domingo, 24 de septiembre de 2023

Mayores con reparos

 
(AZprensa) A los jóvenes de hoy esto les parecerá ciencia ficción, pero hubo un tiempo, allá por la primera mitad del siglo XX en que existía la censura cinematográfica, la cual revisaba todas las películas que se querían estrenar en España para comprobar si eran aptas desde un punto de vista moral y político.
 
Los censores decidían si la película era apta o no para proyectarse en los cines españoles, y también decidían si para ello era necesario cortar algunas escenas y/o cambiar algunos diálogos. Después de eso, las clasificaban de la siguiente forma:

1.- Apta para niños
2.- Apta para jóvenes
3.- Para mayores de 21 años
3R.- Para mayores, con reparos
4.- Gravemente peligrosa
 
Hay que aclarar que por entonces las películas no tenían los niveles de violencia, sexo e incorrección social y política que tienen ahora; de hecho, si esa misma censura se aplicase al cine actual, casi todas las películas serían calificadas con un 4 (gravemente peligrosa), las más light actuales como 3R (para mayores con reparos) y quizás las películas infantiles y de dibujos sólo estuviesen autorizadas para jóvenes, pero nunca para niños.
 
Como tuve la suerte de ir al cine desde niño no es de extrañar lo que un día le respondí al cura de mi pueblo cuando me preguntó que qué quería ser de mayor. Cualquier niño a esa edad hubiera respondido que quería ser bombero, policía, astronauta, futbolista… pero no, yo le respondí que de mayor quería ser “clasificador de películas” y cuando –todo asombrado- me preguntó el por qué, le respondí que “porque así podría ver todas las películas”.
 
Poco después se cambió esa clasificación y las del 3 pasaron a ser para mayores de 16 años y yo estaba deseando cumplir esa edad para poder ver ¡por fin! “películas de mayores”. Pero ¡mala suerte la mía! tan sólo un par de meses antes de que cumpliese los 16 años volvieron a cambiar el sistema de censura y lo dejaron así:
-          Para todos los públicos
-          Para mayores de 7 años
-          Para mayores de 18 años
Así que vi con tristeza cómo tendría que esperar dos años más, hasta cumplir los 18, para poder ver “películas de mayores”. Afortunadamente, esa nueva clasificación sólo aplicaba a las películas  nuevas, todas aquellas que ya se hubiesen estrenado anteriormente con una calificación de “mayores de 16 años” la seguirían manteniendo, aunque lógicamente esas películas ya no iban a estar en las salas de estreno sino en los cines de barrio.
 
Fue así como encontré una vía de escape a través de los múltiples cines de barrio en donde cada semana se podía ver un nuevo programa doble de películas que llevaban la antigua calificación de “mayores 16 años”. Y no creáis que era un trámite sin más, no, porque a todos los que aparentábamos tener menos de 16 años nos pedían el carnet de identidad antes de dejarnos pasar al cine.
 
Tanta era mi afición por el cine que recuerdo haber batido un record mundial aunque por aquél entonces no existía el libro Guinness y por consiguiente no pudo ser homologado: Durante dos semanas de vacaciones un mes de agosto fui 14 días consecutivos al cine y la mayoría de aquellos días no vi una película sino dos, aprovechando los programas dobles de mis queridos cines de barrio.
 
La censura del cine en España empezó en 1912 y duró hasta 1977 en que se abrió la veda para que cada cual hiciese lo que le diese la gana. Pasamos de la censura paternalista al desmadre. Y los productores de cine aprovecharon ese desmadre para explotar los más bajos instintos de los seres humanos y así ganar notoriedad y dinero con sus películas.
 
Pero no creáis que guardo malos recuerdos de la censura. Siempre hay que ver el lado bueno de las cosas y en este caso, la censura fue un aliciente para que los directores de cine (los buenos) le echasen mucha imaginación e ingenio a su trabajo para transmitir lo que querían sin verse censurados.
 
Por otra parte, ver películas de los años 50, 60 y 70 resulta mucho más entretenido, agradable y enriquecedor que ver películas actuales en donde la violencia, la grosería y el sexo campan a sus anchas sin que venga a cuento. Siempre ha sido mucho más bonito y más inteligente sugerir que mostrar.
 

Esta mítica serie de televisión de los años 80 escondía un mensaje secreto que ahora ha sido desvelado…
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