Posiblemente el primero de los grandes premios para
Visitadores Médicos en el que de alguna manera colaboré (tareas de comunicación
y motivación para alcanzar dicho premio) fue el de un viaje a París para los
Visitadores que vendieran más ejemplares del corticoide Triniol. Como no es lo
mismo trabajar de Visitador en una gran ciudad que en una pequeña, se
establecieron tres premios, uno para el mejor de Barcelona y Madrid, otro para
el mejor de aquellas provincias que tenían varios Visitadores, y otro
finalmente para el mejor de aquellas otras provincias con un solo Visitador. De
esta forma, cada uno estaría luchando por el premio en igualdad de condiciones.
Recuerdo que los ganadores fueron Pascual Fernández
(Barcelona), Brinquis (Zaragoza) y García Fernández (Almería). A cada uno de
ellos le correspondió un viaje de una semana, para dos personas, con todos los
gastos pagados. Había también un segundo premio que consistía en un viaje de
iguales características pero cuyo destino era Palma de Mallorca. La lucha fue
difícil y como reconoció García Fernández “el hecho de lo reñido lo demuestra
que al final solo ha habido una diferencia de ejemplares vendidos de 35
respecto al segundo”.
Pude comprobar, ya en 1975, como este tipo de premios
motivaba más que el dinero. Como reconoció García Fernández “al fin y al cabo
con el dinero ya sabemos lo que ocurre, se destina a tres o cuatro cosillas y
al final resulta que se queda uno sin dinero, y después de la ilusión de los
primeros días, se pasa. Por el contrario un premio de este tipo es algo que se
recuerda toda la vida”.
Estoy seguro que Pascual Fernández, Brinquis y García
Fernández, todavía lo siguen recordando con agrado, al igual que muchos de los
que participamos en aquella promoción que por aquél entonces era algo
excepcional y después se ha convertido en algo habitual.
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