(AZprensa) En España, más de 37.000 personas son
diagnosticadas al año de cáncer colorrectal, siendo el de mayor incidencia para
ambos sexos. Se trata de la segunda causa de muerte por cáncer con unas 15.000
personas fallecidas anualmente. A ello hay que añadirle que es el cáncer más
frecuente a partir de los 50 años. Los expertos insisten en la necesidad de
vigilar el estado nutricional de estos pacientes a fin de fortalecer su sistema
inmunológico.
Estudios recientes determinan que los factores genéticos
y medioambientales, al igual que la edad, juegan un papel determinante en la
patogénesis de este tipo de cáncer. El papel de la nutrición en este cáncer ha
sido estudiado de manera extensiva, explicando el papel, tanto causal como
protector, en el desarrollo del mismo. Se ha observado que el 54% de los
pacientes con cáncer de colon pierden peso. En este sentido, la desnutrición y
la pérdida de masa muscular son altamente prevalentes en esta enfermedad.
El cáncer de colon avanzado se asocia con una
reprogramación metabólica y una ingesta reducida de alimentos, dos de los
principales factores relacionados con la aparición de la caquexia. Este
fenómeno se caracteriza por una pérdida muscular progresiva, independiente de
la masa grasa, que no se puede recuperar con un soporte nutricional
convencional y que conlleva un deterioro funcional. La presencia de la caquexia
asociada al cáncer, junto con niveles reducidos de actividad física, pueden acrecentar
la pérdida progresiva de masa muscular.
En cáncer de colon colorrectal metastásico, esta pérdida
de masa muscular se asocia con resultados menos satisfactorios, así como una
reducción en la supervivencia general, un incremento de la toxicidad asociada
al tratamiento y un progresivo deterioro funcional.
La desnutrición es frecuente en los pacientes oncológicos
y está presente en aproximadamente un 60% de los pacientes con cáncer avanzado.
Se ha demostrado que la pérdida de peso y de masa muscular, asociadas a esta
condición, suponen una peor evolución y tolerancia de los tratamientos
oncológicos. La pérdida de peso involuntaria y la desnutrición son muy
frecuentes durante el cáncer, especialmente en fases avanzadas y en ciertos
tipos de tumores, asociándose con hasta un 20% de las muertes en estos
pacientes.
Además, la desnutrición va relacionada con la astenia
(sensación de debilidad, falta de energía) es un síntoma muy común en los
pacientes con cáncer que puede persistir durante meses, o incluso años, después
de haber finalizado el tratamiento. En la población sana la astenia puede
suponer una respuesta funcional al estrés físico o psíquico y debe tener un
efecto protector. En los pacientes de cáncer, esta respuesta funcional ha
perdido su efecto protector y no mejora tras el reposo o descanso.
Los especialistas señalan que el paciente oncológico
generalmente recibe un tratamiento nutricional tardío y hasta el 30% de los
pacientes oncológicos con mal pronóstico no recibe un adecuado tratamiento nutricional.
En este aspecto, resaltan como un factor de alta importancia la valoración y el
seguimiento del riesgo nutricional de los pacientes oncológicos, tanto en el
momento del diagnóstico como a lo largo del tratamiento, usando una herramienta
de valoración de la desnutrición. Por ello, se tornan necesarios un examen
físico completo y conocer la historia clínica del paciente para determinar el
origen de qué le está dificultando la ingesta para poder establecer un
tratamiento eficiente. Los valores antropométricos más utilizados por los
especialistas son la reducción de peso y el índice de masa corporal (IMC). En
concreto, una reducción de peso superior al 10% en los últimos 6 meses o del 5%
en menos de un mes, así como un IMC <20kg/m2 se consideran criterios
relacionados con un estado de desnutrición.
Los pacientes oncológicos son un colectivo especialmente
vulnerable ante el coronavirus Covid-19 ya que cuentan con un sistema inmune
más debilitado, sobre todo en aquellos pacientes que siguen un tratamiento de
quimioterapia.
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