(Diario El Inefable) Poco a
poco se van conociendo nuevos datos sobre Mercurio aportados por la nave
Messenger que el 30 de abril de 2015 se estrelló contra la superficie de este
planeta (en la cara oculta a la Tierra) tras haber viajado a 14.082 kilómetros
por hora y haber fotografiado como nunca antes se había hecho la superficie de
este desconocido y no tan lejano planeta.
Se
sabe, por ejemplo, que el monte Olimpo (en Marte) es la mayor montaña de
nuestro Sistema Solar, pero ahora se ha descubierto que Mercurio posee uno de
los accidentes geográficos más grandes y más jóvenes del sistema solar creados
por un impacto: la cuenca Caloris. Este accidente geográfico tiene unos 1.300
kms. de diámetro y unos 3 kms. de altitud y es el resultado del impacto de un
gran asteroide. Pues bien, en los bordes de esta cuenca se han descubierto
respiraderos volcánicos lo que demuestra que Mercurio está vivo y no han sido
sólo los impactos los que han modelado su geografía. Tanto en este caso como en
otros, se ha comprobado que el planeta sigue vivo geológicamente hablando, y
así se aprecia en diversos accidentes geográficos han modificado cráteres de
impacto que, lógicamente, debieron producirse antes. Uno de esos llamativos
accidentes geográficos es un inmenso cráter, uno de los mayores del Sistema
Solar, que tiene 1.550 kms. de diámetro; el impacto que lo provocó debió ser
tan brutal que las ondas de choque se extendieron por todo el planeta uniéndose
en el otro extremo para levantar unas peculiares montañas.
Resulta que Mercurio, junto
con la Tierra, son los únicos planetas que poseen campo magnético al poseer un
núcleo caliente de hierro fundido que actúa como una dinamo magnética, aunque
en el caso de Mercurio esa magnetosfera es mucho más débil, aproximadamente un
1% de la que posee la Tierra. El núcleo central en Mercurio abarca el 60% de su
masa y su lento enfriamiento hace que el planeta se vaya literalmente
encogiendo; de hecho se estima que en los últimos 4.000 millones de años ha
encogido 7 kilómetros.
Pero Mercurio tiene otras muchas peculiaridades. La
inclinación de su eje de rotación es menor de un grado y eso significa que el
fondo de los cráteres situados en los polos nunca ve la luz del sol. Messenger
ha descubierto que, mientras la temperatura en las zonas donde el Sol da de
lleno asciende hasta los 427ºC, por el contrario la temperatura en esas zonas
de sombra permanente (fondo de cráteres en los polos) es de –173ºC y muchos de
ellos contienen hielo... y un misterioso material orgánico de color oscuro del
que no han revelado nada más. ¿Qué es exactamente ese material orgánico que vive allí? Los
científicos no han podido aún precisarlo pero sí que se trata de material
orgánico como así lo atestiguan las investigaciones realizadas por David Page,
de la Universidad de California (Estados Unidos).
La nave Messenger fue capaz de soportar
temperaturas que oscilaron entre los 300ºC al sol y los 20ºC a la sombra. Todo
hace suponer que si el hombre decidiese viajar a este planeta podría pasearse
por su superficie siempre que eligiese las zonas de sombra o de crepúsculo. En
este sentido, es el planeta que tiene (a la sombra, claro) las temperaturas más
agradables para el ser humano, después de nuestro propio planeta, pero conforme
va dando la luz del Sol dichas zonas se vuelven más inhóspitas. Pero llegar a Mercurio
siempre resulta más difícil y costoso que viajar a cualquier otro planeta y es
que se trata de un planeta muy pequeño (su débil fuerza de gravedad dificulta
mucho la inserción de una nave en su órbita) y está demasiado cerca del Sol: un
pequeño fallo en la aproximación de la nave al planeta la llevaría directamente
al Sol, atraída por la enorme fuerza de gravedad del astro rey, y sufriría el
bombardeo de partículas solares y el enorme calor de nuestra estrella al quedar
en primera línea sin el cobijo de un planeta.
Mercurio es el planeta más
cercano al Sol y el segundo más pequeño (por detrás de Plutón) ya que su
diámetro es de 4.879 km., es decir, un 40% del diámetro de la Tierra. Desde
Mercurio el Sol se ve tres veces más grande que desde la Tierra. El periodo de
traslación (año en Mercurio) es de 88 días y el tiempo de rotación sobre sí
mismo (día en Mercurio) es de 59 días, es decir, dos terceras partes de su
periodo orbital. Dicho de otra forma: da tres rotaciones completas (tres días)
por cada dos órbitas alrededor del Sol. ¿Qué significa esto? Pues que un día en
Mercurio (es decir, el tiempo en que un punto concreto del planeta está
recibiendo la luz del Sol tiene una duración equivalente a 176 días terrestres.
Mientras otras órbitas de planetas son más o menos circulares, la de Mercurio
(junto con la de Plutón) son las más elípticas, esto hace que en ocasiones
alcance una distancia al Sol de 47 millones de kms. y en otras ocasiones se
distancie del mismo hasta los 70 millones de kms.
Claro que si esto puede resultar sorprendente más aún lo es
otro fenómeno que tiene lugar en Mercurio: los amaneceres dobles, es decir,
amanecer dos veces en el mismo día. ¿Cómo es posible esto? Este peculiar fenómeno que
se da en algunos lugares de Mercurio (no en todo el planeta) consiste en que si
estamos sobre su superficie en el momento y lugar adecuados veremos salir el
Sol, detenerse, esconderse casi exactamente por el mismo lugar por donde salió,
y luego volver a salir para continuar su recorrido por el cielo; mientras
tanto, en otros lugares del planeta se observará cómo en un determinado momento
del día, el Sol se detiene, realiza un movimiento de giro, y prosigue después
su camino. Esto se debe a que aproximadamente cuatro días antes
del perihelio, la velocidad angular orbital de Mercurio iguala su
velocidad angular rotatoria, lo que hace que el movimiento aparente del Sol
cese; justo en el perihelio, la velocidad angular orbital de Mercurio excede la
velocidad angular rotatoria. De esta forma se explica este movimiento aparente
retrógrado del Sol. Cuatro días después del perihelio, el Sol vuelve a tomar un
movimiento aparente normal pasando por estos puntos.
La gravedad allí es la
tercera parte que en la Tierra, por lo que 100 kg. en la Tierra sólo pesarían
38 kg. en Mercurio. Posee una atmósfera muy delgada, lo que hace que el cielo
se vea oscuro, y está compuesta principalmente por potasio (31%) y sodio (25%),
pero también contiene oxígeno (9%), argón, helio, nitrógeno, dióxido de
carbono, agua, hidrógeno, etc., proporcionando un clima seco, caliente y casi
sin aire. Además, como su eje es de prácticamente de 0º no existen estaciones.
Finalmente, y como una
curiosidad más de este desconocido vecino con el que ahora empezamos a intimar,
se puede decir que Mercurio es el planeta de nuestro Sistema Solar que orbita a
mayor velocidad, concretamente 48 km/seg, bastante por encima de la velocidad a
la que circula la Tierra (30 km/seg), y también es el segundo más denso de
todos; el primero es... la Tierra.
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