En el campo de la anestesia, el Instituto Farmacológico
Latino contaba con dos anestésicos ampliamente utilizados: Deydrobenzperidol y
Thalamonal. Eran productos muy antiguos, muy utilizados y con un precio muy
bajo, tan bajo que no compensaba invertir en dinero en su promoción. Sin
embargo yo propuse (y así se hizo) dedicar tiempo de visita para promocionar
estos productos, no porque el aumento de su utilización compensase el gasto,
sino porque los anestesiólogos (les gusta más este nombre que el de anestesistas) podían ser unos eficaces aliados de nuestros
visitadores médicos a la hora de aumentar nuestra penetración hospitalaria. Así
se hizo, y los anestesiólogos (en aquella época casi nadie los visitaba y
agasajaba) se sintieron tan agradecidos de que algún laboratorio les hiciese caso,
que estrecharon sus lazos de amistad con los visitadores de Latino y les
ayudaron a la hora de conseguir contactos, entrevistas, etc. con otras personas
clave de los hospitales de cara a introducir el resto de productos del
amplísimo vademécum de este laboratorio...
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