(AZprensa) Han pasado más de 30 años desde que la nave
Voyager 2 voló a 81.433 kilómetros
por encima de las nubes de Urano, recopilando datos que revelaron dos nuevos
anillos, 11 satélites nuevos y detectaron temperaturas inferiores a -214 ºC.
Desde entonces, ninguna otra nave se ha acercado a Urano y poco más hemos
conocido de él, a pesar de ser uno de los planetas más grandes de nuestro
sistema solar y estar mucho más cerca que Plutón, del que ahora conocemos más
en detalle tanto en datos como en imágenes de su superficie.
Pues bien, un equipo de científicos ha vuelto a estudiar
los datos recopilados por aquella misión y se ha llevado una sorpresa al
descubrir cómo sin darse cuenta, aquella misión (la Voyager 2) voló a través de
un plasmoide, es decir, una burbuja magnética gigante que lanza la atmósfera de
Urano hacia el espacio.
Este fenómeno, la pérdida de atmósfera, ya era conocido
en otros planetas, pero no en Urano. Planetas como Venus (que lanza hidrógeno
al espacio), o Júpiter y Saturno, también están perdiendo una parte de su
atmósfera, aunque no tanta como la que ahora han detectado en Urano. Pero ¿y la
Tierra? Pues nuestro planeta también la está perdiendo, pero no hay que
alarmarse porque lo hace en tiempos planetarios; por poner un ejemplo: Marte
era muy parecido a la Tierra y perdió casi toda su atmósfera… pero esto le
llevó cuatro mil millones de años.
En definitiva, hemos aprendido algo más sobre este vecino
desconocido que es Urano, un planeta realmente curioso porque, por ejemplo,
gira casi completamente de lado, completando una vuelta en sólo 17 horas, y el
eje de su campo magnético apunta a 60 grados de distancia de ese eje de giro,
por lo que a medida que el planeta gira, su magnetosfera, el espacio tallado
por su campo magnético, se tambalea como un balón de fútbol mal lanzado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario