de las resistencias bacterianas, esto es, por la ineficacia de los
antibióticos disponibles frente a unas bacterias que se han hecho resistentes a
los mismos.
Esta es la evolución del número de muertes registradas en los últimos
cinco años en que se dispone de estos registros, según datos del INE:
Año
|
Nº
muertes
|
2011
|
2.051
|
2012
|
2.147
|
2013
|
2.188
|
2014
|
2.539
|
2015
|
2.837
|
Pero ¿por qué los laboratorios farmacéuticos no investigan más en este
campo? Hay una sencilla y triste explicación que pocos medios de comunicación y
pocos directivos y políticos son capaces de reconocer. Resulta que cuando
después de muchos años de investigación y miles de millones gastados, un
laboratorio descubre ¡por fin! un nuevo antibiótico capaz de vencer las
resistencias que esas bacterias mostraban hasta el momento, las Autoridades
Sanitarias lo guardan como un tesoro, limitando al máximo su utilización para
que un mal uso del mismo no haga aparecer nuevas resistencias. Esto da como
consecuencia que ese antibiótico se vende muy poco ya que los hospitales
prefieren ir utilizando otros ya conocidos y este sólo lo dejan como último
recurso en aquellos casos en que no queda más remedio. Por consiguiente esos
años y millones gastados en investigación se convierten en un fármaco del que
se venderán poquísimas unidades y por consiguiente será imposible recuperar la
inversión.
Así las cosas, es lógico que los laboratorios –que no son instituciones
públicas ni ONGs, como mucha gente cree, sino que son empresas comerciales-
prefieran destinar el dinero de la investigación para descubrir fármacos
eficaces para combatir otras enfermedades en donde –si les acompaña el éxito-
nadie los dejará arrinconados como ultimísima opción.
Esto es en realidad un círculo vicioso que nadie se atreve a romper: el
uso masivo de un antibiótico da como resultado un mal uso del mismo (por parte
de pacientes y de médicos); ese mal uso hace que aparezcan resistencias y deje
de ser eficaz; las Autoridades Sanitarias limitan al máximo el empleo de
cualquier nuevo antibiótico para que no aparezcan resistencias; y así las
cosas, los laboratorios no pueden recuperar la inversión y por lo tanto
prefieren investigar en otras áreas.
Como siempre sucede, los políticos, los directivos sanitarios y los
medios de comunicación criticarán a los laboratorios por no investigar más en
este campo y hablarán del número de muertes que se producen; pero no dirán nada
de todas las vidas que cada día se salvan gracias a los antibióticos, ni
hablarán del enorme esfuerzo que representa para un laboratorio descubrir un
nuevo antibiótico, ni dirán que son ellos quienes se oponen a que un nuevo
antibiótico se emplee de forma más generalizada.
Y como siempre, los laboratorios farmacéuticos agacharán la cabeza y
callarán, sin explicar sus razones.
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