(AZprensa)
Basta con repasar pasajes de la Biblia o de cualquier libro de historia para
comprobar cómo siempre ha atraído sobremanera la interpretación de los sueños.
Se han visto como vivencias sagradas que nos ayudan a prevenir calamidades o
nos anuncian nuestro destino. Reyes y gobernantes acudieron a los expertos de
su época para que les ayudasen a desentrañar el misterio de sus sueños y esos
“expertos”, envueltos en su áurea de interlocutores de los dioses les contaron
a esos reyes lo que les vino en gana, de tal forma que si acertaban decían
aquello de “ya lo avisé”, y si se equivocaban inventaban cualquier excusa para
decir que otros acontecimientos posteriores impidieron que aquello anunciado en
el sueño se realizase.
En los tiempos modernos, el papel de los sacerdotes y gurús del pasado lo han tomado los psicólogos y psiquiatras, pero con el mismo nivel de acierto: ninguno. Cuando aciertan es por casualidad o por sugestión sobre el soñador; cuando fallan, nunca es culpa suya sino de otros acontecimientos externos que sobrevinieron.
Y entre medias de unos y otros están los “videntes”, los “horóscopos” y toda esa parafernalia de farsantes que se valen de la buena fe y la credulidad de la gente para hacer su negocio sin el más mínimo escrúpulo.
Con
esa manía que tienen otros de considerarse capaces de interpretar tus propios e
íntimos sueños, hasta los hay que han publicado “Diccionarios de símbolos” para
afirmar que cuando se sueña con tal cosa significa lo que ellos te dicen que
significa. Así, de forma generalizada para todos los habitantes del planeta a
lo largo de los milenios. Es igual que eso de los horóscopos: dividen a los
8.000 millones de habitantes del planeta en sólo 12 tipos o clases de personas.
Esto quiere decir que si tú eres Capricornio y tu horóscopo te dice tal cosa,
eso mismo es válido para 666 millones de personas (la doceava parte de 8.000
millones de personas). ¿De verdad te crees que esos consejos del horóscopo son
válidos para 666 millones de personas? No hagas caso ni de horóscopos de
diccionarios de símbolos que pretenden decirte que cada cosa o situación que
aparezca en tu sueño tiene un significado concreto, el mismo para 8.000
millones de personas que en algún momento de sus vidas hayan podido soñar con
lo mismo.
En definitiva, por mucho que leas que “los sueños tienen tres niveles de explicación: la interpretación literal, la psicológica y la sagrada”, no te fíes. Los sueños pertenecen a otra dimensión que nuestra capacidad actual de razonamiento no puede alcanzar. Oirás o leerás que las caídas significan tal cosa, la desnudez en público significa otra cosa, y así sucesivamente se inventan interpretaciones para temas recurrentes en los sueños tales como el fuego, la muerte, los viajes, los vuelos, el agua, etc. y se quedan tan anchos.
Así que debemos dejar bien clara una cosa: El elemento principal que permite conocer la interpretación de un sueño (si es que son interpretables, que eso es otro asunto que cabría debatir) es uno mismo y por lo tanto nadie puede conocerse mejor que uno mismo, así que no pretenda nadie interpretar tu sueño cuando ni siquiera te conoce a ti tan en profundidad como puedas conocerte tú a ti mismo.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El cine y el misterio”: https://www.amazon.es/dp/B0DJF3M3ZW
En los tiempos modernos, el papel de los sacerdotes y gurús del pasado lo han tomado los psicólogos y psiquiatras, pero con el mismo nivel de acierto: ninguno. Cuando aciertan es por casualidad o por sugestión sobre el soñador; cuando fallan, nunca es culpa suya sino de otros acontecimientos externos que sobrevinieron.
Y entre medias de unos y otros están los “videntes”, los “horóscopos” y toda esa parafernalia de farsantes que se valen de la buena fe y la credulidad de la gente para hacer su negocio sin el más mínimo escrúpulo.
En definitiva, por mucho que leas que “los sueños tienen tres niveles de explicación: la interpretación literal, la psicológica y la sagrada”, no te fíes. Los sueños pertenecen a otra dimensión que nuestra capacidad actual de razonamiento no puede alcanzar. Oirás o leerás que las caídas significan tal cosa, la desnudez en público significa otra cosa, y así sucesivamente se inventan interpretaciones para temas recurrentes en los sueños tales como el fuego, la muerte, los viajes, los vuelos, el agua, etc. y se quedan tan anchos.
Así que debemos dejar bien clara una cosa: El elemento principal que permite conocer la interpretación de un sueño (si es que son interpretables, que eso es otro asunto que cabría debatir) es uno mismo y por lo tanto nadie puede conocerse mejor que uno mismo, así que no pretenda nadie interpretar tu sueño cuando ni siquiera te conoce a ti tan en profundidad como puedas conocerte tú a ti mismo.
(Continuará…)
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El cine y el misterio”: https://www.amazon.es/dp/B0DJF3M3ZW
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