¿Habéis oído hablar alguna vez del “paciente de papel”? Esta
fue una de las innovadoras ideas puestas en marcha por el laboratorio
AstraZéneca para ayudar a los médicos en su formación.
Al igual que ya sucede con los pacientes virtuales a que nos
tiene acostumbrados la tecnología informática, “el paciente de papel” era un
programa interactivo de formación médica continuada, basado en una simulación
de pacientes en formato papel, lo que facilitaba el estudio y resolución de los
diferentes casos en cualquier momento y lugar.
Cada unidad formativa planteaba el caso de un paciente
concreto y a continuación ofrecía una serie de decisiones que el médico debía
ir tomando. Lógicamente unas decisiones de esas serían más acertadas que otros,
lo que confería diferentes puntuaciones. Gracias a la tinta invisible empleada
en este programa y a un lápiz revelador de la misma, el médico podía ir
conociendo la puntuación que el experto responsable del caso había asignado a
cada una de las posibles decisiones.
En la imagen, María Jesús López, Francisco Morales,
Fernando Paino y Fernando Pais el día de la presentación de este programa.
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