jueves, 5 de noviembre de 2015

Accionistas sí, empleados no

(Diario El Inefable) Cuando David Brennan tomó el relevo de la multinacional farmacéutica AstraZéneca (situada entonces como el tercer laboratorio más importante del mundo) hizo unas declaraciones que –vistas ahora en perspectiva- nos demuestran cómo hizo lo contrario de lo que prometió. Si repasamos a día de hoy las declaraciones que hizo tras su nombramiento, podemos leer frases como esta:

“Uno de los activos clave es el equipo humano y sus capacidades”, por eso su primera medida fue despedir a los presidentes de las filiales de la compañía en todo el mundo, colocando en su lugar a otros que –a su imagen y semejanza- comenzaron a despedir de arriba abajo, primero a los directivos, luego a los mandos intermedios, y finalmente a los empleados de base, hasta reducir la plantilla global prácticamente a la mitad.

Durante su mandato, y con un salario inicial superior a las 5.000 libras anuales (siete millones de euros), aparte de bonus, extras, acciones, plan de pensiones, etc., su prioridad estuvo fijada en los accionistas no en la empresa ni por supuesto en los empleados. “Pretendemos mantener nuestro énfasis en el crecimiento orgánico y en la externalización; no vemos justificación para ser más grandes ni consideramos que sea más beneficioso aumentar nuestra escala”. Y a fe que lo consiguió porque a partir de se momento la compañía comenzó a descender puestos en el ranking, a vender menos y a tener menos empleados; eso sí, las acciones continuaron dando buenos dividendos a los accionistas.

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