Cualquier persona conoce lo que es la literatura: el arte que utiliza como
instrumento la palabra y, por extensión, el conjunto de producciones
literarias. Sin embargo cuando yo empecé a trabajar en la industria
farmacéutica conocí una nueva acepción de la palabra “Literatura”: soporte de
papel en el que se imprimen las ventajas de un producto para que el visitador
médico se las presente al médico y consiga la receta del producto en cuenstión.
Esas
“literaturas” podían ser de diversas formas. Estaba el “Tarjetón” que, como su
nombre indica, era como una tarjeta de visita pero más grande, más o menos un
21x28 cms. o un poquito inferior, la cual solía llevar en una cara una imagen
gráfica y frase de impacto y por el reverso los puntos promocionales o
argumentos del producto. Después, y por orden de menos a más, estaba el
“Depliant”, más conocido como “Díptico”. Con algo más de extensión estaba el
“Tríptico”, que era el que menos gracia le hacía a los visitadores médicos
porque les hacía extender demasiada cantidad de papel ante los ojos del médico
y, sobre todo cuando la visita era de pie, resultaba bastante incómodo de
utilizar. Y finalmente estaba la “Brochure”, conocida hoy como “Folleto”, que
podía ser de 8 o de 12 páginas; este último sólo se utilizaba para el
lanzamiento de los nuevos productos (porque era necesario explicar más cosas)
y/o para aquellos productos que se presentaban en primer lugar de la visita y
ocupaban la mayor parte del tiempo de la visita.
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