viernes, 17 de octubre de 2025

La Escultura y la Industria Farmacéutica

(AZprensa) La escultura, como arte que da forma a la materia para expresar ideas, emociones o conceptos, parece a primera vista distante del mundo técnico y científico de la industria farmacéutica. Sin embargo, al explorar más a fondo, se revelan conexiones sorprendentes entre estas dos esferas. Ambas disciplinas, en su esencia, buscan transformar lo intangible en algo tangible, ya sea moldeando materiales para crear obras de arte o sintetizando moléculas para curar enfermedades. Escultura e industria farmacéutica comparten procesos creativos, simbolismos y un compromiso con el impacto humano.
 
1. La Forma como Expresión      
 
La escultura transforma materiales brutos —mármol, bronce, arcilla— en formas que comunican significado. De manera similar, la industria farmacéutica transforma compuestos químicos en medicamentos que salvan vidas. Ambos procesos requieren una comprensión profunda de la materia: el escultor debe conocer las propiedades de su medio, mientras que el químico farmacéutico debe dominar las interacciones moleculares. Esta manipulación de la materia para crear algo funcional y significativo es un punto de convergencia clave.
 
Por ejemplo, en el diseño de medicamentos, los científicos utilizan modelos tridimensionales de moléculas para entender cómo encajan en los receptores biológicos, un proceso que recuerda al trabajo del escultor que visualiza y da forma a una estructura en el espacio. La creación de estatinas, como la atorvastatina, requirió un diseño molecular preciso, similar a cómo un escultor talla una figura para lograr proporciones exactas, o cómo del omeprazol sacaron su isómero: el esomeprazol. En este sentido, la farmacéutica esculpe a nivel microscópico, dando forma a moléculas que, aunque invisibles, tienen un impacto monumental.
 
2. Simbolismo y Narrativa       
 
La escultura ha sido históricamente un medio para conmemorar y comunicar ideas. En el contexto de la industria farmacéutica, las esculturas han servido como símbolos de los avances médicos y el impacto humano de esta industria. Por ejemplo, muchas empresas farmacéuticas encargan esculturas para sus campus o edificios, como el caso de los laboratorios de Novartis en Basilea, que cuentan con obras de arte que reflejan la innovación y la creatividad. Estas piezas no solo embellecen el espacio, sino que también narran la misión de la industria: mejorar la vida humana.
 
Un caso emblemático es la escultura “The Helix” de Robert Indiana, instalada en el campus de Eli Lilly en Indianápolis. Esta obra, inspirada en la estructura del ADN, no solo celebra el descubrimiento científico que sustenta la investigación farmacéutica, sino que también humaniza la ciencia al presentarla en una forma artística accesible. La escultura, como la farmacéutica, convierte lo abstracto (el código genético, la cura de una enfermedad) en algo tangible y comprensible.
 
3. Innovación y Experimentación       
 
Tanto la escultura como la industria farmacéutica dependen de la experimentación y la innovación. Los escultores, desde Miguel Ángel hasta artistas contemporáneos como Anish Kapoor, han explorado nuevos materiales y técnicas para expandir los límites de su arte. De manera similar, la farmacéutica impulsa la innovación a través de la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos, como los recientes avances en terapias génicas o inmunoterapias.
 
Esta convergencia es evidente en el uso de tecnologías compartidas, como la impresión 3D. En la escultura, la impresión 3D ha permitido a artistas crear formas complejas con una precisión sin precedentes. En la farmacéutica, esta misma tecnología se utiliza para desarrollar modelos de órganos, prótesis o incluso medicamentos personalizados, como píldoras con dosificaciones específicas. En ambos casos, la tecnología sirve como un puente entre la creatividad y la precisión, permitiendo la creación de formas que antes eran inimaginables.
 
4. El Impacto Humano                  
 
La escultura, en su capacidad de evocar emociones y conectar con el espectador, tiene un propósito profundamente humano. La industria farmacéutica comparte este enfoque, buscando aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida. En algunos casos, esta conexión se manifiesta de manera directa: esculturas diseñadas para espacios médicos, como hospitales o centros de investigación, pueden tener un efecto terapéutico. Por ejemplo, las instalaciones escultóricas en los jardines de hospitales, como las obras de Barbara Hepworth en el Reino Unido, crean entornos que promueven la calma y la reflexión, complementando el trabajo de la medicina.
 
Además, la farmacéutica ha inspirado a artistas escultores a abordar temas relacionados con la salud y el cuerpo. La artista Damien Hirst, conocido por sus obras provocativas, ha explorado la relación entre la medicina y la mortalidad en piezas como Pharmacy (1992), una instalación que recrea una farmacia con estanterías llenas de medicamentos. Esta obra, aunque no es una escultura tradicional, utiliza la forma para reflexionar sobre la dependencia humana de la farmacéutica y su papel en la vida moderna.
 
5. Ética y Estética                       
 
Tanto la escultura como la industria farmacéutica enfrentan cuestiones éticas que enriquecen su relación. En la escultura, los debates sobre la apropiación cultural o el impacto ambiental de ciertos materiales reflejan una preocupación por el papel del arte en la sociedad. En la farmacéutica, los dilemas éticos —como el acceso equitativo a medicamentos o los ensayos clínicos en poblaciones vulnerables— son centrales. La escultura puede servir como un medio para visibilizar estas cuestiones, como en las obras de artistas que abordan la crisis de los opioides o la desigualdad en el acceso a tratamientos.
 
Por ejemplo, la escultora Cornelia Parker, en su obra Breathless (2001), utiliza objetos aplastados para reflexionar sobre la fragilidad de la vida, un tema que resuena con los objetivos de la farmacéutica de proteger la salud humana. Estas obras escultóricas no solo dialogan con la ciencia, sino que también amplifican su impacto ético y social.
 
Podemos decir que la relación entre la escultura y la industria farmacéutica trasciende la mera coincidencia estética o funcional. Ambas disciplinas comparten un compromiso con la transformación de la materia, la innovación técnica y el impacto humano. La escultura, al dar forma al mundo físico, refleja los esfuerzos de la farmacéutica por moldear soluciones para la salud. Ya sea a través de obras que celebran los avances científicos, espacios que sanan o reflexiones artísticas sobre los dilemas éticos de la industria, la escultura y la farmacéutica convergen en un diálogo que combina forma, función y significado. En este cruce, la escultura no solo embellece el mundo de la ciencia, sino que también lo humaniza, recordándonos que tanto el arte como la medicina buscan, en última instancia, mejorar la experiencia humana.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”: https://www.amazon.es/dp/1699846413

No hay comentarios: