(Diario El Inefable) Myra Uttley es una experta a la hora de
coordinar la monitorización e interpretación de las tendencias en el mercado
farmacéutico: “Identificamos el posible impacto de los conductores globales del
cambio en la industria farmacéutica, lo que permite llevar a cabo una respuesta
estratégica”.
En el aspecto positivo no hay duda que en el futuro
continuará habiendo un incremento de la demanda de asistencia sanitaria, y que
la ciencia y la tecnología jugarán un papel clave en la introducción de
fármacos innovadores en el mercado.”No obstante, hay muchos aspectos que
limitan la posibilidad de que la industria pueda disfrutar del tipo de
crecimiento que tenía en el pasado”, añade Uttley, y explica que “por ejemplo,
la menor productividad en I+D, el incremento del coste de desarrollo de los
fármacos, la expiración de la patente de muchos fármacos y el endurecimiento de
la competencia de los genéricos, ya están actuando en contra del sector
farmacéutico”.
Las presiones sobre los registros y el incremento de los
trámites de registro también son factores importantes. Además del aumento de la
productividad, somos conscientes de que en el futuro los grupos de interés y
las autoridades demandarán en gran medida que se demuestre seguridad y valor.
Por otra parte, el público tiene una visión cada vez más
escéptica, que cuestiona las motivaciones de las compañías farmacéuticas,
acusándolas de anteponer los beneficios a los pacientes.
Prácticamente todos los laboratorios farmacéuticos se han
visto afectados en algún momento por la retirada de alguno de sus productos en
el mercado, así como por la aparición de otros similares. Normalmente se
considera que la industria farmacéutica no es mucho mejor que la del tabaco o
las petroleras, por lo que, tal como señala otra experta de la industria,
Veronique Bouchet, “es una lástima, ya que la mayoría de la gente con que
trabajo se unió a esta industria con una verdadera motivación de mejorar la
salud de los pacientes introduciendo productos innovadores en el mercado”. Por
todo ello añade que “no sólo necesitamos nuevos métodos de compartir esta
motivación con nuestros críticos, sino que también debemos asegurarnos que
vivimos con los estándares de integridad que esperan nuestros grupos de
interés”.
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