Le
preguntaban hace unos días a la Dra. Silvia Ramón en una entrevista publicada en La Razón que
si “¿es frecuente un mal uso de los
fármacos por parte de los enfermos?” y ella respondía: “Es difícil (que el paciente utilice más un medicamento) ya que requiere receta médica", y afirmaba categórica que el paciente "debe ir a visita médica
y seguir prescripciones facultativas”.
No puedo estar más en
desacuerdo con ella. Para un enfermo no hay nada más fácil que hacer caso omiso
de las recomendaciones del médico, saltarse tomas, terminar antes de tiempo el
tratamiento o prolongarlo más del debido tiempo, tomarlo en dosis u horarios
diferentes a los especificados, tomarlo conjuntamente con otros medicamentos o
alimentos que interfieran en la acción del fármaco, tomarlo sin haberle dicho
al médico que se padece también otra enfermedad para la cual está
contraindicado... o simplemente no tomar lo que le ha recetado. Casos así los
hay a miles todos los días.
Resolver esta situación no
es fácil, pero sí que ayudaría si los médicos tomaran conciencia de dos hechos
fundamentales: primero, que hay que preguntar más al paciente y escuchar lo que
este nos cuenta; segundo, que hay que hablar más al paciente y explicarle bien
por qué se le manda un tratamiento para que comprenda la necesidad del mismo.
Sin embargo, un gran número de médicos sigue fiando todo a su imagen de “dios
de la Medicina” que siempre habla ex cátedra y ante el cual el paciente
sólo tiene que agachar la cabeza y obedecer porque sí.
Las consecuencias son las
que se ven todos los días: recidivas, aparición de resistencias, efectos
secundarios, complicaciones...
1 comentario:
Pero por desgracia también cada vez hay más pacientes que se creen que saben más que el médico y el farmacéutico juntos...
Publicar un comentario