(Diario El Inefable) “Muchas personas tiene la impresión de que la
responsabilidad social de la industria farmacéutica consiste únicamente en
entregar medicamentos a la gente que vive en áreas con carencias de esos
productos y que de otro modo no podrían acceder a ellos. Pero el aumento de la
oferta de medicamentos por sí sola no les ayudará, dada la escasa capacidad
clínica o diagnóstica de estos países”, comenta Noreen Parsons, un especialista
en hacer llegar la ayuda de la industria farmacéutica a los más necesitados.
“El principal factor limitante –continúa- para acceder a un
tratamiento es la falta de infraestructura sanitaria”. En efecto, en los países
en vías de desarrollo es necesario levantar infraestructuras sanitarias para
que estas donaciones puedan tener algún impacto. Un ejemplo dramático, según
comenta, se da en Etiopía ya que para algunas enfermedades, como el cáncer de
mama, apenas hay especialistas que puedan atender a toda la población: “las
mujeres no pueden hacerse mamografías, no hay un acceso fácil a la
quimioterapia ni a agentes hormonales, no existen programas de detección
sistemática de cáncer ni registros, no hay un protocolo nacional de
tratamiento, ni tampoco instalaciones en las que determinar el estatus de
receptores hormonales y marcadores tumorales”.
Por consiguiente, el primer paso a la hora de facilitar
ayuda sanitaria a los países necesitados es dotarlos de unas adecuadas
instalaciones sanitarias y unos profesionales que puedan ejercer en las mismas;
aunque un paso previo más necesario aún, sería dotarlos de algo tan obvio como
agua corriente, electricidad y acceso a los alimentos básicos.
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