Estos días ha surgido un nuevo ejemplo de hipocresía
por parte de los periodistas a la hora de informar sobre el anuncio de que la
Agencia Europea del Medicamento está investigando el principio activo tetrazepam a causa de la aparición de
reacciones cutáneas graves.
Si la noticia
tuviese algún tinte positivo para el fármaco (por ejemplo, que se hubiera
descubierto su utilidad para otra enfermedad, etc.) los periodistas hubieran
dado la noticia citando únicamente el nombre del principio activo y
posiblemente no le hubiesen dedicado mucho espacio en sus respectivos medios de
comunicación.
Sin embargo, como
la noticia es negativa, lo primero que han hecho ha sido poner en los titulares
y/o primeros párrafos de la noticia, el nombre comercial de dicho fármaco y el
nombre del laboratorio. Si la noticia hubiese sido positiva, no lo hubieran
hecho “porque eso sería hacerle publicidad al laboratorio”, pero como la
noticia es negativa no tienen ningún reparo en ponerlo, aunque al hacerlo estén
haciendo ellos “publicidad” negativa del citado producto y laboratorio.
Pero además, en
este caso concreto, el laboratorio es culpable y el producto requiere la sentencia
de muerte sin previo juicio ni derecho a la defensa. En esas informaciones hay
que escarbar mucho para darse cuenta de algunos hechos como estos:
Resulta que en
Francia, el tetrazepam lleva comercializado 40 años y lo han consumido más de 3
millones de pacientes. Pues bien, sólo se han dado 1.600 casos de reacciones
adversas, sólo 805 eran de carácter cutáneo y el número de muertes
(presuntamente relacionadas con esto) fue de 11. Es decir: 11 presuntas muertes
sobre 3 millones de pacientes tratados. El porcentaje es del 0,0003 por ciento.
¿No cabe ante ese porcentaje afirmar que el producto es seguro en vez de exigir
su retirada del mercado?
¿Y en España? De
España dicen que lleva 30 años comercializándose como Myolastan por el
laboratorio Sanofi, y que en este
tiempo sólo se han detectado 80 reacciones adversas graves, de las cuales sólo
20 eran cutáneas, y no se ha producido por esta causa ninguna muerte. ¿No es
esto suficiente para afirmar que el producto es seguro en vez de poner en la
picota al producto y al laboratorio?
Por ello vaya desde
aquí nuestra enhorabuena al laboratorio Sanofi, a su magnífico producto
Myolastan, y a los millones de pacientes que se han beneficiado de su eficacia
terapéutica y seguridad durante tantos años. Y que nadie olvide que los
fármacos no son juguetes, que todos tienen efectos adversos, pero que para eso
está el médico, para valorar el balance beneficio/riesgo antes de prescribir
cualquier medicamento y para eso está el paciente, que debe conocer debidamente
explicado por el médico los detalles de su enfermedad y de su tratamiento.
La verdad es que
esto hubiera tenido que explicarlo a la opinión pública el propio laboratorio,
pero se da la paradoja de que no les dejan hablar en público; en cambio sí que
puede hacerlo cualquier otro indocumentado o torticero.
1 comentario:
Si,son alarmistas.Es una exageración.
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