(Diario El Inefable) Las elecciones del 20 de diciembre de
2015 han dado un vuelco al panorama político español, pero más que hablar de
“fin del bipartidismo” habría que hablar de “fin de la dictadura de partido”.
Hasta ahora –y de eso hace ya muchas décadas- estábamos acostumbrados (tan
acostumbrados que hasta nos parecía normal) a la dictadura del partido que se
alzase con el poder. En unas ocasiones su mayoría absoluta le hacía ignorar y
despreciar a los demás partidos (votados por muchos millones de españoles) y
hacía y deshacía a su antojo sin atender razones de otros partidos por muy
justificadas que fuesen. Cuando no obtenía la mayoría absoluta pero se quedaba
cerca, entonces era casi peor, porque encontraba en un pequeño partido –generalmente
CiU- los apoyos que le faltaban para gobernar despóticamente a cambio de
conceder prebendas económicas a ese partido que luego ingresaba el 3 por ciento
de las mismas en sus cuentas de Suiza, Andorra, etc.
Afortunadamente ahora la gobernabilidad no estará en un
partido, ni en dos, sino en varios, y esto supone algo a lo que estábamos
desacostumbrados: escuchar, dialogar, ceder, acordar, entenderse... Palabras
tan lógicas, sencillas y sensatas y, a la vez, tan en desuso hasta ahora.
Esperemos que los políticos hayan aprendido la lección que los ciudadanos les
hemos dado en las urnas: lo que queremos es “Democracia” no “Dictadura de
partido”.
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