(AZprensa) Muchas veces nos preguntamos si los medios de
comunicación son objetivos a la hora de dar las informaciones, es decir, si
existe la imparcialidad a la hora de transmitir cualquier noticia. Y la
respuesta es un rotundo “NO” como tampoco los seres humanos nos caracterizamos
precisamente por la imparcialidad, sino que siempre teñimos las cosas según
nuestras ideas, deseos, prejuicios, intereses, etc.
El buen periodismo tiene que ser independiente e imparcial, dar las informaciones tal como se producen, sin añadirles ningún sesgo ni interpretación, para que sea el propio lector quien se forme su propia opinión a partir de unos hechos concretos. Esto no quiere decir que los medios no puedan dar opinión, pero esta debería ir siempre claramente identificada, igual que cuando una empresa comercial paga por una información periodística se pone bien visible el encabezado de “publirreportaje”.
Pero la realidad es bien distinta y sólo hay que ver cualquier diario o emisora de radio para darse cuenta inmediatamente de cuál es su afinidad política. Algunos ya se autodefinen como “periódico de izquierdas, etc.” con lo cual se les agradece que te informen de cómo van a tratar las informaciones, pero otros en cambio se presentan como adalides de la “independencia” e “imparcialidad”, cuando la realidad te demuestra que no lo son.
Los editores y propietarios de los medios de comunicación, ponen estos al servicio de “su” partido político, el cual les dará a cambio no sólo publicidad sino también otra serie de prebendas (influencias) menos confesables y que serán provechosas para su negocio. Pero no sólo es cuestión de política; también los deportivos “se deben” al equipo más potente de su ciudad, relegando la información del resto de equipos y deportes a un segundo plano. E incluso la prensa especializada de cualquier sector, también tiene sus servidumbres: sus anunciantes, a los que defenderán ante cualquier ataque o problema que les afecte.
En definitiva, un lector sólo tiene dos opciones: comprar o escuchar cualquier medio pero sabiendo que tendrá que esforzarse para distinguir la contaminación de las informaciones y quedarse sólo con la esencia de lo sucedido, o bien simplemente dejarse llevar y comprar y escuchar aquél medio que sea afín a sus propias ideas aceptando así que la imparcialidad no existe.
Cuando la información se da en un “Editorial” no se engaña a nadie, ya sabemos que ahí queda impresa la opinión del editor.
“Editoriales diferentes”: https://amzn.to/3KB9Frr
El buen periodismo tiene que ser independiente e imparcial, dar las informaciones tal como se producen, sin añadirles ningún sesgo ni interpretación, para que sea el propio lector quien se forme su propia opinión a partir de unos hechos concretos. Esto no quiere decir que los medios no puedan dar opinión, pero esta debería ir siempre claramente identificada, igual que cuando una empresa comercial paga por una información periodística se pone bien visible el encabezado de “publirreportaje”.
Pero la realidad es bien distinta y sólo hay que ver cualquier diario o emisora de radio para darse cuenta inmediatamente de cuál es su afinidad política. Algunos ya se autodefinen como “periódico de izquierdas, etc.” con lo cual se les agradece que te informen de cómo van a tratar las informaciones, pero otros en cambio se presentan como adalides de la “independencia” e “imparcialidad”, cuando la realidad te demuestra que no lo son.
Los editores y propietarios de los medios de comunicación, ponen estos al servicio de “su” partido político, el cual les dará a cambio no sólo publicidad sino también otra serie de prebendas (influencias) menos confesables y que serán provechosas para su negocio. Pero no sólo es cuestión de política; también los deportivos “se deben” al equipo más potente de su ciudad, relegando la información del resto de equipos y deportes a un segundo plano. E incluso la prensa especializada de cualquier sector, también tiene sus servidumbres: sus anunciantes, a los que defenderán ante cualquier ataque o problema que les afecte.
En definitiva, un lector sólo tiene dos opciones: comprar o escuchar cualquier medio pero sabiendo que tendrá que esforzarse para distinguir la contaminación de las informaciones y quedarse sólo con la esencia de lo sucedido, o bien simplemente dejarse llevar y comprar y escuchar aquél medio que sea afín a sus propias ideas aceptando así que la imparcialidad no existe.
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